Carlos Castañón Cuadros |
En su columna Cosa Pública que
se publica en Milenio Diario Laguna el
analista Carlos Castañón Cuadros habla
de como ya no existen capos, levantados, encobijados y encajuelados,
simplemente por que el gobierno eliminó de su discurso esas impertinentes
palabras, pero los muertos y la violencia siguen estando ahí, digan lo que
digan el Presidente, los Gobernadores y los Alcaldes. !Qué afán de tapar el sol
con un dedo y de darnos atole con el dedo a los ciudadanos!.
A partir de diciembre se acabaron los
muertos. No importan que existan, eso ya no es relevante. Da lo mismo si las
ejecuciones fueron en el Estado de México, Durango, Acapulco o Michoacán. Para
el caso, ya no existen en el discurso oficial. Y eso es lo que cuenta. Tan
fácil como borrarlos, como dejar de hablar de ellos. Nada de impertinentes
noticias, ahora la política es otra, otros los temas, otro el partido y otro el
presidente. ¡Y vaya que se nota! A cuatro meses del cambio de gobierno, hay un
cierto optimismo y buenos niveles de aprobación de la presidencia en la opinión
pública. Se habla de al menos un año para ver algunos frutos en la seguridad, y
sobre todo en la pacificación. Pero mientras eso sucede, la estrategia
inmediata del gobierno federal, fue cambiar el tono de las declaraciones cuando
se habla de los problemas de seguridad. De esa manera, el primer cambio está en
omitir “esas” impertinentes palabras. Al fin, percepción es realidad. Porque
tanto se abusó en el sexenio anterior, que fue difícil hablar de otra cosa. Y
así nos fue.
Acostumbrados a mandar, hasta los
gobernadores siguen la misma línea discursiva. Ya todo está bien, ya la
seguridad está mejorando, ya no hay muertos. Con la llegada de Enrique Peña
Nieto, a los gobernadores no les quedó más que callar, obedecer y estar siempre
a los órdenes del señor presidente. Y si no, basta ver como, los antes
bravucones, son ahora mansos zalameros de la presidencia. Pero no basta con
ordenar a la mayoría de los estados, faltan los municipios, donde los problemas
siempre se multiplican.
Los muertos ahí están, pero 'no existen' los encobijados. |
“Gobernar es comunicar” dice un funcionario
de la Secretaría de Gobernación. Como todo empieza por las palabras y la manera
de expresarlas, entonces hay que alinear también a los voceros. Por eso
Gobernación organizó el Primer Encuentro Nacional de Comunicadores en Seguridad
Pública, a fin de homologar el discurso. Por ejemplo, se sugirió evitar
palabras impertinentes como “capo”, “encajuelado”, “ejecutado”, “cártel”, “jefe
de finanzas”, “lugarteniente”, “encobijado”… y no es que tales palabras no
existan en eso que llamamos realidad, por el contrario, tan existen que su peso
ya es cotidiano. Lo que se busca es quitarles protagonismo, sacarlas del día a
día.
Extirpar esas palabras del discurso oficial
tiene sentido dentro la comunicación gubernamental. No es deseable hablar en
esos términos, ni tampoco reproducirlos a la manera del lenguaje criminal. Sin
embargo, una política así requiere necesariamente de una correspondencia de
resultados en las calles. Porque de otra manera, omitir las indeseables
palabras, no omite la realidad ni mucho menos el problema. Los muertos siguen
ahí, aunque no se quiera hablar de ellos. Si en el largo plazo la política no
es consistente con los resultados, sencillamente los supuestos de la comunicación
se derrumban. Entonces conoceremos los verdaderos resultados.
Twitter/uncuadros