Nuestra
colaboradora Lilia Margarita Rivera Mantilla nació
en Torreón un
10 de junio de 19…?, motivo por el que relaciona la efemérides con una
serie de sucesos faustos e infaustos en México y
alrededor del mundo. Lilia
es hija de Alfredo Rivera,
uno de los mejores reporteros policíacos que ha tenido El Siglo de Torreón en mucho tiempo y es además colaboradora frecuente hace algunos
cuatro años de www.hoyacontecerdelalaguna.blogspot.com
, motivo por el que la felicitamos y nos felicitamos por su
aniversario, además su trabajo resulta interesante.
Federico Wulff,
tan disciplinadamente alemán, así fue su formación como ingeniero y arquitecto
en Hannover, Alemania; tal vez llevando su vida de forma calculada, recta,
previsible como las calles que trazó para el proyecto de la nueva ciudad, la
cual tenía en mente otro hombre de sangre prusiana,
Andrés Eppen Ascherbornn, quien ya tenía varios años asentado en estas tierras que después serían conocidas como la Comarca Lagunera. Ya había visto crecer la pequeña villa hasta convertirse en ciudad. Y en las faldas de un cerro, había mandado construir su casa, diseñada por él mismo. Tal vez para ponerse a salvo de posibles inundaciones, como aquella que había tirado el puente por donde pasaba el tren, o, quizás, para pretender vivir como si estuviera en alguna montaña de esos pintorescos pueblos alemanes. El caso es que ahora estaba en el sótano de su propia casa, escondido junto con su familia y amigos, protegiéndose de la turbamulta revolucionaria, de las ráfagas de los mauser y las carabinas 30 30. Estos proyectos de progreso tan consentidos por Porfirio Díaz, el ferrocarril, la explotación minera, las nuevas industrias, esta nueva colonización extranjera disfrazada de inversión amiga, se estaba viniendo abajo por esta revuelta muy anunciada y tratada con desdén por los intelectuales y científicos que rodeaban a la cúpula en el poder de fines del siglo XIX y los albores del XX.
Andrés Eppen Ascherbornn, quien ya tenía varios años asentado en estas tierras que después serían conocidas como la Comarca Lagunera. Ya había visto crecer la pequeña villa hasta convertirse en ciudad. Y en las faldas de un cerro, había mandado construir su casa, diseñada por él mismo. Tal vez para ponerse a salvo de posibles inundaciones, como aquella que había tirado el puente por donde pasaba el tren, o, quizás, para pretender vivir como si estuviera en alguna montaña de esos pintorescos pueblos alemanes. El caso es que ahora estaba en el sótano de su propia casa, escondido junto con su familia y amigos, protegiéndose de la turbamulta revolucionaria, de las ráfagas de los mauser y las carabinas 30 30. Estos proyectos de progreso tan consentidos por Porfirio Díaz, el ferrocarril, la explotación minera, las nuevas industrias, esta nueva colonización extranjera disfrazada de inversión amiga, se estaba viniendo abajo por esta revuelta muy anunciada y tratada con desdén por los intelectuales y científicos que rodeaban a la cúpula en el poder de fines del siglo XIX y los albores del XX.
Ya habían sido
testigos de la masacre perpetrada contra la gente de la colonia china en
Torreón, pensaron que algo peor que eso ya no podría ser visto, pero la lucha
continuaba con más fuerza. Un presidente defenestrado y otro asesinado, todo
esto en el lapso de dos años.
Ellos como
ciudadanos americanos, tenían otro país hacia donde huir, lo más conveniente
era sacar a la familia de allí, regresar cuando se apaciguará la situación,
tarde o temprano tendrían que enfriarse los fierros. Pero Federico Wulff
permaneció en Torreón. Huir, ¿a dónde? Cuando el mundo entero se convulsionaba.
Por ejemplo, el país donde se formó como ingeniero y arquitecto estaba siendo
uno de los protagonistas de la Gran Guerra, Alemania como uno de los villanos
de la Primer Guerra Mundial.
“Pueblo mío, que estás en la colina,
tendido como un viejo dormido;
el aburrimiento, el abandono,
nada solo tu agonía,
pueblo mío, te dejo, me marcho lejos”.
Ojuela, Durango. |
En México y en
otras partes del mundo existen pueblos abandonados, pueblos mineros en donde se
acabó la bonanza cuando también se extinguieron las vetas de minerales
preciosos o, como en otros casos, cuando la naturaleza mostró despiadadamente toda su fuerza. Este
fue el caso de Ojuela. Un pueblo que llegó a tener más de tres mil habitantes,
en donde se contaba con toda clase de servicios modernos de su época, que
seguramente habrán hecho sentir a sus habitantes, realmente, en la cima del
mundo. Pero ya entrado el siglo XX, una fuerte tormenta inundó la mina principal,
dejándola inutilizable. El pueblo fue abandonado, y ahora los vestigios que
quedan de las antiguas construcciones, le dan el aspecto de un pueblo
destrozado por los efectos de un fuerte terremoto, como esos antiguos pueblos
fantasmas en Italia.
