El presente artículo me fue remitido por FIDENCIO TREVIÑO MALDONADO vía correo electrónico, para que lo publicara en mi blog www.hoyacontecerdelalaguna.blogspot.com desde el pasado 7 de diciembre, lo que no hice en aquel momento por razones que no vienen a cuento relatar. Originario de MATAMOROS DE LA LAGUNA, FIDENCIO colabora en varios medios escritos y electrónicos de la LAGUNA y de la REGIÓN SURESTE de COAHUILA, entre otros SIGLO NUEVO, de cuyo sitio electrónico tomé el dibujo que ilustra el texto.
Así se labró nuestro país, entre divisiones, rapiñas, desalojos, xenofobias, traiciones, despojos de casi la mitad de nuestro territorio, invadidos decenas de veces, dividido por regiones y estatus sociales y mucha corrupción por parte de los que mandan y siempre mandaron.
Al igual que cientos de naciones, la nuestra no fue la excepción y también entre violencia, pacto de lobos y aves rapaces se formó la patria, una copia al carbón de aquella novela del ruso NIKOLAI OSTROVSKIY "ASÍ SE TEMPLO EL ACERO", nación que aun a estas fechas se sigue forjando y continúa siendo escenario de cruentas batallas sociales, políticas, de poder, de negocios, de trafico, de fronteras sin control y de sobrevivencia.
Narrar la historia de una parte de nuestra cultura es entrar en los laberintos del axioma y la idiosincrasia que nos arropa, es tener una crónica de sangre, desde los sacrificios humanos ofrendados a los dioses de nuestros antepasados, hasta las guerras incontrolables entre grupos antagónicos en nuestros días.
Un México en donde no sólo los conceptos, los preceptos y pensamientos están divididos, sino la sociedad que aparentemente esta unida, los fantasmas de la miseria y desigualdad están de día y noche espantando y de ahí la precaución de miles de familias de cuidarse ante los buenos o los malos que en esta anarquía y caos que se vive en el país ya no se sabe quienes defienden o maltratan al pueblo, más allá de que los sabihondos y "yoyos" digan que es un choque de culturas, que es la estructura de los pueblos y otras citas de estos bufones del sistema.
Pueblos desalojados, éxodo de comunidades, niños, hombres y mujeres sin rastro, rostro y sin sombra o algo que los acredite como mexicanos deambulan en las serranías de Veracruz, Campeche, Chihuahua, Oaxaca, Chiapas, las fronteras y en otros Estados de de la Nación, Patria o República como se le quiera llamar, que para el caso es lo mismo y en ella caben también, los desarraigados, despatriados por sus propios hermanos y como motivo, causa o sinrazón causada paradojicamente por sus mismos gobernantes en sus ansias feudales.
Un México indomable, insolehnte ante las injusticias, país él nuestro, lleno de sombras que no tienen dueño, que apenas hace años inició y conoció las protestas y se le concedió el voto a la mujer y ya al igual que en otras latitudes la protesta es la única forma de que los oídos sordos y ojos que no ven de la Clase Gobernante o Casta Divina voltee y se de cuenta que existen.
Millones de jóvenes que hace apenas 15 años eran niños de la calle, son ahora presa fácil de las bandas y malandros, ellos se forjaron en los arroyos, en las correccionales, su pedagogía y dialéctica la tomaron de los barrios arrabaleros, en cantinas, piqueras, robando pan y fruta de los mercados para sobrevivir, prostituyéndose, sirviendo al que paga. Franeleros, cuidadores de autos, come fuegos y limpia-vidrios en los cruceros, nadie los notó, pasaron como simples sombras ante nosotros y para la clase gobernante fue más fácil ignorarlos, ¡Sin Embargo…! crecieron, tal vez con cierto remordimiento, con algún rencor acumulado y escondido y no bastaron años de cárcel o ser castigados en duros trabajos a pesar de su edad y los de "Enfrente" los acapararon les dieron dinero, droga y algo que ellos nunca tuvieron de niños: amistad; y los enseñaron a ser temidos, feroces con los mismos que a ellos antes los desconocieron.
El resumen esta presente, tangible con cientos de miles de muertos, la distribución de droga a raudales, miles de desaparecidos, secuestrados, robos, balaceras diarias peleando por un pedazo de tierra para sentar sus reales, sin importarles que en estos actos se lleven de paso a mujeres, ancianos o niños, este ha sido parte de nuestro país y, nada hemos ganado con echarle la culpa al vecino, a la educación, a la compra venta de la justicia o tal vez la corrupción imperante en todos los ejercicios del tejido social causada muchas veces por nosotros, por ser indolentes o inclusive culpar a Dios por permitir estos sucesos lamentables.
Cada nacimiento de un año y de un sexenio político existe una renovación de fe, un acto de esperanza en toda la nación, de juramentos reciclados y al final como parece que siempre pasa, las promesas son incumplidas y lo peor, fallidas por pretextos inventados y sigue nuestro México en su estado natural: Bárbaro, y mientras podemos preguntarnos:¿Y qué hemos hecho para domesticarlo?.
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