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12 de julio de 2013

La elección en Torreón y los hubiera

Nancy Patricia Azpilcueta
“Para el PRI el objetivo precisamente es desalentar la participación cívica de la clase media cuyos votos no le interesan; el propósito esencial en cada jornada electoral es alentar y mantener  el “voto duro”, compuesto por las clases populares y neutralizar a como dé lugar la imagen, críticas y propuestas del resto de los partidos a través de apoyos que van desde un plato de comida, despensas, dinero en efectivo o materiales de construcción; y el pasado domingo 7 de julio, aunque con dificultad, volvieron a alcanzar su objetivo.” dice Nancy Azpilcueta en su columna “Eso digo yo” que se publica en la revista digital RazonEs de Ser desde Torreón en México y Buenos Aires en Argentina.

La política es una guerra sin efusión de sangre; la guerra, una política con efusión de sangre.
Mao Tse-Tung (1893-1976). Estadista chino

En algo tiene razón el PRI de Torreón cuando su presidente Francisco Dávila, -ex priísta, luego ex perredista y ahora oveja pródiga que volvió al rebaño tricolor- afirma que el proceso electoral del domingo pasado fue distinto, y es que el PRI puso de estreno varias operaciones mapachiles inéditas, como la que personalmente llamo “confunde y ganarás”; porque fue la confusión la que esta vez generó en gran parte el abstencionismo del 46.11% en el promedio general de participación en el estado de Coahuila, que fue del 53.89% en esta ocasión.
Para el PRI el objetivo precisamente es desalentar la participación cívica de la clase media cuyos votos no le interesan; el propósito esencial en cada jornada electoral es alentar y mantener  el “voto duro”, compuesto por las clases populares y neutralizar a como dé lugar la imagen, críticas y propuestas del resto de los partidos a través de apoyos que van desde un plato de comida, despensas, dinero en efectivo o materiales de construcción; y el pasado domingo 7 de julio, aunque con dificultad, volvieron a alcanzar su objetivo.
Jesús de León Tello
En apariencia el priísta Miguel Ángel Riquelme Solís habría ganado la elección con un resultado apretado de 45.53%, según el Programa de Resultados Electorales Preliminares –PREP- contra el 43.80% del PAN, en la figura de Jesús de León Tello, y como la diferencia entre ambos candidatos es de menos de 2 puntos porcentuales, es bien vista por la sociedad la decisión del panista en cuanto a solicitar el recuento “voto por voto y casilla por casilla” –que dicho sea de paso, tanto le cuestionaron en su momento allá por 2006 a Andrés Manuel López Obrador-, sobre todo porque el PAN arrasó por amplio margen en Saltillo, la capital coahuilense con un cómodo 48.08% mientras que Monclova, otra de las ciudades más importantes de esta norteña entidad la ganó el PAN con 50.60% de los votos; por eso a los militantes panistas les resulta extraño el triunfo “por una nariz” del partido tricolor que gobierna desde hace 4 años Torreón.
Y aunque para muchos ciudadanos de los considerados apartidistas “¿qué cambia el análisis el resultado, si de todos modos va a quedar el PRI?”, bien vale la pena contemplar los factores que sobresalen, al menos desde este modesto punto de vista, de la jornada electoral del pasado 7 de julio; un proceso plagado de elementos dignos de comentarse para ir empezando a entender por qué una sociedad que manifiesta estar hastiada de la negligencia y la rapiña de la actual administración municipal votó por cuatro años de lo mismo.
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En la elección municipal de 2009, cuando Jesús de León Tello contendió también por el PAN contra Eduardo Olmos Castro, los resultados fueron los siguientes: PAN 86,131, es decir el 36.98%, mientras que el todavía alcalde por el Partido Revolucionario Institucional –PRI- Eduardo Olmos Castro alcanzaba 132,552 votos, es decir el 56.91%, con una participación ciudadana del 52.21%.
En aquel momento, las condiciones eran muy distintas: primero porque apenas empezaba a sentirse la violencia y se creía que permitiendo el regreso del PRI a la administración municipal, podría frenarse en algo este fenómeno; después, porque el papel que desempeñó José Ángel Pérez Hernández, el panista a quien se le atribuyen las primeras fisuras en la ahora tambaleante estructura del PAN municipal de Torreón que el domingo costaron la derrota del candidato blanquiazul, de León Tello, quien no necesitó la aplanadora del partido de enfrente, porque al enemigo lo tuvo en casa todo el tiempo.