Un caso parecido
es el de Cerro San Pedro, en San Luis
Potosí. El
origen de este pueblo se debió al descubrimiento de oro y plata
desde la época de la colonia en el siglo XVI. Las minas fueron explotadas hasta
ya muy entrado el siglo XX, pero en 1948 se suscitó una huelga minera, la cual
fue perdida por lo mineros; la compañía decidió marcharse, pero también
derrumbó la mina con explosiones. El
pueblo cayó en decadencia hasta ser totalmente abandonado.
Cerro San Pedro, San Luís Potosí. |
Pero aún en los
Estados Unidos de Norteamérica existen pueblos fantasmas, algunos abandonados
en su totalidad y otros casi desaparecen como es el caso de Detroit, Michigan.
La causa de su
decadencia es la misma que la de su pujanza: la industria automotriz. Cuando
esta industria estaba en auge dentro de ese país, la ciudad creció a pasos
agigantados; cuando la crisis de 2008 destruyó el poderío de las tres grandes
empresas automotrices: GM, Ford y Chrysler, que tuvieron que ser socorridas por
el gobierno federal para no desaparecer, las localidades donde se ubicaban sus
plantas se han convertido, prácticamente, en pueblos abandonados con todo y sus
grandes instalaciones, que cuentan de
una vida donde un día la bonanza existió.
Masacres
y genocidios en paralelo
Casas Destruìdas en Allende, Coahuila. |
15 de mayo de
1911. La deleznable matanza de chinos a manos de un confusa turbamulta de
revolucionarios de las fuerzas maderistas y, probablemente, hasta pobladores de
la misma ciudad. Aparte del saqueo a sus negocios, sufrieron vejaciones,
mutilaciones, descuartizamientos, disparos a quemarropa, hasta desparecer en
pocos días a 303 chinos de los 600 que conformaban en ese entonces la colonia
china en Torreón.
Este hecho
vergonzoso se mantuvo en silencio por más de 80 años, pocos habitantes en
Torreón han hablado de esto. Algunos chinos sobrevivientes de aquella masacre,
se fueron para no volver más. Es en los últimos años de esta segunda década del
siglo XXI, que se nos ha forzado a hablar del tema, a reconocer que este
trágico acontecimiento forma parte de la historia de Torreón, y de un silencio
cómplice que nos puede dañar aún más.
Marzo
de 2011, los 300 muertos de Allende
Y un siglo
después, en Allende, Coahuila, al sur del río Bravo, desaparecen 300 `personas
sin dejar rastro. Aquí no fue cuestión de quiebra económica o de caprichosos
fenómenos naturales de los cuales el hombre no tiene control, aquí fue la
caprichosa venganza de un narcotraficante. Por una supuesta traición de dos
hombres de esa localidad, a Miguel Ángel Treviño Morales “el Z-40”, una tarde
de marzo de 2011, llegaron a esa ciudad 40 camionetas con hombres armados
quienes sacaron de sus casas a familias enteras, y al igual que un siglo antes
en la matanza de chinos en Torreón, iban ancianos, mujeres y niños que fueron
desaparecidos sin que nadie acudiera en su defensa, ni para denunciar lo que
estaba ocurriendo. Y como si fueran soldados del ejército hitleriano, una vez
desalojadas las casas, llegaron con maquinaria pesada a destruirlas, para que
no quedara rastro de aquellos que habían osado traicionar la confianza de este
capo di tutti capi.
En 1911 el país
estaba en pie de guerra a causa de un sistema económico injusto y de un gobierno tirano a los que se pretendía derrocar, en 2011 y hasta la
fecha, puede decirse que estamos viviendo la descomposición del Estado.
Y me pregunto
qué pasaría si Federico Wulff bajara
desde su bunker en el cerro, en el cual se refugió durante diez días junto a
familiares y amigos, mientras duraban aquellos tiroteos para obtener la paz y justicia social, y viera su
magnífica y soberbia construcción, el Hotel Salvador, en el abandono y la
decadencia total.
Y esas amplias avenidas y banquetas gracias a su trazo, ahora
llenas de hoyancos, desniveladas y sucias. ¿Recordaría Hannover? Esa ciudad
alemana en donde se encuentra la universidad en donde realizó sus estudios de
ingeniería. Tal vez la hermosa arquitectura de esa histórica ciudad lo inspiró
para sus futuros proyectos concretados en algunas construcciones que
contribuyeron al esplendor de la recién surgida ciudad de Torreón, Coahuila.
¿Volvería a escuchar en la mente las bellas melodías de los clásicos músicos
decimonónicos, a quienes llegó a escuchar directamente en conciertos en Europa?
