Fidencio Treviño Maldonado |
Jóvenes
extranjeros que llegan y se apoderan de las playas en Cancún, en Acapulco,
Manzanillo, Puerto Vallarta, Los Cabos entre otros puntos paradisíacos que la
naturaleza conserva, ya que los mexicanos somos como Atila, por donde pasamos
ni la hierba crece.
Los
niños bien de Canadá, Estados Unidos de Norteamérica, y de algunos países
europeos (Inglaterra, Francia, Italia y Suecia) viven el mentado Spring
Breaker, entre desenfreno, alcohol, fiestas y sexo, en forma por demás grotesca
y descarada despilfarran su dinero en licor, cerveza, antros y ahora hasta
droga, sobre todo mariguana a placer.
Es
común verles desnudos o semidesnudos en parejas, en montones o vagar solos bien
servidos, es decir hasta el cuello de borrachos ante la complacencia de nuestra
muy celosa policía en esos puertos sin que nadie, ni los ministerios públicos,
los jueces o alguna autoridad les llame la atención.
Son
jóvenes de ambos sexos que vienen a cometer en México los excesos a que no se
atreven en sus lugares de origen: deambulan con vasos de licor, cerveza y otros
tipos de bebidas alcohólicas, abusan de las drogas, se relacionan sexualmente
entre ellos, sin pudor, en la playa y lugares públicos, sólo para demostrar que
el tiempo, la tierra y la ley son de ellos.
Lo
que debemos de entender es que en nuestro país La observancia de la ley es
vigente solo para algunos –obliga a los más jodidos, a la gente común, de aquí-
pero no a los dueños del dinero a los políticos y a los gobernantes y mucho
menos a los extranjeros.
La
ley se aplica solo a los desheredados –a las mayorías- de tal manera que si un
policía te ve en la banqueta cerveza en mano, o en el interior de un vehículo
si no te “mochas” para sus refrescos vas sin baranda al bote y es peor si te
sorprenden acariciándote con tu pareja, entonces te remiten por faltas a la
moral.
Los
jóvenes extranjeros, en cambio, pueden bailar, emborracharse, deambular
desnudos en las playas y en pleno centro de Cancún, Acapulco, Puerto Vallarta e
incluso en Los Cabos, de Baja California en donde policías mexicanos cuidan que
no pase ningún connacional a esas playas mexicanas, exclusivas para
extranjeros.
Ahí
los estudiantes extranjeros, procedentes de universidades caras, visitan
nuestro país para hacer aquí lo que les viene en gana, incluso defecar y orinar
donde la necesidad los sorprenda, aunque eso sea algo mal visto en lugares
civilizados.
De
por si nuestro país es un caos en todos los aspectos, bien podemos anticipar lo
que nos espera dentro de no mucho tiempo, con estos jóvenes que vienen a
ponernos la muestra de lo que es el
mundo existencial y sicodélico en que ellos se desenvuelven y que vienen
a realizar aquí lo que no les permiten en sus lugares de origen.
Este
es el turismo que los hoteleros y restauranteros de México quieren, no nos deja
mentir la intensa promoción que realizan para que nos visiten pues al fin de
cuentas aquí es permitida e incluso deseada la basura extranjera pues no basta
con la que tenemos.
Ahora,
con la despenalización de la posesión y consumo de marihuana el olor a petate
quemado rebasará en los próximos veranos el del pescado y los mariscos en
muchos puertos y lugares turísticos de nuestro país. ¡No te acabes México!