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Fernando Ramírez López. |
Este es Carlos Monsiváis, un hombre de ideas y de luchas por sus ideas al cual tuvimos la oportunidad de tratar en un par de ocasiones, la primera en la ciudad de México con Porfirio Muñoz Ledo cuando este buscaba la presidencia del PRD, la segunda cuando trajo a Torreón la música y el significado de la obra de Agustín Lara como músico y poeta al seno de la Universidad Autónoma de Coahuila.
Por * Fernando Ramírez López
Para que
CONACULTA establezca la beca
Carlos
Monsiváis para creadores literarios
“En el principio y ante la tardanza del Dios cristiano, Huitxilopochtli y
Tláloc crearon los cielos y la tierra, y
en la tierra (llamada así por que su componente mayor era el agua) la nación
mexicana, hija del dios Caos y la diosa demografía…”
Carlos
Monsiváis. De uno de tantos génesis (apocalipstick)
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Carlos Monsiváis. |
Los
últimos días de agosto y los primeros de septiembre de 1990 se llevó a cabo el
evento El Siglo XX: la experiencia de la libertad, al que asistieron
intelectuales de la talla de Cornelius Castoriadis, Enrique Krause, Octavio
Paz, Jean – Francois Revel y Alberto Ruy Sánchez, entre otros.
Como
invitado en su exposición Monsiváis expresó: y creo que en ese sentido Rossi
tiene la razón, el socialismo fracasó en lo económico y en lo ético. Pero vemos
que en América Latina también el capitalismo fracasó en lo económico y en lo
ético.
Insatisfecho,
porque Octavio Paz no le cedió la palabra una vez más en el coloquio, publicó
en el periódico La Jornada el 30 de agosto de ese año la siguiente aclaración;
en una impecable réplica con diferentes conceptos propios de su personalidad:
un ejemplo de Paz fue la educación socialista, la implantación fantasiosa del
sueño dogmático de una época. Pero lo irracional de este proyecto, que dura de
1934 a 1940 no disminuye lo irracional, costoso y fallido del proyecto que lo
sustituyó, y que con cambios de membrete, lleva cincuenta años experimentando y
dejando de experimentar a costa de los altos índices de analfabetismo real y
funcional.
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Gabriela Mistral. |
Este
es Carlos Monsiváis, un hombre de ideas y de luchas por sus ideas al cual
tuvimos la oportunidad de tratar en un par de ocasiones, la primera en la
ciudad de México con Porfirio Muñoz Ledo cuando este buscaba la presidencia del
PRD, la segunda cuando trajo a Torreón la música y el significado de la obra de
Agustín Lara como músico y poeta al seno de la Universidad Autónoma de Coahuila.
Mesías
de este porte nacen muy de vez en vez y existen en su obra, para lo cual se
desempeñó como ensayista, periodista, polemista, antologador, siempre desde la
izquierda como posición ideológica y de vida.
Nace
en la ciudad de México en el período previo a la Segunda Guerra Mundial en
1938, ciudad que fue la escena natural de su vida y de su obra plural. Hizo
estudios de economía y durante varios años tomó cursos en la facultad de
Filosofía y Letras de la UNAM, fue becario del Centro Mexicano de Escritores en
dos ocasiones y de la Universidad de Harvard, recibió los premios Nacional de
Periodismo en 1977, el Jorge Cuesta en 1986, el Manuel Buendía en 1978, el
Mazatlán de Literatura en 1989, el Príncipe Claus en Holanda en 1998, la
medalla Gabriela Mistral en Chile en 2001, el premio de la Feria Internacional
del Libro de Guadalajara de 2006 y la Medalla de Bellas Artes en 2008.
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Porfirio Muñoz Ledo. |
Fue
Secretario de Redacción de las revistas Medio Siglo y Estaciones y publicó en
otras más y suplementos culturales del país, son notables sus aportaciones a
las revistas Vuelta, Nexos y Proceso y sus ensayos publicados en El Universal y
La Jornada.
Todo
su legado está hoy ubicado en el llamado museo del Estanquillo en la ciudad de
México, con lo cual deja un postrer legado para el México de hoy y del futuro.
Entre
sus libros destacan Días de Guardar, Amor Perdido, Entrada Libre, ¿A dónde vas
Monsiváis?, el que se integró con los fragmentos más relevantes de sus sitios
emblemáticos como La Lagunilla, El California Dancing Club, C. U. , la Arena
Coliseo, la Plaza Garibaldi, el Templo Mayor y un larguísimo etcétera.
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Octavio Paz. |
En
el testo denominado Estado Laico y sus Malquerientes, reseña como el gran logro
de los liberales mexicanos del Siglo XIX y los ataques desaforados del clero
militante y la élite ultraderechista, pretendieron hacerlo fracasar.
