El hacer uso de los cajeros automáticos durante la
noche, puede ser causa de exponer la vida, particularmente en una ciudad que
desde hace varios años carece de vigilancia policíaca, tal como lo escribe Higinio
Esparza Ramírez luego de que un joven murió al ofrecer resistencia a
un asalto, cuando salía del cajero automático ubicado en el banco HSBC del bulevar Alemán y calle Campeche de la Colonia Las
Rosas de Gómez Palacio, el texto nos fue enviado para su
publicación en el blog por conducto de Jesús Máximo Moreno Mejía.
Minutos después de las nueve de la noche del sábado 26
de marzo de 2016, un hombre joven fue asesinado a balazos por dos delincuentes
que lo asaltaron al salir del cajero automático del banco HSBC ubicado en el
bulevar Alemán y la calle Campeche de la colonia Las Rosas de Gómez Palacio.
Los criminales le dispararon a la cabeza y al cuerpo
porque se resistió a entregarles el dinero y su billetera, de los cuales
finalmente fue despojado de manera artera, en presencia de una joven mujer que
lo acompañaba en el automóvil en el cual se disponía a retirarse del área
bancaria, extrañamente desprotegida y solitaria a temprana hora de la noche.
Los delincuentes escaparon hacia la ciudad de Lerdo,
aprovechando la ausencia de vigilancia
en un corredor inter urbano con intenso
tránsito vehicular, actividades
comerciales, alimentarias y de entretenimiento de diversa índole, con dos o tres antros de variados vicios que
abren toda la noche y cierran hasta las cinco o seis de la mañana siguiente.
En la vía de comunicación citada que une a Gómez
Palacio y Lerdo a partir del puente plateado que conecta con Torreón, operan siete bancos con cajeros automáticos
integrados: Banorte, Banco del Bajío, HSBC,
Santander, Bancomer, Banamex y Scotiabank. A los cajeros acuden por las noches hombres y
mujeres confiados y seguros de que no les pasará nada, salvo el crecimiento de sus deudas
personales, pero lo del sábado demostró lo contrario: exponen la existencia, no sólo sus bienes materiales los cuales al
fin y al cabo son recuperables pero
la vida no.
No hay vigilancia policíaca nocturna en ninguno de
esos sectores ni en el resto del bulevar Alemán y hay cajeros –como el de HSBC
profusamente iluminado pero lóbrego y atemorizante a la vez, por lo que pocas personas se aventuran a pasar por sus
cercanías desde aquella fatídica noche. Los que lo hacen aún, es que siguen
ignorando la tragedia.
En la arteria principal conurbada, operan, además de los bancos
mencionados, dos centros comerciales
Soriana, el primero localizado en el sector
oriente con una tienda City Club anexada;
la Plaza Imagen con las tiendas Sears como eje comercial y los pollos
fritos Chicken como gancho; los restaurantes Martin’s, Los Farolitos y Mcdonald y varios negocios similares a lo
largo de la vía carretera, así como los
comedores especializados en los tacos de carne de res y de pollo, uno de ellos
que sólo funciona de tarde-noche en una de las banquetas contiguas al New
York, comedero supuestamente
especializado en platillos internacionales; sus desayunos, sin embargo, consisten el chilaquiles muy picosos y huevos
estrellados.
Hay dos gasolineras y otras tantas farmacias
–Guadalajara y Benavides- que tienen numerosa clientela durante las noches
y agencias automotrices en fila:
Ford, Chevrolet, Volskwagen, Chrysler y
Nissan. Entreverados, Waldo y Autozone, los hot dog, las hamburguesas, los burros en tortillas de harina y los
caldos de pollo de La Malinche, comida
rápida de gran demanda entre los noctámbulos recién salidos de los tugurios Los
Barriles, el Rorro Bar, el Bule Disco y el célebre Golfito, el único
bar dizque familiar que invariablemente cierra a las doce de la noche.
