Buscar este blog

2 de diciembre de 2013

Nuevo orden internacional en la inversión extranjera

Fernando Ramírez
López.
La evolución del “viejo” orden internacional favoreció el desarrollo de la estructura de producción de los países del centro frente a los países de la periferia. Se estableció progresivamente un sistema cuyos objetivos y principios estimulaban el crecimiento y la expansión trasnacional de las empresas nacionales de los países del centro.

Por Fernando Ramírez López

Para la economía en crecimiento, en un medio
empresarial cada vez más competitivo.

 “Salvo en alguno de los países latinoamericanos más pequeños, la dotación de recursos naturales permitiría mantener a poblaciones mayores en niveles de vida más altos que los actuales, si pudieran movilizarse las inversiones para aprovecharlos, aunque esos recursos generalmente no están bien equilibrados ni son de fácil acceso”.
CEPAL. Población y Desarrollo en américa Latina

La propuesta de un nuevo orden internacional tuvo su origen en el Club de Roma. En esta ocasión nos ocupamos de un tema de vital importancia para las generaciones actuales y futuras; la eliminación de injusticias patentes entre países e individuos con el fin de crear mejores condiciones de vida, donde la dignidad y bienestar se conviertan en un derecho inalienable de todos.
Nuestros objetivos básicos, sirven de sustento para la formulación específica de políticas sociales, en consecuencia deben traducirse a enunciado de intención más sólidos, como es el caso de la producción de alimentos, de construcción de viviendas y de un sistema legal justo para una adecuada impartición del derecho.
Entendemos por orden social el grupo o conjunto de todas las instituciones que globalmente constituyen una sociedad y controlan los medios de realización de los objetivos de la misma.
Definimos el orden internacional como el conjunto de todas las relaciones e instituciones formales e informales que unen a los habitantes de diversos países. Otro concepto fundamental es el de la estructura de poder.
Entre todos los individuos y las instituciones existentes en el mundo. El poder es un concepto multidimensional y tiene diversos componentes: violencia física, carácter económico, coaliciones y los organismos monopoloides, posesión de recursos escasos, las costumbres o la ley y las ideas.
En consecuencia los cambios del orden internacional tienden a corregir desigualdades y desequilibrios existentes. Muchos países nuevos, habiendo ganado su independencia política se encuentran atados todavía a la dependencia económica.
Durante mucho tiempo se pensó que la solución a este problema era la ayuda y la asistencia, lo que en esencia se busca es la reciprocidad benéfica entre países ricos y países pobres.
De otro modo, la brecha que ahora existe entre estos grupos de países representará cada vez más una amenaza potencial a la paz y a la seguridad internacionales.
Además la dependencia del mundo en desarrollo frente al desarrollado está cambiando; de hecho en ciertos casos se ha invertido. Muchos países desarrollados se encuentran también en graves dificultades económicas. El sistema internacional de relaciones económicas y comerciales vigentes empieza a ser inadecuado para las necesidades de la comunidad mundial en su conjunto. Este es un nuevo incentivo para la creación de un nuevo orden económico.
