Fidencio Treviño Maldonado |
Fidencio
Treviño Maldonado aborda el tema de los
políticos a la mexicana, muy buenos para contraer compromisos incluso con documentos
firmados, pero muy malos par aterrizar esos programas y hacerlos fructificar en
beneficio de la población de lo que nos brinda algunos ejemplos.
Cualquier
parecido con los Ratones Verdes y los políticos es mera casualidad, por aquello
de la selección nacional (ratones verdes) dicen: Jugamos como nunca y perdimos
como siempre.
Nuestra
clase política es muy buena para tener compromisos, inclusive firmados ante
notarios y sobre fechas recientes e incumplidas, es decir diferidas; sin
embargo, son sólo eso, compromisos y mentiras recicladas que en cada campaña se
sacan a la luz, esto entre bombos y panderos anunciando la asunción del nuevo
programa y del mesías que se avecina.
Tenemos
en esta mercería folclórica nacional de todos tipos, tamaños y formas, van
desde nacionales, estatales y municipales. Combatir la pobreza, ayuda al campo,
mejorar la educación y mejor impartición de justicia, entre otros programas
¿Dónde, cuándo, cómo, quién combate la pobreza? ¿Y los otros programas qué?
La
verdad no se ve por donde, más en este país, en este Estado y qué decir de los
distintos municipios. El campo está en ruinas, la mala yerba, los líderes
nefastos y las cien o más dependencias que sólo están llenas de escritorios,
máquinas y papeles que nada tienen que ver con el agua y sus acaparadores, la
tierra y su nula producción; así están todas las dependencias y no de ahora,
sino que han sido eternas.
Cuando
se habla de cifras y dineros la clase gobernante es muy socorrida, sin embargo
en lo que destina para cada programa un porcentaje muy grande se queda en la
gente que esta comisionada para dichos programas, en camionetas, celulares,
viáticos, hospedaje, y muchas etcéteras.
También
se tiene que mencionar lo diferido que se hacen o llevan a cabo los programas,
por ejemplo desde que entró Peña Nieto (hace más de tres meses) ordenó que se
llevara a cabo el combate a la pobreza, la ayuda al campo, sólo por citar dos
que aun a la fecha no llegan o ni siquiera han comenzado...
Es
más de lo mismo, es el viejo y añoso sistema, la retórica del discurso bofo,
sin sustento ni siquiera razón o sentido común, el caso de los hospitales o
clínicas de Solidaridad u Oportunidades, que ni siquiera cumple con un 40% para
lo que se supone fue creado, y en el que según el gobierno se gastan una
millonada de pesos.
Este
es el país del nunca jamás, la patria que se parte en comisiones, subcomisiones
y nadie hace nada, el país de las protestas en donde parece ser la única manera
de medio conseguir algo, ya que de por sí, sólo algunos de los programas logran
bajar a pocos y agraciados grupos.
Aquella
canción de los de Agua Prieta, Sonora (Los Apson) que decía atinadamente: Por eso
estamos como estamos, por eso nunca progresamos sigue vigente, ya que tener
ideas en la almohada y por la mañana escupirlas, parece ser la tónica de
nuestros gobernantes en turno, más cuando hay bufones, jilgueros y mandarines
que alaban esos sueños gibados, toda una visión orwelliana, pura ficción y más
ficción para un pueblo que languidece por la ausencia de todos los servicios y
programas, y por el exceso en gasto de comisiones y mentiras recicladas en
época de elecciones.
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