En
la obra llamada Los Mil y Un Velorios, recorre las páginas más sangrientas de
la realidad mexicana y publicaciones como las revistas de policía y Alarma se
adentra en los laberintos del odio y de la llamada guerra contra los narcos,
haciendo en todo momento una reflexión mordaz y desgarradora.
En
el libro Las Herencias Ocultas de la Reforma Liberal del Siglo XIX, reúne las
crónicas históricas de los liberales más importantes de ese siglo, como Guillermo
Prieto, Ignacio Ramírez, Manuel Payno entre otros y describe como apoyaron a
Benito Juárez y también lo criticaron o tomaron las armas además de la pluma.
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Agustín Lara. |
En
la obra Escenas de Pudor y Liviandad pasa revista al Teatro de Revista desde
Celia Montalbán y María Conesa hasta La Flor más Bella del Ejido. Dedica
crónicas fundamentales en su más alto nivel de escritura lúcida y lúdica, a
María Félix, Dolores del Río, Juan Gabriel y a todo aquel que se pueda
clasificar como ídolo nacional y a manera de conclusión de estas páginas
púdicas y livianas, el propio autor escribe: el pudor, la liviandad, los
sentimientos extintos en la sociedad que no acaba de ser plenamente moderna.
En
Apocalipstick recorre la metrópoli desde 1940 hasta el EZLN y López Obrador,
expresando jocosamente que cuando estés solo con tu familia, no le salgas con
la cantaleta de la unidad ante la adversidad. Mejor diles que ya queda muy poco
tiempo, hay que decir todo lo que se ha ocultado hasta el momento.
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Andrés Manuel López Obrador. |
Monsiváis
recorre el camino de la exposición articulada y de gran conocimiento sobre el
tema, sin dejar de burlarse de él mismo, de los vecinos, del gobierno, de la
sociedad en general; jugando entre lo serio y lo risible pero siempre como un
gran profeta de su tiempo.
Monsiváis
nace en el seno de un hogar evangélico metodista y sabe desatarse de lo
estrecho del fundamentalismo protestante, para ser además un hombre público que
participa en el movimiento del 68, en la postulación de Cuauhtémoc Cárdenas a
la presidencia de la república, con el EZLN, con López Obrador y denuncia con
todo cinismo, claridad e impunidad el modelo social, económico, político y
cultural establecido.
Pero
lo subyugante y mesiánico es que se asoma con maestría a toda la problemática
actual desde la utilización del doble lenguaje y la burla, sabe ser
suficientemente doctoral cuando encuentra contrarios que así lo solicitan.
Es
capaz de redactar una placa de bronce y ubicarla en el lugar que hoy
actualmente ocupa el Centro Cultural José Martí en la Ciudad de México; sitio
en el que se encontraba la casa donde fueron aprehendidos a finales del Siglo
XIX 41 homosexuales y denunciar para la posteridad que fue el primer acto
homofóbico cometido en México.
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Enrique Krauze. |
Nos
deja dolientes con su ausencia terrenal el 19 de junio del 2010, el considerado
Padre de la Crónica Moderna en México pierde la batalla ante la vida a los 72
años, cuando estaba dando lo mejor para la posteridad este hombre mesiánico al
que cariñosamente siempre le dijimos “Monsi”, deja un vacío insustituible.
El
28 de marzo de 2010 publicó su última columna la cual tituló La Sabiduría del
Autoengaño diciendo a la ciudad y al pueblo que ya no se le convence, que este
ha perdido el don divino de la credulidad y o no están informados de nada, o se
nutren de Internet, radio, incluso noticieros de televisión, celulares o
twitteers. Y los que ni se enteran ni les importa.
De
la solemnidad a la algarabía, del llanto al aplauso, así transcurrió el
homenaje que se le rindió el domingo 20 de agosto de ese año en el Palacio de
Bellas Artes.
Siempre
vivió en la colonia Portales del D. F., acompañado de cuarenta gatos los que a
la postre le causaron fibrosos pulmonar, extravagante y brillante Monsiváis fue
el personaje más característico de la cultura mexicana en los últimos cincuenta
años.
Sus
ideas fueron siempre claras; izquierdista en lo económico, liberal en lo social
y lo moral. No le interesó entrar a las grandes disputas intelectuales de la
época. Su amor por el cine al que consideraba un psique nacional es legendario.
Su
generosidad pese a su abultada agenda, le permitía atender a muchachos
desconocidos que le llevaban sus textos en busca de su publicación.
El
militante de la sociedad civil fue simpatizante de muchas causas, aliado de una
infinidad de movimientos, pero ante todo el defensor de la razón pública, el
crítico más implacable que la estupidez política y la mojigatería han tenido
entre nosotros. Profético y mesiánico supo ver el tiempo actual y el porvenir. Hasta ver más Carlos.
* Escritor
Celular: 871 163 3813