¿Será que por eso empezó a quedar sordo? Para no escuchar, ni balazos ni bellas
melodías que le estrujaran el corazón.
Lídice por
siempre
Hannover. |
10 de junio de
1942. Lídice, al oeste de Praga, antigua Checoeslovaquia, población de 503
habitantes, masacrados por los nazis. En venganza por el exitoso atentado en
contra de Reinhard Heydrich, General de la policía hitleriana que inició el
período del más brutal terror fascista en Checoeslovaquia, Hitler impuso estas
medidas como venganza por el atentado: Todo hombre arriba de 15 años debe
morir; todas las mujeres deben ser llevadas a los campos de concentración; seleccionar
a los niños para ser reeducados (germanizados, aunque los que no cayeron en la
posibilidad de la reeducación, fueron exterminados), la villa debe ser
destruida y desaparecida de la tierra.
Lìdice. |
Medidas que fueron cumplidas. Al igual
que en 2011 en Allende, Coahuila, los fascistas hicieron volar todas las
construcciones incluido el cementerio. Pero la villa que debió ser borrada de
la tierra y de la memoria de los hombres, despertó la conciencia del mundo
antes estos brutales asesinatos. Varios países del mundo, como homenaje a este
pueblo sacrificado, impuso el nombre de Lídice a alguna ciudad en sus
territorios: México, San Jerónimo Lídice, en la Delegación Magdalena Contreras;
Brasil, Illinois, Gran Bretaña, Lima, Caracas, Cuba e Israel.
Oradour-sur-Glane.
10 de junio de 1944. Apenas cuatro días después del desembarco de las tropas
aliadas en Normandía, fueron asesinados 642 habitantes, solo una mujer
sobrevivió.
Oradour. |
Desde 1942,
Oradour-sur-Glane había estado bajo el control directo alemán, un pueblo que se había mantenido aislado de
la guerra que se desarrollaba a su alrededor. Sin embargo, la mañana del 10 de
junio de 1944, dos civiles franceses denunciaron a oficiales nazis que los
habitantes de Oradour-sur-Glane estaban celebrando la victoria de los aliados y
que cooperaban con un cuartel general de la resistencia francesa que se
encontraba en el lugar.
Ese día se
ordenó que todos los habitantes se reunieran en la plaza pública; a las mujeres
y niños se les encerró en la iglesia, mientas los hombres eran ametrallados,
los que quedaron heridos fueron quemados. Después, prendieron fuego a la
iglesia, cuando niños y mujeres intentaban huir, eran también ametrallados,
solo una mujer logró sobrevivir; un pequeño grupo que había escapado del pueblo
ante la llegada de los SS, fue cazado aquella noche.
Después de la
guerra se tomó la decisión de dejar las ruinas tal como quedaron y construir el
pueblo de Oradour unos pocos cientos de metros más lejos, para preservar la
memoria de la destrucción. Actualmente, unas 300,000 personas visitan este
memorial cada año.
Durante esos
años de la Segunda Guerra Mundial, Federico Wulff era un hombre que pasaba los
80 años. Quién sabe si se habrá enterado que su antigua ciudad universitaria,
durante ese período, fue bombardeada por los aliados, ya que fue un centro de
fabricación de armamento; allí murieron 6,700 personas, el 52 por ciento de los
edificios fue destruido, el 90 por ciento de los que estaban en el centro de la
ciudad, el 52.5 por ciento de las viviendas quedaron inhabitables. Pero pasada
la guerra, se reconstruyó. Sus habitantes pidieron que los edificios históricos
se rehicieran tal y como estaban antes de la guerra.
Federico Wulff
murió en 1949 sin imaginar que la zona de Torreón que con tanto entusiasmo habría
ayudado a erigir, 60 años después también semejaría una zona de desastre.
10 de junio de
1942 y 10 de junio de 1944, por coincidencia días de barbarie, donde un puñado
de hombres sacaron de dentro de sí toda la bestialidad de que eran capaces,
para descargarla en gente inocente.
Pero llegó el
mes de junio de 1953. Y ese fue un mes luminoso en ese año y en la historia del
mundo. El 2 de junio de 1953, fue coronada Isabel II de Inglaterra para suceder
en el trono a su padre, el Rey Jorge VI, fallecido el 6 de febrero de 1952. Una
reina longeva, testigo directo de los horrores de la Segunda Guerra Mundial y
de los grandes cambios en el mundo.
Y una semana
después de esa coronación, el 10 de junio de 1953, a las 10:20 de la mañana, en
la ciudad de Torreón, Coahuila, nací yo: Lilia Margarita Rivera Mantilla.
Y me siento
feliz de que, a través de la lectura de este relato, me hayas acompañado en
este recorrido por algunos pasajes de la historia de Torreón, de México y del
mundo.
Lilia Margarita Rivera Mantilla
Ciudad de México, a 10 de junio de
2016