Con
todo en contra: el clima extremo, la escasez de agua y alimentos, la ausencia
de sombra y la oposición a la marcha del alcalde y la policía municipal las 202
mujeres integrantes de la Caravana de Hambre iniciaron la aventura. Desde el
principio sabían que el pronóstico les era adverso pero su determinación se
advierte en una frase sola: “Que quede la carretera sembrada de gente
hambrienta, pero seguiremos adelante.”
A
las 2 horas con 30 minutos de ese 20 de mayo, el contingente fue alcanzado por
el inspector de policía el que infructuosamente trató de disuadirlas de la
marcha y al ver frustradas sus intenciones ordenó a sus esbirros la destrucción
de los hachones que las mujeres usarían para iluminarse, así como de las
pancartas que iban dejando a la vera del camino.
La
autoridad avisó que evitarían a las mujeres recibir provisiones y a los
choferes que las transportaran se les condujo a la cárcel municipal, por el
grave delito de ayudarlas.
De
forma proporcional a los obstáculos que se les oponían crecía la decisión y
desesperación de las mujeres para seguir adelante.
Veremos al
Presidente y
Expondremos
Nuestro Caso
Por Eduardo
Elizalde Escobedo
Enviado Especial
de La Opinión
EL SOL, Coahuila, 20 de
mayo. El hambre lanzó a la más atrevida y agobiante aventura a 202 mujeres, que
pretenden recorrer a pie más de 1, 000 kilómetros, con el fin de entrevistarse
con el Presidente de la República y solicitar su intervención, para
terminar con tal situación que ha hundido
en la más espantosa miseria a muchas familias sampetrinas.
Aquí en el kilómetro 585 de la carretera
Interoceánica Matamoros – Mazatlán, primera etapa de la extenuante jornada a
que se han lanzado esas vecinas de San Pedro, Coahuila, con un sol tan
inclemente que quema la carne, un pavimento ardiente que trasmite su calor a
través de las propias suelas de los zapatos, las mujeres de piel bronceada,
hablaron:
“No
podemos soportar más el hambre, nuestros hijos se debaten en la más difícil situación,
nuestros hombres no tienen trabajo, se lucra a costa de nuestra miseria. Vamos
a pedirle al Licenciado Adolfo López Mateos que personalmente conozca nuestra
situación. Aún es tiempo de salvar algo de lo mucho que se ha perdido”.
Sin agua, sin alimento, sin medicinas, ni
ningún otro medio, que el que muchos sampetrinos económicamente pudientes les
han hecho llegar, los miembros de esa Caravana de Hambre como ellas mismas la
llaman, reiteraron su determinación a continuar adelante, aunque sea solamente
una de ellas la que llegue.
“Que quede la carretera sembrada de gente hambrienta”, sentenciaron, “pero seguiremos adelante”.
SE INICIA LA AVENTURA
Anoche –domingo diecinueve-, las integrantes
de la Caravana de Hambre que mucho habían hablado ya sobre el caso, se
reunieron frente a la escuela Centenario de San Pedro, Coahuila, a fin de
organizarse y lanzarse a la carretera a la Capital de la República.
Con una solidaridad tal, que en ningún
momento titubean, las estoicas mujeres se niegan a señalar a una lideresa,
siempre hablan en conjunto y cuando se les pregunta quién las organizó,
insisten que: “El hambre y la
desesperación de que su gente perezca ante la falta de recursos fue lo que las
incitó”.
En un intento de disuadir a las mujeres de proseguir la marcha, las autoridades intentaron prohibir que se les diera agua y alimentos. |
Las 202 mujeres, la mayoría de ellas vecinas
de la propia Ciudad –no campesinas, como en un principio se dijo-, fueron
trasladadas hasta el Cerro Bola, un paraje localizado delante de La Cuchilla.
A partir de ese momento, el conjunto marchó a
pie hasta la capilla de los traileros donde aproximadamente a las 2 horas 30
minutos, les dio alcance el inspector de policía y trató de disuadirlas a
seguir adelante. Sin embargo, no consiguió su objetivo.
