Muy pertinente la convocatoria a
elegir bien que Enrique Irazoqui realiza en su columna
No hagas cosas buenas… y
que semanalmente se publica en el periódico El
Siglo de Torreón. El editorialista señala que por
primera ocasión coinciden los procesos electorales que se realizarán en Coahuila y Durango el 7 de julio, pero allá
en Durango
además de Ayuntamientos se elegirá legisladores, pero aquí el período será de
cuatro años, mientras que allá para los dos tipos de funcionarios será de 3.
Lamenta Irazoqui el
bajísimo nivel de los abanderados, aunque
dice que todo se reducirá a una contienda de dos PRI y PAN. Nosotros consideramos oportuno
señalar la relevancia de que al menos en Torreón
habrá un candidato que no es de los mismos de siempre y que aparece animado por
la sincera intención de servir a la ciudad y sus habitantes, por lo que hacemos
nuestro el llamado de elegir bien. Ni PRI
ni PAN, insistimos, hay que ir
por un cambio auténtico y el indicado sin ninguna duda, es Raúl Sifuentes Guerrero.
Inexorablemente
se está acercando el 7 de julio, fecha en que habrá de elegirse quienes serán
los presidentes municipales de los 38 municipios de Coahuila y los 39
correspondientes al estado de Durango. Obviamente eso implica la renovación de
los cabildos de Torreón, Matamoros, Francisco I. Madero, Viesca y San Pedro,
por el lado coahuilense; así como Gómez Palacio, Lerdo, Mapimí, Tlahualilo, San
Pedro del Gallo, San Juan de Guadalupe, San Luis del Cordero, Cuencamé, Rodeo,
Nazas y General Simón Bolívar; del estado de Durango.
Existe una salvedad que hace un poco
diferentes las elecciones en esta ocasión de Coahuila y de Durango. En el
primer caso, Coahuila renueva solamente ayuntamientos, y por periodos de cuatro
años, en tanto, el estado de Durango elige a sus diputados locales, con un
mandato trianual, así como a sus alcaldes, con períodos de encargo de igual
duración: 3 años.
Lo inédito es que hace ya más de 8 años, en
Coahuila se reformó la Constitución local para extender los períodos de 3 a 4
años, materializándose esta enmienda en los primeros cuatrienios inaugurados el
primero de enero de 2006. Este año se acaba el segundo período de la misma
duración. Durango ha permanecido en la tradición nacional y sus alcaldes duran
en el encargo tres años.
Con estas modificaciones a la ley
coahuilense, se rompió el tradicional desfase electoral que ocurría en La
Laguna, ya que siempre las elecciones de Durango y Coahuila tenían un año de
diferencia. Partiendo de la renovación de los gobernadores, que es en términos
generales lo que realmente tiene repercusión en la ciudadanía, a Durango le
tocará elegir nuevo gobernador en el 2016, mientras que Coahuila irá a comicios
para el mismo fin un año después, hasta 2017.
Así las cosas, por primera vez en la historia
reciente en la zona metropolitana de La Laguna, los ciudadanos habremos de
acudir el mismo día para elegir a los nuevos presidentes, además de los
diputados locales que escogerán para Durango.
Con ese ambiente, es natural que hayan
empezado ya los movimientos de los grupos políticos que habrán de dar la
batalla en aras de conquistar el primer escalón real del poder público, léase
las alcaldías.
Por el lado duranguense del Nazas, todos los
indicios parecen indicar que el gobierno del Estado está tranquilo y seguros de
su triunfo. En Lerdo, no hay que olvidar la desgracia que marcó el fin de la
existencia del candidato natural del PRI para suceder al presidente Carmona,
Mario Landeros, víctima inocente de la incompresible delincuencia que asola
hace años a esta tierra, así que tuvieron que postular a Luis de Villa. En
tanto, en Gómez Palacio, los intentos del gobierno estatal de lanzar un candidato
que no perteneciera a los grupos políticos prevalecientes de esos lares, los
Herrera y los Rebollo, no pudieron fructificar en la persona de Juan Ávalos,
que representaba la apuesta del gobernador Herrera luego de por lo menos una
invitación que se había hecho a una persona del sector empresarial. Así que el
dedo elector, tuvo que darle paso a José Miguel Campillo, perteneciente al
corral de Ricardo Rebollo, porque éste sí pintaba en las preferencias
electorales, detrás del diputado Sergio Uribe, defenestrado por ser del rebaño
del dos veces ex alcalde, ex diputado local y portentoso empresario, Carlos
Herrera Araluce.
En Torreón en cambio, la moneda está el aire.
Aunque el PRI inicia con ventaja, el candidato ungido por el gobernador Rubén
Moreira, Miguel Riquelme, sabe que cargar con la loza que deja el casi saliente
presidente Olmos puede ser el factor determinante que podría definir una
tentativa derrota del PRI para la presidencia municipal, luego de los
descalabros de Salomón Juan Marcos en 1995; Laura Reyes Retana en 2002; y el
propio Eduardo Olmos en 2005.
Tan es así, que la guerra sucia ha empezado.
El PAN, con todas sus letras y dando la cara, colocó espectaculares haciendo
alusión que el cambio que ellos pregonan, está empezando. Imágenes de un pintor
con brocha llena de tinta azul tapando la imagen del actual ayuntamiento.
Ante esta campaña, el PRI respondió de una
manera cobarde, con sendos espectaculares recordando "el cambio
panista" donde la imagen son un par de fotos de los ex alcaldes Pérez y
Anaya. El primero, con su rostro enardecido; el segundo, con una expresión
extraña, intentando ligarlo a las fotos de los presuntos secuestradores que
habían trabajado para la causa panista.
Se vale recordar las cosas, el PAN al menos
lo hace de frente, el PRI local, utiliza las siglas del PRC (quién sabe qué partiducho
sea ése).
Eso no hace a uno mejor que el otro, hoy por
hoy está demostrado que la decencia no está en ninguno de esos dos partidos.
Jesús de León no es más ese muchacho de esfuerzo que ha ido escalando por su
trabajo: goza ya de las generosas mieles que significa estar en el grupo de
poder. Miguel Riquelme por su parte, ha sido pieza del moreirismo, que tiene
empinada a La Laguna de Coahuila, y a al estado todo hipotecado por dos
generaciones (esa deuda de 36 mil millones) y que puso como presidente al
indolente (por decir lo menos) de Eduardo Olmos.
Con esas circunstancias habremos los
laguneros todos de acudir a los urnas el próximo primer domingo de julio. Es
trascendental elegir bien, ya no podemos soportar una elección equívoca, porque
estamos como región, peor que nunca.