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13 de octubre de 2014

La educación prohibida

Este video se encuentra en youtube y sus autores permiten que se copie, se edite  y se divulgue mientras los propósitos de quien lo haga no sean de lucro, el video dura poco más de dos horas pero es sumamente interesante por lo que lo compartimos gustosamente con los seguidores del blog.


Aquí sigue

En contra de lo que declaran el gobernador Rubén Moreira Valdez y el alcalde Miguel Ángel Riquelme Solís el mounstro de la violencia permanece en Torreón lo que quedó sobradamente evidenciado tras la captura de Vicente Carrillo Fuentes pero además por el repunte de los homicidios dolosos, los que no son únicamente el resultado de ajustes de cuentas entre cárteles rivales, dice Juan Noé Fernández Andrade en su columna Sábado que semanalmente publica Milenio Diario Laguna.

Enlace: http://www.milenio.com/firmas/juan_noe_fernandez_andrade/sigue_18_388941103.html

Ni el gobernador Rubén Moreira ni el alcalde Miguel Riquelme podrían haber supuesto siquiera que en Torreón caería uno de los principales capos del narco. La captura aquí de Vicente Carrillo Fuentes, uno de los históricos de la mafia mexicana de presencia internacional, y buscado por todos lados con cuantiosa recompensa de por medio, echa al suelo cualquier discurso de seguridad pública en la ciudad y en la zona metropolitana lagunera. El monstruo aquí sigue. Los últimos eventos criminales, por su forma, comprueban que la plaza es vital en el modus operandi de los capos y que la posición geográfica de la comarca es el punto de quiebre de esos grupos. Ficción o realidad, la Laguna es caldo de cultivo en la materia. El que los medios de comunicación hayan sido silenciados en el tema, no significaba que de veras el combate al crimen organizado haya dado los resultados que la sociedad esperaba.  Los taxistas, ese gremio juzgado a diestra y siniestra, son quienes verdaderamente le toman el pulso social a las ciudades. Cualquier día de la semana platico con algunos de ellos y, solitos, acaban por coincidir en que la violencia se mantiene y que por tal lado y tal otro de Torreón hay situaciones que contradicen al gobierno, tan recurrente ahora a manejar hasta en décimas la “baja” en los índices de asesinatos, secuestros, robos y asaltos. El hecho de que las mismas autoridades encargadas del problema hayan decidido modificar sus estrategias de combate al crimen, es aceptar que la violencia e inseguridad corretean por la ciudad. Los patrullajes, los operativos, la incorporación de más elementos supuestamente especializados, la permanencia de soldados y marinos, de elementos federales, de estatales y municipales, en fin, todo el aparato oficial aquí desplegado tendrá que rendir y buenos frutos. Piden, ellos, los funcionarios públicos en materia de seguridad, que la ciudadanía denuncie. Pero la gente no confía, está decepcionada de la corrupción, de la impunidad, de la ineficiencia, de lo infructuoso de las políticas de prevención del delito, de la lentísima reacción de las instancias ante los hechos de sangre. Mientras no haya opciones reales de trabajo y educación, de políticas sociales de verdad incluyentes y plurales, ni con el FBI de asesor podremos disminuir esos índices negativos de inseguridad y violencia. Por enésima vez, y por los mismos, se modificará la estrategia de combate al monstruo. ¿Qué quiere decir esto? ¿Reconocen que han hecho mal las cosas?
ferandra5@yahoo.com.mx

El desafío mayor para el país

El PRD hizo bien en disculparse pero evidentemente, en Guerrero, lo mismo que en Michoacán, el crimen influyó en la definición de los candidatos, en el desenlace de la elección y en la conducta de los funcionarios ya en el ejercicio del poder.