Así, el crecimiento rápido de las empresas trasnacionales ha sido uno de los grandes fenómenos que han configurado el orden internacional existente. Se estima además que las empresas trasnacionales controlan ahora una porción creciente del comercio internacional.
La evolución del “viejo” orden internacional favoreció el desarrollo de la estructura de producción de los países del centro frente a los países de la periferia. Se estableció progresivamente un sistema cuyos objetivos y principios estimulaban el crecimiento y la expansión trasnacional de las empresas nacionales de los países del centro.
Como fenómeno de la ciencia social constituyen una de las expresiones principales de la expansión trasnacional del capitalismo contemporáneo. Para lograr un equilibrio en el establecimiento de un nuevo orden internacional, respecto de la inversión extranjera en países en vías de crecimiento como es el caso de México, es necesario considerar el funcionamiento de los límites exteriores que en este contexto, el funcionamiento de las interacciones existentes entre los procesos naturales y los sociales.  Se requiere una gran revisión de la energía solar y los recursos renovables, prestando atención especial a las tecnologías para el uso descentralizado de las fuentes de energía no convencionales.
Deben crearse organismos nacionales con responsabilidades para la administración mundial de los recursos. A nivel internacional debe definirse el régimen de los espacios colectivos y crearse un organismo para la explotación de sus recursos en beneficio del sector más pobre de la población mundial.
Es decir la inversión extranjera debe darse en un trato más igualitario entre países periféricos y desarrollados, como es el caso de China y la Unión Americana. Deben dirigir sus esfuerzos hacia actividades productivas y rentables de coordinación de políticas comunes y de aprovechamiento racional de recursos naturales, ambientales y de localización.
Esto debe generar una gran armonía, entre los planes económicos generales del país y los específicos de los inversionistas, para darle una adecuada dimensión al desarrollo. Este es el reto común, crecer bajo el esquema de la correspondencia económica mutua. En esto debe estar bajo la lupa incluso la explotación de yacimientos minerales y de los océanos.
Así pues un nuevo orden-inversiones productivas, debe generar un espíritu de cooperación colectiva que nos permita aspirar a la construcción de un mundo más recíproco e igualitario; al fin de cuentas tenemos un solo planeta y debemos convertirlo no solo más equitativo en la generación de una mayor cantidad de recursos alimenticios y financieros; sino que bajo el esquema tecnológico, de investigación y social, nos debe alentar un propósito superior; aprovechar de cada quien sus capacidades, para que conjuntamente nos haga posible la construcción de un mundo más equilibrado, donde aprovechemos de común acuerdo nuestra riqueza económica y de recursos naturales cuyo propietario común es la humanidad.
Teléfono celular: 871 163 3813

