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5 de abril de 2016

Los cajeros automáticos, una trampa mortal

El hacer uso de los cajeros automáticos durante la noche, puede ser causa de exponer la vida, particularmente en una ciudad que desde hace varios años carece de vigilancia policíaca, tal como lo escribe Higinio Esparza Ramírez luego de que un joven murió al ofrecer resistencia a un asalto, cuando salía del cajero automático ubicado en el banco HSBC del bulevar Alemán y calle Campeche de la Colonia Las Rosas de Gómez Palacio, el texto nos fue enviado para su publicación en el blog por conducto de Jesús Máximo Moreno Mejía.

Minutos después de las nueve de la noche del sábado 26 de marzo de 2016, un hombre joven fue asesinado a balazos por dos delincuentes que lo asaltaron al salir del cajero automático del banco HSBC ubicado en el bulevar Alemán y la calle Campeche de la colonia Las Rosas de Gómez Palacio.
Los criminales le dispararon a la cabeza y al cuerpo porque se resistió a entregarles el dinero y su billetera, de los cuales finalmente fue despojado de manera artera, en presencia de una joven mujer que lo acompañaba en el automóvil en el cual se disponía a retirarse del área bancaria, extrañamente desprotegida y solitaria a temprana  hora de la noche.
Los delincuentes escaparon hacia la ciudad de Lerdo, aprovechando la ausencia  de vigilancia en un  corredor inter urbano con intenso tránsito vehicular,  actividades comerciales, alimentarias y de entretenimiento de diversa índole,  con dos o tres antros de variados vicios que abren toda la noche y cierran hasta las cinco o seis de la mañana siguiente.
En la vía de comunicación citada que une a Gómez Palacio y Lerdo a partir del puente plateado que conecta con Torreón,  operan siete bancos con cajeros automáticos integrados:  Banorte, Banco del Bajío, HSBC, Santander, Bancomer, Banamex y Scotiabank.  A los cajeros acuden por las noches hombres y mujeres confiados y seguros de que no les pasará nada,  salvo el crecimiento de sus deudas personales, pero lo del sábado demostró lo contrario: exponen la existencia,  no sólo sus bienes materiales los cuales al fin y al cabo son recuperables pero  la  vida no.
No hay vigilancia policíaca nocturna en ninguno de esos sectores ni en el resto del bulevar Alemán y hay cajeros –como el de HSBC profusamente iluminado pero lóbrego y atemorizante a la vez, por lo que  pocas personas se aventuran a pasar por sus cercanías desde aquella fatídica noche. Los que lo hacen aún, es que siguen ignorando la tragedia.
En la arteria principal conurbada,  operan, además de los bancos mencionados,  dos centros comerciales Soriana,  el primero localizado en el sector oriente con una tienda City Club anexada;  la Plaza Imagen con las tiendas Sears como eje comercial y los pollos fritos Chicken como gancho; los restaurantes Martin’s, Los Farolitos y  Mcdonald y varios negocios similares a lo largo de la vía carretera,  así como los comedores especializados en los tacos de carne de res y de pollo, uno de ellos que sólo funciona de tarde-noche en una de las banquetas contiguas al New York,  comedero supuestamente especializado en platillos internacionales; sus desayunos, sin embargo,  consisten el chilaquiles muy picosos y huevos estrellados.
Hay dos gasolineras y otras tantas farmacias –Guadalajara y Benavides- que tienen numerosa clientela durante las noches y  agencias automotrices en fila: Ford,  Chevrolet, Volskwagen, Chrysler y Nissan. Entreverados, Waldo y Autozone, los hot dog, las hamburguesas,  los burros en tortillas de harina y los caldos de pollo de La Malinche,  comida rápida de gran demanda entre los noctámbulos recién salidos de los tugurios Los Barriles,  el Rorro Bar,  el Bule Disco y el célebre Golfito, el único bar dizque familiar que invariablemente cierra a las doce de la noche.
