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FIDENCIO Treviño
Maldonado. |
La forma como en MÉXICO se trata a la infancia nos es relatada en dos estampas por FIDENCIO TREVIÑO MALDONADO.
Sin duda alguna uno de los oscuros paisajes que la sociedad actual vive es el maltrato en toda su expresión a los niños. Estos, víctimas de abusos de parte de una sociedad desquiciada, envuelta en una violencia acosadora sobre los más desprotegidos e inermes como son los niños. Niños algunos que desde temprana edad ven el lado perverso de adultos, en una nación que agoniza desahuciada y cuyo epitafio temprano se colapsan entre corrupción, injusticia, deshonestidad y deshumanización, sin respetar condición social. Las endebles estructuras de nuestro sistema social, político y sobre todo de justicia cuando de niños se trata ya sea el maltrato o las violaciones sobre la ley del trabajo, nuestras “incorruptas” autoridades son cobardes con el síndrome del avestruz.
Está el caso de la región carbonífera de Coahuila, con la explotación de niños que desde temprana edad se convierten en topos, escarbando en las tripas de la tierra para que los monopolios del carbón y las distintas fundidoras o una termoeléctrica funcione, alguien se llena los bolsillos de dinero y nadie, incluyendo derechos humanos mueve un dedo, ni el mismo IMSS tan celoso de sus cuotas y sus agremiados, lo mismo pasa en los campos de cultivo y cosecha en Sinaloa, Sonora, Coahuila, Guanajuato y otros estados en donde enganchadores esclavizan miles de niños y sus familias, esto en las narices de los defensores, luchadores sociales, la llamada izquierda y hasta defensores de los preceptos animales e incluyendo a los impartidores de justicia, lo peor, estos niños trabajan ingratas y largas jornadas entre insecticidas, plaguicidas, herbicidas en el agua o foliares.
Alguien miente, la SEP, la sociedad o el mismo gobierno en su círculo dantesco se devuelven la bolita, cuando se habla de la carta Magna respecto al Art. Tercero sobre de que la educación es laica, es una vil mentira para comenzar menos ahora con la apertura del artículo 24, pero bueno, gratuita; otra sofisma más ya que sólo hay que preguntarle a los padres de familia de cualquier escuela pública, lo que cuesta la inscripción y lo que vale un diploma o ya no se diga titulo y, Obligatoria ¿Para quién, el gobierno, el niño, el padre o el profesor? esa es la mentira más grande y si es obligatoria entonces que hacen los niños en las esquinas limpiando vidrios, en los semáforos, de traga fuego, payasitos, malabaristas, cuidando coches, franeleros, afuera de antros, bares y restaurantes, etc. Ahí muere el estado de derecho tan pregonado por nuestra ilustre clase política y que a cada rato cuando brincan de un puesto a otro juran ante la bandera y hasta besan la Carta Magna.
Dos historias de la vida real: Hace años (2004) en el festival cervantino celebrado en Guanajuato, festival de relumbrón y pompa, la ínsula nacional de la cultura y que esa noche en un faustuoso teatro se celebraba una gran obra, donde lo más granado de la sociedad, desde luego contando con personalidades a nivel nacional e internacional en las artes y cultura. A ciento cincuenta metros de la euforia artística, en el estacionamiento se desarrollaba un drama, una señora de 52 años que aparentaba tener setenta, ofrecía a su hija que aun no cumplía los 14 años a los hombres que llegaban solos al estacionamientos aledaños al teatro, la ofertaba para servicios de sexo. La mujer y la niña fueron llevadas a la demarcación policiaca y lo que dijo la señora fue para dejar helado a cualquiera: —La ofrezco porque yo estoy muy vieja y ya no sirvo para hacer el sexo, sin embargo mi hija para eso está— la señora confesó que cobraba entre 150.00 a 200.00 pesos y en lugares de “gente bien” era en donde desde hacia como dos años salían los mejores clientes y que ella no era la única ya que conocía otras familias en donde la madre e hijas de 12 y 14 años también hacían eso.
Señora “respetable”, profesionista divorciada y con asomo de tabaquismo delirante, recurre a los diversos hospitales, clínicas y otros centros médicos a altas horas de la noche, nadie le presta atención al niño de 14 meses de edad, que la señora sin soltar su cigarrillo carga, el pañal sucio es lo único que trae como ropaje, piernitas y glúteos con verdugones color violeta, quemaduras de cigarrillo en la espalda y hombros, tres deditos de la mano derecha desarticulados, el bebe ya no llora, sólo emana un leve quejido y sus ojitos rasados en lágrimas miran con el dolor interno y la impotencia ante la tortura que le espera si sigue llorando. Fue el amante de la señora quien desde hace tiempo lo tortura, sólo porque el niño llora o por cualquier motivo.
Lo peor está por venir, sucede que ante la agencia del ministerio público, por la insistencia de los doctores del ISSSTE que al fin se dignan atenderlo, con la condición que ponga la denuncia. Tal denuncia no procede porque, sucede que el agresor es abogado, casi jefe de algunos Ministerios Públicos (padrino).
Esto sucedió en Pachuca, Hidalgo en este año de gracia del señor 2012. Las dos notas anteriores llegaron hasta las más altas esferas de nuestras incorruptas autoridades, pero no pasaron de ser simples estadísticas, gráficas y declaraciones bofas que cada día escuchamos por la llamada Casta Divina; Es decir los Políticos que nos gobiernan.
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