Hasta la tarde del lunes, las cifras del PREP correspondientes a la elección municipal Coahuila 2013, mostraban que el PRI, con la candidatura de Miguel Ángel Riquelme se mantiene arriba del PAN, su más cercano competidor por sólo 1.72% El PAN junto con el partido Unidad Democrática de Coahuila (UDC, que apenas alcanzó 0.11%) llegó a 108,200 sufragios, es decir el  43.80%, mientras que el PRI logró, en candidatura común con los partidos Verde Ecologista, Nueva Alianza y cuatro partidos satélites locales más, 112,484 votos, es decir el 45.52%; hecho que tiene como lectura principal –aunque sea lugar común que el hubiera no existe- que si Miguel Ángel Riquelme Solís hubiese contendido de manera individual por el tricolor, habría quedado como segundo lugar, ya que en el conteo individual el PAN mantiene 106 560 votos y el PRI 105 094, lo que deja claro que en la elección 2013, Jesús de León Tello acumuló 22 mil 069 votos más, en relación con el resultado que obtuvo en 2009; mientras que el virtual ganador, el priísta Miguel Ángel Riquelme Solís, en caso de llegar a obtener la constancia de mayoría, lo hará con 27 458 votos menos que los que ganó su compadre y compañero de partido, el aún alcalde Eduardo Olmos Castro en 2009, y eso que la participación ciudadana aumentó, en proporción con la elección 2009, un 1.68%. Lo cierto es que, si acaso llega a gobernar Miguel Ángel Riquelme, la legitimidad de su elección se mantendrá en duda.
Miguel Riquelme Solís
Y es que, Riquelme por el PRI solamente, no hubiera alcanzado más que el 42.54%; de la votación,  tuvo que ir acompañado con PANAL y Verde, sus comparsas de siempre, así como los partiditos locales nuevos que lo apoyaron, para alcanzar el 45.59%, con una diferencia insignificante que, ante la cantidad de operaciones e irregularidades que trascendieron y con una participación ciudadana del 53. 95%, deja infinidad de dudas y cuestionamientos que, por sí solos, avalan la petición que Chuy de León, el candidato panista presentó al IEPC para el reconteo de los votos que iniciará mañana, miércoles 10 de julio.
Otro factor importante, como para mencionarse en este ejercicio de “hubieras”, es que Chuy de León habría superado a Riquelme –incluso sin la candidatura por UCD  (apenas 0.11%) que en Torreón no tiene ninguna fuerza-, si no se hubiera realizado la campaña del NO candidato Jorge Zermeño, que generó confusiones y desinformación, así como una serie de rumores y golpes bajos que tuvieron su origen en el llamado “fuego amigo” lanzado desde las filas mismas del partido blanquiazul.
Y finalmente, la estrella de los factores que hicieron “inédita” esta elección 2013, es el estreno mapachil de la que llamo “operación confunde y ganarás” y que consistió, básicamente en infinidad de casillas cambiadas sin previo aviso, la campaña en favor de un candidato no registrado, en la figura del ex embajador y ex alcalde Jorge Zermeño Infante, a quien usaron arteramente para la campaña de última hora; pero también jugó a la hora de la desinformación, la repentina aparición de una planilla de última hora así como incidentes violentos –aunque de poca envergadura- en distintos puntos de la ciudad, principalmente zonas residenciales, atribuibles tradicionalmente al triunfo panista, para atemorizar a los votantes y promover el abstencionismo, que tanto le beneficia al Revolucionario Institucional.
El exsecretario de gobierno de Coahuila, Raúl Sifuentes Guerrero, hoy militante de partidos de la centroizquierda mexicana, como el Movimiento Ciudadano y el Partido Socialdemócrata de Coahuila, así como el resto de los institutos políticos que se ubican en esta posición ideológica, mostraron con las raquíticas cifras que lograron el domingo, que a la izquierda en Coahuila le hace falta trabajar en varios ejes: la formación, la difusión de sus planteamientos y propuestas, pero sobre todo, en la unidad, porque igual que el resto de la izquierda en el mundo, la de Coahuila –prácticamente inexistente- se mantiene atomizada a causa de las diferencias dentro de sus respectivas estructuras.
Por todo esto, no diré la obviedad de siempre, que el ganador absoluto es el abstencionismo; pero sí sostengo que en el ejercicio del principio estratégico del “divide y vencerás”, la perdedora en Torreón es la misma sociedad que no termina de comprender que, con el silencio y el desgano, sólo alimenta la maquinaria que mueve al círculo vicioso del que vive quejándose, porque si bien 8 506 personas anularon su voto, hubo un 46.11% de enlistados en el padrón que prefirieron quedarse en casa diciendo: “¿para qué voto, si siempre es lo mismo?”, pero una vez que el ganador, sea o no Miguel Riquelme, esté en funciones, seguirá quejándose de la ineficiencia de su desempeño.
La sociedad torreonense, salvo la mejor opinión de los lectores,  tiene ahora el reto de la reflexión, la autocrítica y por lo menos, la búsqueda de la revocación de mandato, para “castigar” la ineficiencia de sus autoridades en caso de ser necesario.