En contra de lo que declaran el gobernador Rubén Moreira
Valdez y el alcalde Miguel Ángel
Riquelme Solís
el mounstro de la violencia permanece en Torreón lo que quedó sobradamente evidenciado tras la captura de
Vicente Carrillo Fuentes pero además por el repunte de los homicidios dolosos,
los que no son únicamente el resultado de ajustes de cuentas entre cárteles
rivales, dice Juan Noé Fernández Andrade en su columna Sábado que semanalmente publica Milenio Diario Laguna.
Enlace: http://www.milenio.com/firmas/juan_noe_fernandez_andrade/sigue_18_388941103.html
Ni
el gobernador Rubén Moreira ni el alcalde Miguel Riquelme podrían haber
supuesto siquiera que en Torreón caería uno de los principales capos del narco.
La captura aquí de Vicente Carrillo Fuentes, uno de los históricos de la mafia
mexicana de presencia internacional, y buscado por todos lados con cuantiosa
recompensa de por medio, echa al suelo cualquier discurso de seguridad pública
en la ciudad y en la zona metropolitana lagunera. El monstruo aquí sigue. Los
últimos eventos criminales, por su forma, comprueban que la plaza es vital en
el modus operandi de los capos y que la posición geográfica de la comarca es el
punto de quiebre de esos grupos. Ficción o realidad, la Laguna es caldo de
cultivo en la materia. El que los medios de comunicación hayan sido silenciados
en el tema, no significaba que de veras el combate al crimen organizado haya
dado los resultados que la sociedad esperaba.
Los taxistas, ese gremio juzgado a diestra y siniestra, son quienes
verdaderamente le toman el pulso social a las ciudades. Cualquier día de la
semana platico con algunos de ellos y, solitos, acaban por coincidir en que la
violencia se mantiene y que por tal lado y tal otro de Torreón hay situaciones
que contradicen al gobierno, tan recurrente ahora a manejar hasta en décimas la
“baja” en los índices de asesinatos, secuestros, robos y asaltos. El hecho de
que las mismas autoridades encargadas del problema hayan decidido modificar sus
estrategias de combate al crimen, es aceptar que la violencia e inseguridad corretean
por la ciudad. Los patrullajes, los operativos, la incorporación de más
elementos supuestamente especializados, la permanencia de soldados y marinos,
de elementos federales, de estatales y municipales, en fin, todo el aparato
oficial aquí desplegado tendrá que rendir y buenos frutos. Piden, ellos, los
funcionarios públicos en materia de seguridad, que la ciudadanía denuncie. Pero
la gente no confía, está decepcionada de la corrupción, de la impunidad, de la
ineficiencia, de lo infructuoso de las políticas de prevención del delito, de
la lentísima reacción de las instancias ante los hechos de sangre. Mientras no
haya opciones reales de trabajo y educación, de políticas sociales de verdad
incluyentes y plurales, ni con el FBI de asesor podremos disminuir esos índices
negativos de inseguridad y violencia. Por enésima vez, y por los mismos, se
modificará la estrategia de combate al monstruo. ¿Qué quiere decir esto?
¿Reconocen que han hecho mal las cosas?
ferandra5@yahoo.com.mx
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