Nuestra educación, cara y mala

José Luís Reyna.
Nuestra educación es muy cara en función de los magros resultados que genera. Cuando se dice que es cara, el dato duro de la afirmación es la proporción de los recursos destinados a este rubro. México, en 2010, destinó 6.2 por ciento de su PIB al gasto en instituciones educativas. El promedio de gasto de los países agrupados en la OCDE (del que México forma parte) es 6.3 por ciento. México gasta más que Australia (6.1), España y Suiza, ambos con 5.6 por ciento (OCDE, México, Panorama de la Educación 2013. www.oecd.org/edu/eag,htm), aunque no se obtienen los mismos logros; los de aquí están por abajo.

José Luis Reyna

La presente administración gubernamental hizo efectiva, en las formas, una reforma educativa. Sin embargo, en los hechos, la misma dista mucho de ser una realidad, por la oposición irracional que ha encontrado de una parte del magisterio. Es impostergable reformar el sistema educacional del país: éste es deficiente. Es urgente redefinir la senda de la calidad pedagógica de los maestros, que en general dista mucho de ser satisfactoria. Es una reforma indispensable para el desarrollo del país, pero ha encontrado su obstáculo mayor entre los propios “mentores” cuyo criterio laboral no es el mérito, sino el clientelismo y las prebendas, perjudicando con ello a la generación estudiantil actual y a las que vienen. La CNTE ha encontrado el camino para rebasar a la autoridad, como lo hizo el SNTE antes.
Nuestra educación es muy cara en función de los magros resultados que genera. Cuando se dice que es cara, el dato duro de la afirmación es la proporción de los recursos destinados a este rubro. México, en 2010, destinó 6.2 por ciento de su PIB al gasto en instituciones educativas. El promedio de gasto de los países agrupados en la OCDE (del que México forma parte) es 6.3 por ciento. México gasta más que Australia (6.1), España y Suiza, ambos con 5.6 por ciento (OCDE, México, Panorama de la Educación 2013. www.oecd.org/edu/eag,htm), aunque no se obtienen los mismos logros; los de aquí están por abajo.
Sin duda ha habido avances en el terreno educacional en los últimos años. Con base en el informe antes citado se puede decir que hoy en día 44 por ciento de las personas que se encuentran entre los 25 y los 34 años tiene un certificado de educación media superior (secundaria-preparatoria). En contraste, el grupo de 55 a 64 años solo alcanza 23 por ciento de ese nivel educacional. Se impone preguntar de qué sirve tener un nivel de escolaridad mayor cuando no hay oportunidades de trabajo ni las condiciones para continuar una carrera profesional más allá de la preparatoria. La respuesta es que sirve de poco, como lo demuestran algunos datos del informe de la OCDE.
En 2011, dos tercios de los jóvenes entre 15 y 29 años no estaban dentro del sistema educacional. Y una cuarta parte de ellos (24.7 por ciento) no estaba ni empleada ni en ningún nivel educativo: los nini. Es más, los mayores dentro de este intervalo de edad son los que menos acceso tienen a un empleo o a seguir estudiando. En otras palabras, entre más cerca se esté dentro de la edad productiva (25-29 años) se tienen menos probabilidades de tener un empleo o continuar con una carrera profesional. Se está construyendo, poco a poco, una bomba de tiempo. Siguiendo los datos de la OCDE, “un nivel de instrucción más alto no necesariamente implica tasas de desempleo más bajas” (p.7). Entonces, ¿sirven la educación y su enorme costo?
El sistema educativo está dejando de ser un mecanismo de movilidad social ascendente. La educación está perdiendo esa función que llevó a México, en particular en el periodo comprendido entre 1950-1980, a ensanchar la clase media. Ésta ha ido disminuyendo proporcionalmente y una de sus consecuencias es un mercado interno desvanecido que augura un futuro económico poco prometedor.
México gasta mucho en educación, pero los grupos de estudiantes atendidos por un maestro (educación básica) son muy grandes. La mayoría de las escuelas carecen de la infraestructura mínima para hacer experimentos científicos, que son la base para que el estudiante, desde temprana edad, empiece a relacionarse con la generación de conocimiento. Lo anterior encuentra su explicación en un dato: México destina 83.1 por ciento de su presupuesto educacional para los sueldos y prebendas del profesorado y 93 por ciento para remunerar al personal en su conjunto. El margen de inversión para infraestructura y fomento del conocimiento es muy escaso: la herencia del SNTE y el activo actual de la CNTE.
Aunque se haya aprobado una reforma educativa, que tiene indudablemente su mérito, la educación de este país seguirá siendo deficiente y de baja calidad. Es necesario introducir correctivos que hagan del estudiante, no del maestro, el verdadero objetivo del sistema educacional. Lo que se gasta en educación es inversamente proporcional a los resultados obtenidos. Y una parte del magisterio es el principal responsable de este enorme problema.

Guillermo Tovar: sabiduría y magisterio

Rodolfo Echeverría Ruiz.
El fallecimiento repentino de Guillermo Tovar y de Teresa dejó un enorme vacío en los ámbitos cultural y político del país y por lo mismo una gran cantidad de personajes que hacen su oficio de escribir comentaron el triste suceso en las páginas editoriales de numerosos medios escritos, el presente artículo es de Rodolfo Echeverría Ruiz, quien colabora en numerosos medios nacionales, como El Universal y que desde hace un par de meses nos favorece con sus reflexiones.

