Promotor del voto nulo Manuel Padilla Muñoz quién
ha tenido presencia en los medios regionales desde la década de los setenta ha
cambiado un tanto su visión y ve en la persona de Raúl Sifuentes Guerrero a quien
pudiera conducir el rescate de Torreón, para
evitar que de nuevo usando al
PRI y al PAN los pillos de siempre se
queden con la Presidencia Municipal. Raúl
Sifuentes Guerrero más que el abanderado de
partidos de izquierda, parece ser el candidato de la sociedad civil.
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Jorge Zermeño Infante |
Todo
mundo sabe, porque lo he pregonado repetidamente, que he sido un promotor del
voto nulo. Primero, porque los partidos políticos han sido secuestrados por
grupos de pandilleros que los utilizan no para ejercer la democracia sino para
enriquecerse rabiosamente con el dinero del pueblo y gozar de impunidad
(Humberto Moreira es el mejor ejemplo).
En
el municipio de Torreón se presenta este año una situación inédita en la
sucesión del gobierno municipal. Los torreonenses hemos conocido ya la
alternancia de partido en el gobierno municipal. Desgraciadamente esa
alternancia ha sido peor cada vez. Jorge Zermeño fue el primero en derrotar la
hegemonía del PRI; se le considera un alcalde bueno, así a secas.
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Miguel Ángel Riquelme Solís |
Luego,
el PRI recuperó el poder y un solo trienio después lo perdió nuevamente con el
ascenso de Guillermo Anaya, sucediéndolo su correligionario José Ángel Pérez
que, por sus yerros y mal gobierno, fue recuperado por el priista Eduardo Olmos
Castro. La mayoría de estos últimos han sido considerados de malos a peores.
Con
el lema de “Recuperemos Torreón” llegó Eduardo Olmos Castro que, en efecto,
recuperó Torreón de la pandilla panista y lo entregó a su propia pandilla que
ha resultado más desastrosa. Ha llegado a tal grado que perdieron la prudencia
y llegaron al cinismo en el saqueo al erario público del municipio.
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Raúl Sifuentes Guerrero |
Hasta
hace unos 20 años, la ciudad de Torreón estaba considerada entre los diez
primeros lugares de las más importantes ciudades de México; hoy, estamos muy
lejos de esa categoría. Torreón está destrozado. Pésimos servicios públicos, el
alumbrado público pésimo, lo mismo que el pavimento de nuestras calles como
nunca se habían visto; el suministro de agua potable es malo; tenemos agua
solamente para los próximos 10 años y de muy mala calidad, con arsénico,
mientras que el Simas, sumido en la corrupción por quien fuera el contralor,
Mario Cepeda Villarreal, está en quiebra.
Y
así, sería largo enumerar las fallas de esta mala administración municipal
priista que consideran los mismos militantes del tricolor que los actuales
funcionarios son los mejores promotores del voto para los partidos opositores.
A ese grado estamos.
Sin
embargo surge una pequeña luz de esperanza para recuperar, verdaderamente, a
nuestra ciudad. Hoy, el panorama político resulta revelador. Y, en efecto, dice
más que las palabras.
En
los últimos meses del año pasado, el gobernador Rubén Moreira “destapó” a su
candidato: Miguel Ángel Riquelme. O sea, lleva cinco meses de campaña violando
la ley, con mantas publicitarias en las casas de sus “promotores” priistas
mediante los cuales se reparten despensas y leche asegurando que es gracias a
la “magnanimidad” de su candidato.
Riquelme
inició en las encuestas con 28 puntos de preferencia y ahora sólo tiene 18; es
decir, ya llegó a su clímax publicitario y va en picada. “Cualquiera, menos
Riquelme”, nos dicen muchos priístas que se sienten agraviados y resentidos por
la imposición del gobernador. Y les aseguro que no son pocos.
Miguel
Riquelme es mal candidato. Para ganar necesita el apoyo total y económico de
Rubén Moreira, su patrón. La presidencia municipal cuesta entre 40 y 60
millones de pesos. Riquelme, aunque ahora millonario, no los tiene. Necesita
del dinero del gobierno del estado y ello provocará que se convierta, una vez
más, en una elección de estado, clásica del PRI.