En el sector poniente se hallan la delegación regional de la secretaría de Desarrollo Social y su programa de “70 y más”,   las oficinas del  comité municipal del DIF, la escuela primaria federal “Profesor Antonio Caso” y  la Recaudación de Rentas del Estado de Durango. Alrededor de la monumental Torre Eiffel- en la parte oriente del bulevar, funcionan el teatro de Gómez Palacio Alberto M. Alvarado,  el centro de convenciones Francisco Zarco con los cines de Multimex a sus espaldas; la  Junta de Conciliación y Arbitraje y las oficinas del Infonavit, todo un sector con árboles,  camellones  y paseos que congrega, por las noches, a familias que buscan descanso y relajamiento.  Los niños que las acompañan, juegan a placer debajo de la estructura de fierro y en los jardines.
En el otro extremo figuran el Centro de Medicina Ambulatoria número 53 del IMSS y la clínica del ISSSTE,  las dos con fuerte actividad nocturna. A dos cuadras del bulevar y la prolongación Jesús Agustín Castro,  hacia el sur, los almacenes Sam fortalecen la actividad comercial en el concurrido sector.
La intención de este largo escrito, es para dar una idea aproximada del vigoroso movimiento que genera el corredor industrial, comercial y de servicios variados a la comunidad lagunera, una situación que requiere con urgencia tareas de protección y seguridad no sólo de día, sino preferentemente de noche, a fin de  salvaguardar la vida de las ciudadanas y ciudadanos que siempre estarán expuestos al peligro imprevisto.
El atentado absurdo, cruel y desalmado que segó una vida joven y hundió en profunda tristeza a sus familiares, de ninguna manera debe repetirse a causa de la indolencia oficial y de los propios bancos que no brindan ninguna seguridad a los usuarios.
Propongo el cierre de los  cajeros de las siete de la tarde a las diez de la mañana del siguiente día, con la certeza de que muy pronto nos acostumbraríamos al nuevo horario, como sucede con los de los bancos. Nadie acude a estos últimos de noche y menos de  madrugada ¿verdad?
Del mismo modo me permito lanzar una voz de alerta a los usuarios para que no utilicen los despachadores electrónicos de billetes en las mañanas temprano y menos en la noche y si tienen necesidad de retiros urgentes, deberán solicitar protección de los agentes de seguridad ya sea del sector oficial o particular o de plano, abstenerse de realizar ese tipo de trámites en las horas de mayor riesgo. Llevar a familiares y amigos como acompañantes  tampoco sirve de nada pues hasta ellos corren peligro. Y por ningún motivo deberán resistirse a los atracos como el del sábado,  pues va de por medio la existencia. Estos no son tiempos para asumir actitudes heroicas. 
Hace muchos años la Policía Municipal de Gómez Palacio ofrecía servicios de protección a los particulares, especialmente a los que acudían a los bancos a retirar dinero para pago de nómina a sus trabajadores; el programa asistencial tuvo buenos resultados. Sería deseable que el alcalde reactivara el cuerpo policiaco local con lo cual habría márgenes más amplios de seguridad en la vía pública principalmente en las noches y en este caso, alrededor de los cajeros automáticos. Los ladrones homicidas, entonces sí, tendrían un freno directo y efectivo.
Recuerdo la presencia de patrullas de tránsito y policía durante las noches en el bulevar Alemán, una vigilancia que desalentaba a los malhechores. Lamentablemente desaparecieron (aquéllos, no éstos) desde hace mucho tiempo y ahora es un campo libre para atentados bandoleros. Si acaso y excepcionalmente, algunos y muy contados malos agentes mordían o asaltaban, pero no mataban.
Y que no salga la autoridad con el cuento de que fue un hecho aislado y minimice la violencia con el falaz argumento de que los homicidios van a la baja.
Hay angustia entre la población lagunera por la barbarie que impera en nuestras calles. Un retiro de cinco mil pesos de un cajero público –cantidad máxima diaria que entregan las máquinas automáticas- no puede llevarnos al desamparo y mucho menos a la muerte.