Octavio Paz.
Tan  pronto  me   enteré   de    su   repentino  deceso   ("La muerte --diría Octavio Paz a propósito de la de Alfonso Reyes--, siempre esperada, es siempre inesperada"), meditativo y triste, me puse a releer la suntuosa nota liminar de José Iturriaga al libro La ciudad de los palacios: crónica de un patrimonio perdido (1990), pergeñado, durante muchos años de atormentadas pesquisas, por mi admiradísimo amigo Guillermo, portentoso historiador y experto crítico del arte y de la vida social, política y económica del virreinato, entre otros muchos de sus talentos inconmensurables.  
Guillermo Tovar
y de Teresa.
En eso consistió mi inmediato y espontáneo homenaje a Guillermo. Volví a un texto --elegante, bien domada prosa-- de  nuestro Iturriaga, antecesor suyo en la noble tarea de hacer la crónica urbana y explicar los entresijos sociológicos, artísticos y culturales de la ciudad de México y de dolerse, al mismo tiempo, a la vista de su inmenso patrimonio cultural irremediablemente destruido.
Iturriaga y Rafael Tovar, así como José Luis Martínez y Salvador Novo; Miguel León Portilla,  Carlos Monsiváis y Fernando Benítez; Carlos Fuentes y los mismísimos Francisco Monterde, Luis González Obregón o Artemio de Valle Arizpe, son faros cuyas mejores luces se han proyectado para descubrir y describir realidades y desvelar misterios y secretos históricos y políticos, matices temperamentales y rasgos de identidad anidados en el alma de nuestra gran metrópoli. 
José Iturriaga.
En el curso de un breve pero ominoso lapso he perdido a tres amigos entrañables: José Iturriaga, Miguel González Avelar y Guillermo Tovar de Teresa. Durante varios decenios, desarrollé con don Pepe una intimísima relación paterno-filial. Con Miguel, una también larga amistad, fruto de nuestras muchas coincidencias en la vida política y en los gustos literarios. Y con Guillermo, cultivé un profundo vínculo fraterno. 
Mi estrecho engarce amistoso con Guillermo empezó a fraguarse desde los años en los cuales, muy joven yo y él apenas adolescente, asistíamos a tertulias y a sobremesas memorables con los pintores Ricardo Martínez y José Arellano Fischer; Jesús Guerrero Galván y Raúl Anguiano; el escenógrafo Julio Prieto; el músico Manuel Esperón y el polígrafo Andrés Henestrosa; el dramaturgo Rafael Solana (en aquella sazón colaborador  de  Jaime  Torres Bodet,  Secretario de Educación Pública);  la poeta Griselda Álvarez y el inmenso fotógrafo Gabriel Figueroa; el maestro de teatro Álvaro Custodio y los directores de cine Roberto Gavaldón y Alejandro Galindo; la insigne luchadora feminista Margarita Nelken (traductora de Kafka al español) y las actrices Carmen Montejo y Magda Donato, hermana de la primera;  el torero “Calesero”; los actores Fernando Soler y Augusto Benedico; el historiador José Rogelio Álvarez… 
Griselda Álvarez.
Todos  ellos  --y muchos otros mexicanos  excepcionales también--  acudían con frecuencia a la hospitalaria mesa de Carlos Colín, consultor de importantes empresas y honrado adversario en el foro laboral y antiguo compañero de estudios profesionales de mi padre,  este último abogado y dirigente de sindicatos de electricistas, pilotos aéreos,  trabajadores y actores de teatro, cine, radio, televisión…  
La casa  de Guillermo -hablo de varios lustros nunca interrumpidos hasta el recientísimo y lúgubre día 9 de este mes-  era el lugar privilegiado en cuyo generoso seno tuvieron lugar debates rigurosos y polémicas muy vivas en torno de los más disímbolos temas mexicanos.
Salvador Novo.
A ella acudían filósofos y lingüistas; antropólogos y etnólogos; libreros y editores; críticos de arte y novelistas; médicos eminentes y célebres jurisconsultos; políticos y diplomáticos; militares de alta gradación; narradores y poetas; arquitectos e historiadores; rectores y ex rectores de altas instituciones educativas; hombres de letras, como se decía en otros tiempos; mexicanólogos franceses, británicos, estadounidenses; anticuarios renombrados; museógrafos y mujeres bellas, inteligentes e ilustradas... 
Carmen Montejo.
Allí confluía  durante muchos años el todo México de la cultura  y del arte, de la política (hablo de los políticos de alta mar, no de los de cabotaje)  y de la ciencia; de las finanzas, de la economía, de la lucha social; del gobierno y de sus oposiciones. Guillermo tenía un notable poder de convocatoria. 
Fraterno anfitrión, Guillermo hablaba de manera erudita y desparpajada, con asombroso orden sintáctico y  elegante precisión semántica, como si leyera un texto concebido al cabo de largas meditaciones y corregido, una y otra vez, hasta encontrar el sustantivo adecuado, la imagen descriptiva correcta, el giro conceptual más útil pensado para explicar una abstrusa teoría, un tecnicismo historiográfico, un episodio clave o formular una interpretación imaginativa y novedosa de la cultura nacional. 
Guillermo recordaba con frecuencia el discurso de Jaime Torres Bodet en los funerales de Alfonso Reyes. Ahora, en honor de mi entrañable amigo, traigo a la memoria algunas de aquellas rotundas palabras de don Jaime: Guillermo, como Reyes,  fue “una gran voluntad de luz, una generosa inteligencia capaz de advertir las responsabilidades de la sabiduría.”  