Los cuentos de hadas son más que reales: no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que los dragones pueden ser derrotados: G.K. Chesterton

Por Liébano Sáenz

En la evolución del sistema electoral, mucho es lo que se ha conseguido para que los procesos se lleven a cabo con regularidad y orden. El objetivo prioritario era lograr comicios justos. Sin embargo, los incidentes en Michoacán, Guerrero, Querétaro y Guanajuato indican que una amenaza mayor se ha incubado: la interferencia del crimen organizado. La situación exige una respuesta frontal y contundente.
En el pasado no muy lejano, lo que inquietaba era que los grupos criminales violentaran las elecciones; esto es que hubiera incidentes delictivos que alteraran la normalidad de la jornada. En el mismo sentido, preocupaba que los candidatos y los partidos pudieran hacer proselitismo territorial con plena libertad y sin correr riesgos. En ambas situaciones, el balance de los últimos 15 años es positivo, casi siempre con una participación electoral satisfactoria.
El problema que se identifica ahora es distinto, aunque muchísimo más grave. Es evidente que el poder que representa el dinero del crimen está penetrando en las campañas locales. El objetivo es controlar los órganos de seguridad de ayuntamientos y gobiernos estatales, imponiendo, en algunos casos, sus propios personeros para hacer de las policías no un grupo infiltrado, sino algo considerablemente peor. Como ha quedado de manifiesto en Iguala, Guerrero, y en Michoacán, las autoridades se vuelven un brazo armado más al servicio del grupo delictivo que domina la plaza. Preocupa particularmente el hecho de que los vínculos se realicen con anticipación, cuando los criminales influyen en los partidos para la selección de los candidatos a través del financiamiento. El PRD hizo bien en disculparse pero evidentemente, en Guerrero, lo mismo que en Michoacán, el crimen influyó en la definición de los candidatos, en el desenlace de la elección y en la conducta de los funcionarios ya en el ejercicio del poder.
Lorenzo Córdova
Por esta consideración, fue un acierto del presidente del Consejo General de INE, Lorenzo Córdova, alertar, desde el primer día del proceso electoral de 2015, sobre la interferencia del crimen en las elecciones. El llamado va dirigido especialmente a las dirigencias de los partidos para que cuiden la selección de candidatos y supervisen uno de los aspectos más delicados de la democracia aquí y en todo el mundo: el origen de los recursos aplicados al financiamiento de campañas y actividades partidarias. Aunque la ley establece reglas muy precisas sobre este tema, es un hecho que su cumplimiento supone y exige un sentido de responsabilidad de parte de las dirigencias de los partidos y los mismos candidatos. La verdad es que es poco lo que las autoridades electorales pueden hacer frente a la omisión, la negligencia, el disimulo o la venalidad que pudiera darse al interior de los partidos.
El llamado de atención adquiere la mayor importancia. Hay muchas elecciones concurrentes en puerta; más de 60 por ciento de los ciudadanos votará en la elección federal y en la local. Además, son numerosos los partidos necesitados de buenos candidatos y recursos políticos, materiales y financieros: los grandes por sus aspiraciones de ganar y los pequeños por el propósito de salvar el umbral para mantener registro, 3% de los votos. En este contexto, se requiere un acuerdo o pacto nacional que establezca un compromiso compartido para mantener a raya esta grave amenaza que se cierne sobre la vida institucional y sobre la política. Los delincuentes no tienen partido, simplemente buscan la protección de quien detenta poder gubernamental y hasta parlamentario. Esta circunstancia demanda la mayor atención de todos, incluso de los medios de comunicación, ya que en territorios dominados por el crimen organizado, la amenaza conlleva el silencio y, con ello, el escrutinio propio de la libertad de expresión, elemento indispensable de la democracia.
Las elecciones no solo deben ser contempladas en un sentido defensivo, pues  también tienen un efecto correctivo. Es indudable que las crisis de Michoacán y de Guerrero pueden superarse y resolverse a través de la renovación democrática de los poderes públicos. Los partidos y los candidatos tendrán que entender que antes que ganar elecciones hay cosas más importantes que cuidar, como el sistema de competencia electoral que permite la convivencia civilizada, empodera y da legitimidad a quien gobierna y hace posible el imperio de la justicia. Ganar a toda costa es la mayor debilidad de la democracia representativa.
Vigilar las campañas y las elecciones no solo es cuestión de voluntad; se requiere también que los actores políticos, especialmente las dirigencias nacionales de los partidos, cuenten con los elementos necesarios para contener amenazas y superar riesgos. Los partidos no son Ministerio Público ni agencia de investigación, tampoco lo es el INE. Contener la participación de la delincuencia organizada en la búsqueda de posiciones legitimadoras o de protección no es una tarea sencilla, porque las acciones preventivas pueden dar lugar a exclusiones injustas en la política y afectar derechos a partir de la sospecha interesada o del error. De las autoridades —electorales y gubernamentales— y de los partidos, se esperan las más elevadas cuotas de ética pública, cuidado y responsabilidad social. La selección de candidatos no puede quedar convertida en una subasta pública que ponga en manos del crimen organizado nuestra joven democracia electoral.
La atención eficaz a un problema empieza con su reconocimiento y continúa con el entendimiento y la atención de las causas que lo provocan. La nueva premisa de la competencia electoral implica construir un piso común de compromiso y confianza para impedir que un grupo delincuencial prevalezca y obtenga beneficios a costa de quienes actúan con seriedad y contención. El dinero proveniente del crimen organizado es el principal problema. El nuevo régimen de fiscalización aporta muchos elementos de colaboración con las autoridades financieras y de auditoría. Es fundamental que todos aporten lo que les corresponda para que opere un régimen de previsión y, en caso de sospecha fundada, se emprendan investigaciones ejecutivas y oportunas. También será necesario un régimen de sanción que trascienda el tema electoral.
Frente a la mayor amenaza de la democracia mexicana, no solo se requieren nuevas instituciones y reglas, también actitudes y compromiso de parte de los actores fundamentales del proceso comicial. El próximo 2015 deberá ser un nuevo punto de renovación de la ética social frente al pragmatismo territorial que empobrece a cualquier democracia.


