Quizá México no esté en guerra pero en la situación actual que
enfrenta resulta válido parafrasear a Hitler
cuando ordenó incendiar Paris para preguntar ¿Arde México?, según lo hace Jesús Máximo Moreno Mejía. El ‘Indio’
Amaro, personajes de la
serie Señora Acero repite constantemente una frase: “Nada
puede estar tan malo que no puede estar peor”, que se desmiente con la
situación de nuestro país que llegó a lo ‘más peor’ como diría el ranchero. El
artículo de nuestro colega y colaborador que hoy publicamos en el blog,
realmente no tiene desperdicio.
“Es una desgracia lo que sobrepasa la
medida”
Valmiki
(El Ramayana)
Indiscutiblemente que todas las
comparaciones son odiosas, pero es válido hacer una paráfrasis entre lo que
preguntaba Adolfo Hitler en relación a la orden de incendiar París (que
afortunadamente no ocurrió) cuando se enteró de que las fuerzas aliadas
recuperaban Francia, y el peligro que corre nuestro país al enterarnos de que
en lugar de cesar la violencia y la impunidad, pareciera que México sí que está
ardiendo.
Sería prolijo e innecesario enumerar
todas las desgracias ocurridas en los últimos meses en la república, porque la
mayoría de la gente se entera por la prensa escrita y electrónica a diario,
incluso los que o no leen el periódico o ven y escuchan los noticieros en la TV
y en la radio, tienen todos los días conocimiento referido por amigos o alguna
experiencia negativa que han vivido de manera personal (por ser víctimas de una
hambre irremediable o víctima de un acto de violencia de cualquier tipo).
Es por ello que la gente en nuestro
tiempo se refugia en todo aquello que lo haga olvidar la amarga existencia, ya
sea presenciando un encuentro de futbol o platicando de lo que sabe en torno de
sus ídolos del deporte o del medio artístico, pero en el peor de los casos
recurriendo a las bebidas espirituosas (cerveza, tequila, aguardiente, etc.), o
bien consumiendo productos tóxicos (sea mariguana, tinner, cocaína, kristal,
etc.).
Las desgracias que que padecemos son de
toda índole, algunas provocadas por el crimen organizado, que constituyen un
estigma indeleble en nuestro tejido social y que exhibimos, lo mismo hacia el
interior del país o internacionalmente, entre las que destacan: la desaparición
de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, sin que se tenga establecido qué
fue de ellos a dos años de ocurridos los hechos; la tragedia ocurrida en el
complejo petroquímico “Pajaritos”, recientemente, y que pudo haberse evitado;
los ataques armados ocurridos en Acapulco, a pesar de los operativos de
seguridad; el clima de violencia que no tiene fin en Michoacán y en otros
estados del país, son sólo algunos de los muchos males que a diario vivimos,
sin ninguna solución.
El sistema gubernamental minimiza lo que
ocurre y se atreve a afirmar que todo está bajo control, sin embargo lo que
aseguran hacer las autoridades se les escapa de las manos o la complican aun
más, al grado tal de que el mes pasado el escritor Fernando del Paso denunció
al recibir el Premio de Literatura “Miguel de Cervantes” en España, lo
siguiente:
“Las cosas no han cambiado en México,
sino que han empeorado. Continúan los atracos, las extorsiones, los secuestros,
las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, los abusos del poder,
la corrupción, la impunidad y el cinismo”.
Pero no sólo se circunscribió a decir lo
anterior (que ya es bastante), pues añadió: “Criticar a mi país en un país
extranjero me da vergüenza. Pues bien, me trago esa vergüenza y aprovecho este
foro (Estando presente el rey de España y su esposa) para decir a los cuatro
vientos que existe la aprobación en el Estado de México, la bautizada Ley
Atenco. Es una ley opresora que habilita a la policía a apresar y disparar en
manifestaciones y reuniones públicas a quienes atenten, según su criterio,
contra la seguridad, el orden público, la integridad, la vida y los bienes
públicos y privados”
“Esto pareciera el actuar de un estado totalitario
que no podemos permitir”. Lo que bien pudiera interpretarse como una
advertencia de un posible estallido social en nuestro país.
Sin duda, no tuvo “pelos en la lengua”
el insigne escritor, que el año pasado fuera también galardonado en Mérida con
el Premio a la Excelencia de Literatura “José Emilio Pacheco”.
Y como si lo anterior fuera poco,
mencionaremos otra exhibida internacional por el actuar de nuestras autoridades,
al publicar el diario estadounidense “New York Times”, en primera plana una
información muy negativa para el gobierno mexicano, pues la cabeza de la nota
indicaba, ya traducida al español, Los
investigadores (independientes) dicen que México ha frustrado los esfuerzos
para resolver la desaparición de estudiantes.
El periodista Raymundo Riva Palacio
señala que el caso Ayotzinapa abrió una vena que no alcanzaron a ver en Los
Pinos, y a la fecha se les ha vuelto “bolas el engrudo” pues lo que no
resuelven alcanza ya niveles de denuncia mundial. “La información del Times fue
el colofón. Esto viene a sumarse como si no tuviera el gobierno suficientes
problemas de credibilidad”, concluye el analista político.
Ciertamente, pues existen otros
problemas sumamente graves que se han venido dando y sin intenciones de
clarificar, como fue la mega explosión con trágicos resultados del complejo petroquímico “Pajaritos”, a cuyo
hecho el gobierno federal pretende hacer creer fue un accidente imprevisto de
Pemex, cuando en realidad es responsabilidad de una empresa particular,
concesionada por la paraestatal en 2013 (antes de las reformas energéticas) a Mexichem
y a su filial Petroquímica Mexicana de Vinilo (PMV).
Se asegura que la supuesta alianza Pemex
y Mexichem, cuyo aparente dueño es el ex banquero Antonio del Valle (despedido
por supuestos fraudes bancarios), se realizó por presiones del líder petrolero Carlos
A. Romero Deschamps, manejándose como una desincorporación de Petróleos
Mexicanos, seguramente para beneficio del representante de los trabajadores de
la industria petrolera.
Obvio es que el Gobierno Federal no
desea se sepa la privatización “Pajaritos”, prefiriendo asumir la
responsabilidad del accidente, pues se sabía que la planta adolecía de una
serie de irregularidades en sus instalaciones, las que pudieron las autoridades
haber exigido fueran reparadas y hasta entonces autorizar sus operaciones y así
evitar los trágicos resultados.
Total, al sistema se le siguen haciendo
“bolas el engrudo” y con ello propiciando que se llegue a un estallido social,
pues el país está que arde (Arde por aquí, arde por allá y arde por todos
lados). ¿O usted qué opina, amable lector?
¡Hasta la próxima!