Un año después

René Delgado Ballesteros.
En la columna Sobreaviso que se publica en diversos medios nacionales, pero principalmente en el Diario Reforma, se hace un diagnóstico del primer año de la administración de Enrique Peña Nieto: “No sin tensión entre las dirigencias de los partidos y sus respectivos grupos parlamentarios, derivada de los acuerdos cupulares en el Pacto, la política parecía recuperar espacio. Un tufo de autoritarismo despedía y despide la práctica de acordar arriba e imponer abajo, la prevalencia de la cúpula sobre la base, del acuerdo en corto sin consulta ni debate en largo, pero -esto se olvida- el inmovilismo y el desencuentro político caracterizaban el panorama”. El autor de la columna es René Delgado Ballesteros a quien publican en otros medios, como El Siglo de Torreón.

Un año después, la osadía y la determinación mostradas al inicio del sexenio se ven tentadas por la desesperación y el desconcierto en el ejercicio de gobierno.
La reforma de la educación no aterriza. La reforma de las telecomunicaciones no se reglamenta. La reforma hacendaria afronta la adversidad económica. Y el haber aceptado atar la reforma político-electoral a la energética amenaza con producir una legislación hecha sobre las rodillas y otra sin asegurar lo que pretende. Ambas sin destino cierto.
A esa circunstancia se suman otras cuestiones: la acción de gobierno no se manifiesta y sí, en cambio, la corrupción política y la actividad delincuencial -crímenes ambos contra la sociedad- atentan contra la esperanza, mientras la economía frena el crecimiento.
Un año después, el gobierno debe serenarse, calcular qué puede y qué no puede, evaluar a los integrantes de su gabinete, reformular alianzas y abandonar la idea de sacar las reformas faltantes a como dé lugar, sin concluir ni concretar las emprendidas.
***
El mérito mayor al arranque del sexenio fue recuperar para el gobierno la iniciativa política.
El conjunto de los partidos marchó al ritmo y en la dirección marcada por el gobierno a partir de la suscripción del Pacto por México. Gobierno y partidos tuvieron la capacidad de anteponer coincidencias sobre diferencias y, algo más difícil, hacer fortaleza de la debilidad. En el fondo, el Pacto era una cuestión de sobrevivencia de la élite política frente al abrazo de los poderes fácticos que la asfixiaban. Reponía, además, el pragmatismo tricolor que, aún a su pesar, decidió aplicar ajustes a la política económica neoliberal para atemperar el malestar social.
No sin tensión entre las dirigencias de los partidos y sus respectivos grupos parlamentarios, derivada de los acuerdos cupulares en el Pacto, la política parecía recuperar espacio. Un tufo de autoritarismo despedía y despide la práctica de acordar arriba e imponer abajo, la prevalencia de la cúpula sobre la base, del acuerdo en corto sin consulta ni debate en largo, pero -esto se olvida- el inmovilismo y el desencuentro político caracterizaban el panorama.
Sin desconocer esos bemoles hubo avances que no acaban de concretarse en logros. A nivel constitucional y reglamentario se concluyó la reforma educativa, pero su implementación se echa de menos. A nivel constitucional se concluyó la reforma de las telecomunicaciones pero, aun teniendo plazo perentorio para elaborarla (9 de diciembre), se arrumbó su reglamentación, dejando sentir que los grandes concesionarios amilanaron la decisión inicial de regularlos. Sin el apoyo de la derecha panista pero con el respaldo de la izquierda perredista salió adelante la reforma hacendaria que, ahora, desafía la desaceleración económica.
