Verónica Maza Bustamante |
Instructiva
como siempre la sección El Sexódromo, a cargo de Verónica Maza Bustamante, la que a principios del presente año
se refirió a El Beso, una caricia que a pesar de su
cotidiana práctica natural y social a lo largo de la historia, para algunas
culturas orientales es un acto indecente.
México • El
beso, esta forma de demostrar afecto, cariño, ternura y amor, es una práctica
natural y social que, desde sus orígenes, ha dado lugar a múltiples
representaciones en la literatura, en el teatro, en la pintura, la escultura,
en la música y en el cine.
Sin embargo, no
en todo el mundo se practica, ya que para algunas culturas orientales besarse
en la boca resulta un acto indecente.
Esta expresión
humana, que en Occidente es concebida como un icono del amor, es retomada por
artistas, para quienes el beso, más que simple hecho científico —le ayuda a la
pareja a reducir el estrés, aunque también contribuye a elevar los niveles de
oxitocina y acelera el ritmo cardiaco—, es algo sublime que se debe eternizar.
El beso de amor
(y el de pasión) es, a decir de Verónica Maza Bustamante, autora de la columna
El Sexódromo, de MILENIO, un acto mágico-musical-poético. De ahí que en
expresiones como el teatro se recurra al beso para hablar de un sentimiento tan
sublime como el amor. La prueba más clara de ese romanticismo es el beso en el
balcón de Romeo y Julieta, de William Shakespeare, eternizado en una pintura de
1884 de Frank Dicksee.
Otro claro
ejemplo es La bella durmiente, donde el beso es utilizado como una fórmula
mágica, como un instrumento insustituible para romper el hechizo de sueño
eterno.
Una de las
esculturas más bellas que han logrado plasmar esta expresión es El beso, de
Auguste Rodin, quien lo representó a través de una sensual pareja abrazada.
Esta obra la concibió para decorar, entre un grupo de relieves, la puerta de
bronce de la mansión Cozzi, conocida como las puertas del infierno.
De igual forma,
Gustav Klimt, uno de los más notables representantes del movimiento modernista,
creó la pintura El beso, probablemente su obra más conocida, que ha contribuido
al desarrollo de la historia del arte, donde, de acuerdo con la iconografía, retrata
el momento en que Apolo besa a la ninfa Dafne, según el relato que hace Ovidio
de su metamorfosis. Es tal la carga de esta pieza, que inspiró a la cantante
española de música pop Virjinia Glück, a componer la canción El beso de Klimt.
Qué decir del célebre
pasodoble El beso, de los Churumbeles de España, que ha enamorado a más de una
pareja: “En España, bendita tierra/ donde puso su trono el amor/ solo en ella
el beso encierra/ armonía, sentido y valor./ La española cuando besa (¡¡ole!!)/
es que besa de verdad/ y a ninguna le interesa (¡¡ole!!)/ besar por
frivolidad./ El beso (El beso)/ El beso (El beso)/ El beso en España/ lo lleva
la hembra/ muy dentro del alma (…)”.
Otra de las
canciones románticas las ha aportado México al mundo, la composición de
Consuelito Velázquez, traducida a todos los idiomas e interpretada a lo largo y
ancho de todos los continentes: “Bésame,/ bésame, mucho,/ como si fuera esta
noche la última vez,/ bésame, bésame mucho,/ que tengo miedo quererte y
perderte después”.
Sin tomar en
cuenta el proceso químico que se registra entre una pareja, cuando se dan un
beso, Consuelito Velázquez le suplica a su enamorado que la colme de besos,
convirtiendo su creación en todo un clásico entre los enamorados.
Hasta ha sido
motivo de inspiración de una leyenda, la del Callejón del Beso, que narran de
manera muy particular algunos niños en la ciudad de Guanajuato a cambio de
algunas monedas. Cuenta la trágica historia de que, por la intransigencia de su
padre, doña Carmen no pudo concretar su amor con don Luis, quien se las ingenió
para poder verla. En el callejón donde vivía la dulce doncella, compró la casa
de enfrente que daba justo a unos cuantos centímetros del balcón de la casa de
su amada, cuando él le besaba la mano, el padre los sorprendió y clavó una daga
en el pecho de su hija.
En el cine se
dice que el primer beso filmado en la historia fue el protagonizado por May
Irwin y John Rice, en 1896, un cortometraje apasionado de apenas 47 segundos,
dirigido por el realizador estadunidense William Heise.
Aunque el beso
pasional es una parte importante del cortejo, lo cierto es que las teorías van
y vienen alrededor de la atracción y el enamoramiento. Lo último que se tiene
en investigaciones es que, si bien la vista es fundamental para atraer a una
persona, el olfato resulta esencial para producir el enamoramiento.
El doctor Alonso
Fernández Guasti, adscrito al Departamento de Farmacobiología del Cinvestav,
revela que, “como si se tratara de huellas digitales, cada persona posee un aroma
distinto que la caracteriza, y con ese recurso es capaz de atraer, de manera
natural, a otra persona”.