José María Mena Rentería. |
Torreón es una ciudad en agonía y ese estado deriva de la inseguridad
que prevalece y que las autoridades constituidas no han podido combatir
eficientemente, y es que Eduardo Olmos Castro, alcalde en funciones es ausente además de inepto. La buena
noticia es que le quedan menos de cuarenta días como primera autoridad de La Perla de la
Laguna, la mala es que su
sucesor Miguel Ángel Riquelme según
lo visto, no es mucho mejor que el que se va. La columna de José María
Mena Rentería se publicó en la edición de noviembre de
El
Periódico de Saltillo.
La
de Torreón es una ciudad en agonía. Su postración deriva de la inseguridad que
las autoridades, estatales y municipales, son incapaces de revertir. En su
seno, la comisión de todo tipo de delitos van impunes en tanto a los habitantes
de la otrora “Perla de La Laguna”, no queda sino esperar que la violencia no
los alcance.
Ocioso
es puntualizar en la gama de crímenes que los agobian. De tiempo atrás y ante
una incompetencia manifiesta, la ciudadanía ha perdido toda credibilidad en sus
autoridades.
Entre
ellas, la que pudiese corresponder al presidente municipal Eduardo Olmos
Castro, que en tuerto afán, la define valedera. Por ejemplo, la de
restauranteros como los que días atrás cerraron sus negocios como acto de
protesta debido a los asaltos a mano armada y vejaciones sufridos por todos un
día sí y otro también.
Eduardo Olmos Castro. |
¿Y
qué dice el Edil al respecto? Lo que continuamente menciona: La “coordinación”
bajo la que, según su decir, actúan las policías municipal, estatal y federal,
milicia incluida, solo que…sin resultados que permitan palpar un abatimiento
real de índice delictivo. De ahí que la de Torreón sea una ciudad en agonía.
Lo
palpable es que en su perímetro urbano y alrededores, la violencia y la
comisión de delitos de toda laya azotan por doquier. Exactamente en el área
donde el gobernador Rubén Moreira Valdés expresara, días atrás, el supuesto de
que “los torreonenses están a toda madre”.
“Bono
de marcha”
Para
regidores, síndicos y funcionarios no habrá “bono de marcha”, o sea, el saqueo
rutinariamente cometido en perjuicio de la comunidad “disfrazado” con ése
término, para que los ubicados a nivel gobierno municipal en turno, tarasqueen
el ya muy trasculcado erario público.
Tan
“buena noticia” emitió a finales de octubre del año en transcurso, el alcalde
Eduardo Olmos Castro, puesta la mira -con sus adláteres- en el objetivo de
reunir poco más de 40 millones de pesos para entregar aguinaldos en diciembre
próximo.
De
Natalia Virgil Orona, síndica del Ayuntamiento, deriva diferente concepto:
Aunque quisieran “bono de marcha”, ya no hay dinero para ello”.
No
importa, pues según la funcionaria municipal “ya se lo dieron muchos durante
cuatro años”. La prueba, según agregó, “es la devastadora situación en que se
encuentran las finanzas municipales”.
Evaluar
tal caso, finalmente, corresponde a usted, amable lector, ciudadano que paga
impuestos y todo lo que los gobiernos estatal y municipal exigen…a cambio de
una rapiña inocultable.
mena_josemaria@hotmail.com.mx