El
panista Jesús de León Tello, el más fiel representante del llamado PRIAN, es el
peor de los candidatos. De palabra presume de panista pero en malas mañas es
peor que los priístas. ¿Podría explicarnos en pago de qué favores recibió de
Enrique Martínez un fiat notarial cuando fue diputado local y se ostentaba como
de oposición?
Impuesto
como candidato por el senador Guillermo Anaya Llamas en una elección no muy clara
sino con marcados signos priístas, dejó en la banca a Jorge Zermeño, que la
gente de Torreón lo recuerda como buen alcalde; sería un excelente candidato.
Igualmente, hemos escuchado a muchos panistas decir: “cualquiera, menos De León
Tello”.
En
esta coyuntura política inédita, surge la presencia de Raúl Sifuentes Guerrero
quien será postulado por el Partido Social Demócrata y otros de la llamada
izquierda aunque más parece de la sociedad civil. La planilla se integrará con,
cuando menos, la mitad de los candidatos a regidores de los de “sin partido”.
Será esta fórmula el preámbulo de las candidaturas ciudadanas que empezarán a
funcionar en Coahuila en el 2017.
Raúl
Sifuentes Guerrero no es un improvisado en la política coahuilense. Siendo
secretario de gobierno en la administración de Enrique Martínez y Martínez, su
función principal era mantener el orden, la paz y tranquilidad en el estado.
Así lo hizo y en forma muy efectiva. Durante los seis años de Enrique Martínez
y Raúl Sifuentes, el estado vivió un período de paz social, tranquilidad y
progreso.
Desgraciadamente,
llegó Humberto Moreira y le abrió las puertas al crimen organizado, y de
aquella paz, todo se volvió en violencia armada en las calles, de muertes de
miles de coahuilenses, muchos de ellos víctimas inocentes, secuestros,
extorsiones, hasta llegar a que el crimen organizado rebasara al gobierno estatal
y nos dictara las normas de conducta social. El infierno que aún vivimos, pues.
Durante
la administración de Enrique Martínez y Raúl Sifuentes, la deuda pública del
estado de Coahuila estaba en ceros. Fueron suficientes seis años del moreirato
para que llegara a los ¡35 mil millones de pesos! Ese dinero de los
coahuilenses no se justifica en obras y los culpables se encuentran viajando
por el mundo derrochando el dinero robado. Humberto Moreira “estudiando” en
España y Javier Villarreal en Estados Unidos con total protección e impunidad.
¿Queremos
más de lo mismo? más corrupción, más impunidad, menos obras, menos de todo.
Para pagar la mega deuda, las próximas cinco administraciones estatales no
tendrán dinero para obras sociales.
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Guillermo anaya Llamas |
El
surgimiento a la arena política de Raúl Sifuentes es de tal dimensión que, aún
sin iniciar campaña política, pues ésta empieza el 4 de junio, ya encendió los
“focos rojos” en el equipo más cercano de Miguel Riquelme.
Todavía
más, dejemos volar la imaginación, que bien puede ser realidad, una fórmula
integrada por Raúl Sifuentes como Presidente Municipal y Jorge Zermeño Infante
como Primer Regidor, sería triunfadora desde ya. ¿Difícil? En todo caso Astrid
Casale, esposa de Zermeño, como primera regidora. Cuidado.
Pero
si llegara a ganar Miguel Riquelme, el tesorero sería el actual contralor
municipal Lauro Villarreal, es decir, actualmente el verdadero alcalde de
Torreón. Repetiría con Riquelme. Torreón no necesita de los mismos pillos.
Necesita de torreonenses que le cumplan a la ciudadanía. Así de sencillo.
Una
visión futurista no muy lejana de la realidad nos permite visualizar que
Monclova, Saltillo y Torreón los perderá el PRI. Ahora la votación bajará
considerablemente, por la carencia de buenos candidatos. En la última elección
municipal votó el 52 por ciento del padrón electoral. Rubén Moreira le prometió
en su tiempo a Peña Nieto 800 mil votos y muy apenas le aportó la mitad. Esta
vez será peor.
Afortunadamente,
en Torreón, la sociedad civil y las izquierdas, tienen en Raúl Sifuentes Guerrero,
un candidato de lujo.