LA PRIMERA PARADA
Agentes policíacos les destruyeron a las manifestantes los mechones que usaban
para alumbrarse en las noches, las obligaron a quitar los cartelones que habían
destacado a los lados de las carreteras e insistieron en impedir que siguieran
adelante.
Pese a la oposición encontrada, las mujeres
siguieron adelante hasta el poblado El Sol, donde previamente habían acordado
detenerse para descansar de la fatiga que la caminata les provocó. No se cree
que puedan avanzar mucho, ya que entre las infelices mujeres van algunas de
avanzada edad, mal alimentadas y sobre todo que caminan con infinidad de
dificultades.
Un edil del ayuntamiento de San Pedro,
Coahuila, se presentó en el improvisado campamento, para exhortar a las
doscientas mujeres a volver atrás, a ofrecerles la colaboración necesaria para
ello y la promesa de intervenir ante el Gobierno del Estado de Coahuila para
solucionar sus problemas.
De nueva cuenta las mujeres reiteraron sus
propósitos de seguir adelante e insistir que sólo el Presidente de la República,
Licenciado Adolfo López Mateos está en condiciones de solucionar sus problemas.
“No
queremos promesas que nunca se cumplen”, insistieron las mujeres, en tono tan
decidido que el edil se retiró del lugar donde se origina la presente información.
Igualmente el Presidente Municipal llegó a
este lugar.
“Quien
quiera desistirse de este movimiento”, les dijo el alcalde, “encontrará la ayuda necesaria”. Prometió después el funcionario
municipal una entrevista con el Gobernador del Estado, les indicó que debería
formarse una comisión e hizo otros ofrecimientos sin éxito alguno.
EL CAMPAMENTO Y LA ORGANIZACIÓN
A las 14 horas, cuando los rayos del sol eran
inclementes, el abigarrado grupo de mujeres tomó posesión de una casa
abandonada, al parecer local de una vieja escuela y ahí descansó, para
continuar la marcha hoy cuando entre la noche.
Personas de situación económica bonancible de
San Pedro, Coahuila, estuvieron haciendo viajes hasta este sitio con alimentos
de todas clases. Ya para entonces, los exiguos alimentos con que se lanzaron a
la aventura se habían acabado.
“Eran
frijoles, chile y tortillas, señor… y poco… Teníamos que dejarles algo, aunque
muy poco… a nuestros hijos”.
¿Por qué ustedes
y no sus hombres?
Por Eduardo
Elizalde Escobedo
Enviado Especial
de La Opinión
Lunes 20 de mayo
A las 14 horas, cuando los rayos del sol eran
inclementes, el abigarrado grupo de mujeres tomó posesión de una vieja escuela
abandonada y ahí descansó para continuar la marcha “hoy cuando entre la noche seguimos caminando”.
Una de las corruptelas más frecuentes en el medio rural de La Laguna en aquel entonces y ahora, era vender las cartas de la Presidencia a los aspirantes a braceros. |
-¿Por
qué ustedes y no sus hombres protestan?, preguntó el reportero.
“Ellos
se quedaron a cuidar a los niños, a arrimarles algo de comer”, “a ellos los hubieran hecho comunistas
(sentido figurado) o las tropas los
habrían hecho volver”, “A nosotras
nos respetan más, comprenden más nuestro sacrificio”, las voces se
escuchaban por doquier, apenas se les entendían las respuestas que todas querían
dar, las quejas se producían a montones y todo mundo tenía algo que decir.
-“¿Sabe
cuántas familias se quedan a diario sin comer en poblados como San Pedro?”.
-“¿Conoce
cómo se explota al trabajador, aprovechando que no hay trabajo?”.
-“A mi
viejo le pagan tres pesos por jornada de medio día y tenemos ocho hijos”.
-“Pedro
se quería ir de bracero, ¿Sabe cuánto le pedían en la Presidencia?. Quinientos
pesos primero y luego trescientos, venden, venden las plazas”.
Para
agravar la situación de las caravaneras –en su intento de disuadirlas de la
marcha- en una información de San Pedro de las Colonias se informa que no se
podrá proporcionar alimentos a la caravana y en otra de Francisco I. Madero se
denuncia que se venden las cartas a los braceros. Transcribimos a continuación
ambas notas informativas.