En el sector poniente se hallan la delegación regional
de la secretaría de Desarrollo Social y su programa de “70 y más”, las oficinas del comité municipal del DIF, la escuela primaria
federal “Profesor Antonio Caso” y la
Recaudación de Rentas del Estado de Durango. Alrededor de la monumental Torre
Eiffel- en la parte oriente del bulevar, funcionan el teatro de Gómez Palacio
Alberto M. Alvarado, el centro de
convenciones Francisco Zarco con los cines de Multimex a sus espaldas; la Junta de Conciliación y Arbitraje y las
oficinas del Infonavit, todo un sector con árboles, camellones
y paseos que congrega, por las noches, a familias que buscan descanso y
relajamiento. Los niños que las
acompañan, juegan a placer debajo de la estructura de fierro y en los jardines.
En el otro extremo figuran el Centro de Medicina
Ambulatoria número 53 del IMSS y la clínica del ISSSTE, las dos con fuerte actividad nocturna. A dos cuadras
del bulevar y la prolongación Jesús Agustín Castro, hacia el sur, los almacenes Sam fortalecen la
actividad comercial en el concurrido sector.
La intención de este largo escrito, es para dar una
idea aproximada del vigoroso movimiento que genera el corredor industrial,
comercial y de servicios variados a la comunidad lagunera, una situación que requiere
con urgencia tareas de protección y seguridad no sólo de día, sino
preferentemente de noche, a fin de salvaguardar la vida de las ciudadanas y
ciudadanos que siempre estarán expuestos al peligro imprevisto.
El atentado absurdo, cruel y desalmado que segó una
vida joven y hundió en profunda tristeza a sus familiares, de ninguna manera
debe repetirse a causa de la indolencia oficial y de los propios bancos que no
brindan ninguna seguridad a los usuarios.
Propongo el cierre de los cajeros de las siete de la tarde a las diez de
la mañana del siguiente día, con la certeza de que muy pronto nos
acostumbraríamos al nuevo horario, como sucede con los de los bancos. Nadie
acude a estos últimos de noche y menos de
madrugada ¿verdad?
Del mismo modo me permito lanzar una voz de alerta a los
usuarios para que no utilicen los despachadores electrónicos de billetes en las
mañanas temprano y menos en la noche y si tienen necesidad de retiros urgentes,
deberán solicitar protección de los agentes de seguridad ya sea del sector
oficial o particular o de plano, abstenerse de realizar ese tipo de trámites en
las horas de mayor riesgo. Llevar a familiares y amigos como acompañantes tampoco sirve de nada pues hasta ellos corren
peligro. Y por ningún motivo deberán resistirse a los atracos como el del
sábado, pues va de por medio la existencia.
Estos no son tiempos para asumir actitudes heroicas.
Hace muchos años la Policía Municipal de Gómez Palacio
ofrecía servicios de protección a los particulares, especialmente a los que
acudían a los bancos a retirar dinero para pago de nómina a sus trabajadores; el
programa asistencial tuvo buenos resultados. Sería deseable que el alcalde
reactivara el cuerpo policiaco local con lo cual habría márgenes más amplios de
seguridad en la vía pública principalmente en las noches y en este caso,
alrededor de los cajeros automáticos. Los ladrones homicidas, entonces sí,
tendrían un freno directo y efectivo.
Recuerdo la presencia de patrullas de tránsito y
policía durante las noches en el bulevar Alemán, una vigilancia que desalentaba
a los malhechores. Lamentablemente desaparecieron (aquéllos, no éstos) desde
hace mucho tiempo y ahora es un campo libre para atentados bandoleros. Si acaso
y excepcionalmente, algunos y muy contados malos agentes mordían o asaltaban,
pero no mataban.
Y que no salga la autoridad con el cuento de que fue
un hecho aislado y minimice la violencia con el falaz argumento de que los
homicidios van a la baja.
Hay angustia entre la población lagunera por la
barbarie que impera en nuestras calles. Un retiro de cinco mil pesos de un
cajero público –cantidad máxima diaria que entregan las máquinas automáticas-
no puede llevarnos al desamparo y mucho menos a la muerte.