Hoy, sin embargo, el gobierno y el panismo se muestran decididos a sacrificar el Pacto en aras de aprobar una reforma político-electoral que, si bien acierta en algunos temas, acumula errores que, lejos de mejorar, empeoran el régimen electoral. El motor del despropósito es evitar que se atore la reforma energética que, desde su origen, estuvo mal planteada.
***
Enrique Peña Nieto.
En el tramo recorrido hasta ahora, el gobierno incurrió en dos errores que urge corregir.
Uno, no supo calibrar debidamente la reacción panista ante las trapacerías registradas durante las elecciones estatales y se dejó torcer el brazo: aceptó sacar adelante una iniciativa político-electoral que, inteligentemente, la dirigencia albiazul ató a la reforma energética. Una reforma cuyo proyecto, a diferencia de las otras reformas, no fue elaborado a partir del consenso y el acuerdo en el Pacto. Curioso detalle. Dos, el gobierno precipitó innecesariamente el debate de la reforma energética cuando todavía ni contaba con la iniciativa, equivocó la campaña propagandística diseñada para hacerla digerible, eludió y elude hablar de la corrupción prevaleciente al interior de Petróleos Mexicanos, y presentó el proyecto de reforma constitucional sin dejar ver los reglamentos que regularán la apertura. Ambos errores se cometieron en mayo y junio, desde entonces se dejaron correr y crecer.
En paralelo, el gobierno resbaló en cuatro asuntos. Uno, el único programa que echó a andar -la Cruzada contra el Hambre- arrancó mal y, pese a los esfuerzos, no acaba de acreditarse ni entusiasmar. Dos, por razones aún hoy insuficientemente explicadas, se frenó el gasto público provocando la desaceleración de la economía, mil y un versiones corren sobre el motivo y ninguna de ellas deja bien parado al gobierno. Tres, con el propósito de enviar la señal de un cambio en el combate al crimen, creció de más las expectativas y calculó mal el tiempo requerido para emprender la rectificación y, hoy, la situación en Michoacán (más tarde será algún otro estado o plaza) lo exhibe como ineficaz, por decirlo con elegancia. Cuatro, menospreció el hartazgo frente a la corrupción política que, día con día, derrumba la esperanza de advertir honestidad y austeridad en la representación popular y la función pública.
Y, desde luego, el poder de la naturaleza exhibió la naturaleza del poder. Pese a la promesa de no dejar impunes a quienes sembraron las semillas de la tragedia, hoy, como siempre, la naturaleza es la culpable. Por ella brinda, jubiloso, el gobernador Ángel Aguirre Rivero. Sírvanme otra, de una buena vez.
***
Un año después, el gobierno debe serenarse si quiere cumplir, bien, seis.
Reconocer y corregir errores. Llevar la reforma político-electoral al próximo periodo ordinario de sesiones y retirar la reforma energética hasta sanear Pemex. Convertir la administración en gobierno, evaluar al equipo determinando quién debe permanecer y prepararse para la prueba de ácido de la elección intermedia. Controlar y ejercer el gasto, al tiempo de combatir decididamente el robo, el chantaje y el despilfarro. Afinar la política de seguridad en combinación con la social para reponer la credibilidad en el Estado como garante de la vida, la integridad y la seguridad de las personas.
sobreaviso12@gmail.com