La novel del Nobel

Aunque Enrique Martínez y Morales no lo expresa en su artículo en Milenio Diario Laguna y en Zócalo de Saltillo yo entiendo que mientras voces de rebeldía se sigan levantando en contra de la injusticia nuestro planeta tiene esperanza. Es la historia de Malala Yousafzai quien a sus escasos 17 años se hizo acreedora al Premio Nobel de la Paz por su lucha a favor de los derechos de las mujeres, pero en especial de las menores de edad, a las que por su condición de sexo se les restringe el derecho a la educación, la causa de Malala es una que apoyamos y aplaudimos desde nuestra modesta tribuna.

Cuando llegó a este mundo, no hubo celebraciones comunitarias ni felicitaciones. Su familia la recibió taciturna, envuelta en un silencio compasivo, lastimoso, resignado. No había motivo de alegría. Su gran pecado: nacer niña en un país con un alto grado de misoginia en el que la mujer debe permanecer su vida enclaustrada. Su futuro está sellado. Servirá sólo para preparar comida y procrear. ¡Nada más! Pakistán surge de manera abrupta como la primera nación musulmana en 1947. Con el propósito de solucionar las ancestrales disputas religiosas con el hinduismo, la región musulmana de India se escindió para formar el nuevo país. Durante la transición murieron casi dos millones de personas. Con el nombre a cuestas de la célebre heroína afgana, cuya intervención dio el triunfo definitivo a su ejército sobre las tropas británicas en 1880, Malala Yousafzai se abocó a luchar, desde los 13 años, por defender su derecho a la educación, coartado por los talibanes. Éstos recrudecieron su política de “cero tolerancia” a lo que consideran desviaciones a su peculiar forma de interpretar el Corán. Prohibido cultivarse. Prohibido bailar. Prohibido escuchar música. Prohibido ver películas… Por ello ha sido una constante la destrucción masiva de reproductores y televisores despojados de las familias. Con la misma suerte han corrido museos y sitios históricos milenarios. A las mujeres les está impedido estudiar. Cientos de escuelas fueron reducidas a escombros por esta creencia. Recientemente, un terrorista suicida mató a 14 niñas en un camión escolar, seguido de un atentando contra el hospital al que llevaron a las sobrevivientes. Consciente de los riesgos y con el apoyo incondicional de su padre, propietario y maestro de una escuela mixta en Pakistán, Malala comenzó a levantar la voz. Pronto sus palabras y su pluma se convertirían, gracias al efecto multiplicador de las redes sociales, en su arma más efectiva. Las balas del odio y la intolerancia, disparadas en un país donde el estado de derecho es inexistente, la lesionaron de gravedad. Su enorme fuerza de voluntad y un milagro la regresaron a la vida. Quizá su sonrisa no vuelva a ser la misma por las heridas del atentado. Pero la fortaleza, la valentía y la esperanza contenidas en su mirada seguirán cautivando corazones. Desde la aparente seguridad de las tierras inglesas nos compartió su vida en el texto titulado “Yo soy Malala”, lema anteriormente utilizado por Gordon Brown, enviado especial de la ONU, para exigir que no quede ningún niño sin escolarizar. Ardua ha sido la lucha de esta jovencita pakistaní por los derechos civiles de las mujeres. El merecidísimo reconocimiento al hacerse acreedora a sus 17 años al Nobel de la Paz 2014 nos demuestra que no peroró en el desierto. Ojalá la voz de Malala siga escuchándose, pues aún quedan 32 millones de niñas sin educación en el mundo…

