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22 de julio de 2017

Mal humor social que se puede traducir en venganza política


Escrito en mayo pasado el presente artículo de Jesús Máximo Moreno Mejía, anticipa lo que ocurrió en Coahuila durante y después del proceso electoral del 4 de junio; la indignación de los ciudadanos de las clases media y alta que regularmente no votan fue bien aprovechada por cinco de los seis candidatos perdedores para engañar a los electores de esos estratos y generar desestabilización y descrédito del árbitro electoral con la intención de que se les regale en los tribunales lo que no pudieron conquistar en las urnas. En los hechos Guillermo Anaya, Armando Guadiana, Javier Guerrero, Horacio Salinas y José Ángel Pérez exhiben su doble moral y que no son mejores que Miguel Ángel Riquelme Solís.

“Las viejas ofensas no se borran 
con beneficios (promesas) nuevos…”
Nicolás Maquiavelo

No pocos analistas políticos avizoran resultados adversos al gobierno y partido en el poder, con motivo de las próximas elecciones del 4 de junio en cuatro entidades del país, incluyendo a Coahuila, pues como señaló Nicolás Maquiavelo hace 500 años: “Las viejas ofensas no se borran con beneficios nuevos…” (simples promesas, la más de las veces)
Lo anterior lo saben, y lo temen, quienes siempre han ejercido el control de la mayoría de los votantes en cada proceso electoral, que no sólo son sus militantes de partido, sino especialmente quienes padecen la subcultura de la pobreza, a quienes les ofrecen una miseria en efectivo o “beneficios” materiales a cambio de sufragar a favor de sus candidatos el día de las elecciones.
Hay quienes despectivamente les llaman “los traga lonches”, pero sinceramente es inaceptable esa expresión ya que es ofensiva a esa clase social, pues ciertamente padecen hambre, amén de carecer de razonamiento lógico y no entienden que están siendo utilizados, para que la clase política siga siendo cada vez más poderosa y rica, y ellos viviendo como esclavos y cada día más pobres.
Pero ya hay quienes hacen el esfuerzo de hacerles ver, a esa gente pobre, que pueden recibir lo que les ofrecen (despensas, material de construcción y hasta tarjetas de débito), pero no tienen porqué aceptar el ceder a la voluntad del operador político o líder(eza) de la colonia, en el sentido de que deben votar a favor de los candidatos que se les indica.
A lo anterior hay que añadir lo que ocurre dentro de los principales partidos políticos (tricolores, azules y naranjas), o sea escisiones más o menos importantes en el seno de su organización, mismas que se han hecho saber a través de los medios de información, e incluso otros que se han filtrado veladamente, o sea “por debajo del agua”.
Por solo mencionar algunos casos de lo anterior, en Piedras Negras el comité municipal del Partido de la Revolución Democrática (PRD) manifestó su decisión de sumarse al proyecto político del Partido Acción Nacional (PAN); la CTM de la Región Carbonífera hizo saber en San Juan de Sabinas que no apoyaría a los candidatos del PRI, sino que lo harían con el candidato independiente, Javier Guerrero García, y casi a la par un grupo de jóvenes de Torreón, que aseguraron ser militantes priístas, anunciaron su adhesión al candidato de la Alianza Ciudadana por Coahuila.
En Piedras Negras, la dirigencia estatal del partido Movimiento Ciudadano, que otrora fue en coalición con otros partidos políticos y que actualmente no cuenta con candidato a gobernador, manifestó estar dispuestos a apoyar a Javier Guerrero, pues el resto de los aspirantes no son del agrado de esa institución política.
En Castaños, tras de haber dado por terminada la huelga 1,300 trabajadores de las plantas metal mecánicas Trinity, de la Región Carbonífera, se deslindaron de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), y por consiguiente de los candidatos del PRI, pues en nada contribuyeron a la solución de su problema laboral.
Los ejemplos mencionados son sólo una muestra de lo que ha trascendido en los medios hasta el momento de redactar la presente información, pero se conoce de manera extraoficial que las rupturas interiores en los partidos son muchas, tanto en el PRI, PAN, PRD, etc.
Sin embargo, no es solamente lo que ocurre al interior de esas instituciones políticas, sino al descontento generalizado de los ciudadanos conscientes que deben ir a votar, quienes están hartos de esperar un cambio en el sistema de gobierno y, por lo tanto, padecen una ira que desean manifestar de manera efectiva. ¿Cómo? Con un voto de castigo, a manera de venganza por la esperanza perdida de una oportunidad que ha sido desperdiciada por quienes ejercen el poder.
Y como bien dice Samuel Aguilar Solís, priísta desencantado o rebelde de su partido, “El castigo irracional tiene suficientes razones para justificarse: la corrupción, la inseguridad, la falta de empleo, de salarios dignos, la desigualdad, la pobreza y la impunidad ante el abuso de aquellos que jugaron con la emoción del electorado, y lejos de gestionar y canalizar las demandas sociales, hicieron prevalecer sus propios intereses, la mayoría de manera ilícita”.
Finalmente, preguntamos a nuestros lectores: ¿Usted qué opina?
¡Hasta la próxima!