Alfredo Jaime Miranda, también conocido como “Rascacielos”
acaba de concluir la edición de su libro ¡No Cierren que Falto yo!
La obra contenida en
260 páginas no tiene otra pretensión que mostrar las estampas de 101 personajes
populares que tuvieron sus vivencias en Torreón, Gómez Palacio y Ciudad Lerdo. Algunos de ellos sobreviven hasta nuestros días, muchos otros
ya marcharon a su encuentro con el creador. No se trata de potentados o de
gente destacada en el mundo de los negocios, sino de personas comunes en muchos
casos poco favorecidas por la fortuna pero que con su existencia formaron parte
de la identidad de las ciudades hermanas que integran la tierra lagunera. La
obra será presentada el próximo 28 de noviembre de 2012 en el Centro Cultural José Ramírez Mijares a las
17.00 horas con la participación de Jesús Máximo Moreno Mejía, Salomón Athiye Estrada y Juan Elizalde Lara.
Hijo de Juan Jaime Martínez y
Luisa Miranda Vela nuestro
personaje nació en Torreón, Coahuila, México
el 15 de abril de 1937 aunque su acta consigna la fecha de su nacimiento el 29
de abril de 1936.
Alfredo Jaime Miranda realizo
estudios de Contador Privado en la Escuela
Comercial Treviño y fue precisamente durante su época de
estudiante y juvenil cuando se inició de alguna manera como cronista popular,
al empezar a publicar las Calaveras
Laguneras, tarea a la que desde entonces se dedica, por lo que
el pasado 2 de noviembre cumplió 57 años de realizar esa tradición de la que
uno de los más destacados exponentes fue el grabador José Guadalupe Posadas.
Durante
su juventud participaba con entusiasmo en otra de las tradiciones laguneras,
las ferias y fiestas parroquiales y al impulso de esa actividad dio sus
primeros pasos como actor al realizar las funciones de animador y cómico, por
lo que empezó a ser conocido como “Rascacielos
el cómico de Altura”.
“Rascacielos” durante la
mayor parte de su vida ha corrido la legua y participado en una gran cantidad
de caravanas artísticas de tal manera que es de los actores más antiguos de Torreón y como miembro de la ANDA
tiene la credencial 2341 Uni Poli.
El
gusto por la farándula lo llevó a incursionar además en el mundo de la
radiodifusión y orgullosamente es miembro honorario de la Asociación
de Locutores de la Laguna.
Animador,
locutor, actor cómico, cronista popular y editor “Rascacielos”
es también lo mismo que quiénes retrata en sus estampas un personaje popular,
de esos que dan su raigambre e identidad a las ciudades y que se funden con el
paisaje urbano pues sin ellos no sería posible entender a poblaciones como Torreón, Gómez Palacio y Ciudad Lerdo.
Siempre
inquieto, Alfredo ha
participado en una gran cantidad de iniciativas por ejemplo, desde su formación
se integró al patronato para la creación del Monumento
a la Madre en Ciudad
Lerdo a invitación del Presidente de esa institución Vicente Verdugo hace más de
cincuenta años.
El
nombre de “Rascacielos”
durante muchos años fue popular en los puntos que tocaba la Caravana Corona y que de
frontera a frontera y de océano a océano recorría el país.
Fue
a principios de 1970 cuando llegaron a Ciudad Lerdo los restos de “El Conquistador del Cielo” propiedad del “Aguilucho”
Francisco Sarabia Tinoco.
Casualmente,
Alfredo se encontraba en las
proximidades del Palacio Municipal cuando
advirtió la presencia de un camión de redilas cuyo chofer buscaba quién le
ayudara a descargar su unidad.
Fue
entonces cuando solicitó la ayuda de “Rascacielos”
y de otros dos noctámbulos pues eran horas de la madrugada. Entre los cuatro
trasladaron los restos al Palacio
Municipal.
Refiere
Alfredo que el avión venía con
las alas desprendidas y se apreciaba muy despintado el nombre de “El Conquistador del Cielo”. Cosa
curiosa –dice- la entrada del Palacio
Municipal tenía la medida
exacta para que entrara el fuselaje pero sin las alas, y recuerda: “…cargue con
mis manos con mucho respeto, la hélice del “El Conquistador
del Cielo” y todo eso lo acomodamos por una arquería, por el
lado donde en la actualidad se encuentra la Tesorería
Municipal”.
Contrajo
nupcias en 1972 con la señorita María
del Carmen Elizarraras Magdaleno originaria de Ciudad Lerdo.
Otro
hecho memorable para “Rascacielos” fue la participación
que tuvo junto con Francisco Fernández Torres
en el rescate de la construcción ubicada en el corazón de La
Alianza, el torreón del que nuestra ciudad tomó su denominación,
suceso que se relata en la estampa dedicada a Fernández
Torres, quien durante varios trienios fue Director
de Comunicación Social de la administración municipal. Ello
ocurrió a principios de los 80.
El
deambular de Alfredo no se limitó al territorio nacional, pues en el año 2000
se dedicó a visitar varios sitios de interés en Europa,
localizados entre otros países en España,
Italia, Francia, Alemania y de pasadita Suiza.
En
su faceta de editor “Rascacielos” ha
seguido publicando puntualmente cada 02 de noviembre sus Calaveras Laguneras y
de hecho es el mas antiguo de los dedicados a esa actividad al menos en la
Laguna, desde mediados de los 90 publica también ¡Ánimo
Lagunero! revista que aparece una o dos veces por año y trata
temas específicos acerca de tradiciones y la vida en Torreón
y su periferia: bailes, cantinas, comercio, cines… etcétera.
En
términos generales, la vida de Alfredo
Jaime Miranda ha sido fructífera pero no por la acumulación de
poder y bienes materiales, sino por las muchas vivencias y experiencias a lo
largo de 76 años, a fin de cuentas cuando debamos comparecer ante el creador
nada nos vamos a llevar, ni la envoltura material de nuestro cuerpo.
“Rascacielos” prosigue su
caminar por la existencia dedicado a lo que le gusta: cultivar amistades, dejar
por el mundo una huella de afectos y realizar la crónica de los acontecimientos
amables de los que sigue siendo testigo y actor, desde el año de 1999 es el
animador de los dominicales bailes del danzón que se realizan en la plaza
principal de Ciudad Lerdo.
Si
se me pidiera definir con una sola palabra y con una frase el carácter de “Rascacielos” la palabra sería servicio, y la frase un refrán
que en su brevedad describe por completo al personaje: “El
qué no vive para servir, no sirve para vivir”.