emym@enriquemartinez.org.mx

La elección perdida

Decía José María Mena Rentería en su columna Telón del 14 de julio del 2013 que los partidos políticos y sus militantes carecen de vocación democrática por lo que los mismos de siempre se pueden mantener ante la apatía de los ciudadanos que aunque estamos hartos por el estado de cosas no hacemos nada para cambiarlo, la situación prevalece en todo el país, no solamente en Torreón. Mena falleció en enero del 2014 y a nueve meses de distancia vemos que todo está peor, no igual. Originalmente el texto apareció publicado en el espacio digital www.lalaguna.com

Para Torreón, un 2 por ciento, apenas, si de triunfo se trata, hizo la diferencia tras las elecciones del domingo 7 de julio próximo pasado. Fue pues un proceso electoral perdido.
Victoria pírrica -en términos de credibilidad ciudadana- para quienes por ésa diferencia se alzaron con el triunfo mientras, como suele suceder, los abstencionistas, que son la mayoría, inasistieron a las urnas, pudiera decirse, “para manifestar de alguna manera su inconformidad”.
Miguel Ángel
Riquelme Solís
¿Razón o sin razón. Sin embargo, cómo estimular acudir a urnas donde dádivas y hasta platos de menudo obsequiados fueron a quienes acudieron temprano, tras sugerírseles votasen como indicado les fuera con antelación?
También notorio, a lo largo de la jornada fue el desplazamiento continuo de atiborrados autos de alquiler que iban y venían entre urna y urna. “Pecata minuta” que terminada la jornada no impidió levantasen los brazos en son de “triunfo” los “ganadores”, según permiten apreciar gráficas referentes a la ocasión.
Jesús de León Tello
Se trató sin duda, de una elección perdida; de una victoria pírrica, costosísima, si de la credibilidad ciudadana se trata porque el pueblo -por lo visto y padecido- hasta en la paz de los sepulcros ha dejado de creer.
Ejercicio de gobierno municipal, cabildo elegido de por medio. Se dará a partir de enero de 2014. Habrá sonado entonces la hora, según los que votaron, de los mandantes y del mandatario. Mandantes son los ciudadanos, y mandatario, el que acata y ejecuta lo planteado por los mandantes.
Lo así mencionado no ha estado más allá de conformar una utopía. En su lugar, autoritarismo ha habido, igual que menoscabo de la autonomía municipal, sobre todo en el rubro de ingresos, situación salpicada en la localidad con “funcionarios” foráneos a los que poco o nada importan encomiendas seudo asumidas como pretexto “para no vivir en el error”, según establecen asiduos a una dependencia oficial ubicada por la calle Blanco.
A los trepadores en el candelero del poder, agrada el amasijo y procuran no les falte; conformado con los obsequiados con vidrios y espejitos; para dar pábulo a elecciones perdidas…si de credibilidad ciudadana se trata.