Fernando Ramírez López |
En el
marco de la polémica a que ha dado lugar la conmemoración de los cien años del
fallecimiento de Don Porfirio Díaz resulta pertinente la revisión del presente texto
publicado el pasado 2 de diciembre del 2014 y donde Fernando Ramírez López hace un
comparativo de los regímenes de Díaz, del de Álvaro Obregón y del actual a cargo de Enrique Peña Nieto y en donde se hace evidente la falta de capacidad
política y de dimensión histórica de quienes tienen hoy a su cargo el gobierno
de la República. Ramírez López hace gala de su agudeza como observador acucioso del
acontecer nacional.
Para María Fernanda: pasó veloz y ligera,
caballito blanco, caballito trotador
“Cien años después del mítico 1910
solo nos queda la posibilidad de reconocer la eficacia del porfiriato para
cumplir sus fines, para aquilatar su propuesta de no dejar a nadie demasiado
fuera y, sobre todo, para admirar su elección de las obras materiales
cuya utilidad continúa siendo indiscutible”.
Rafael Tovar y de Teresa. El Último Brindis de don Porfirio
Enrique Peña Nieto |
Se ha cumplido más de un siglo de que Porfirio Díaz dejara
el poder y dos años solamente del inicio del sexenio peñanietista, hoy tan
cuestionado.
No se requiere recurrir al tarot o al apoyo de un
adivinador de carpa, para darse cuenta de que las cosas que hoy suceden son
consecuencia de un hecho, el reflejo de un fenómeno llamado
desestabilización, producida entre otras cosas por la incapacidad de la
genética darwiniana del presidente para resolver la crisis actual.
Esta situación no es reciente, es de todos sabido que el
ejecutivo federal solamente es una pieza del complicado ajedrez del sistema
político y de las ambiciones de los grupos de poder, que hoy ante la debilidad
del ejecutivo buscan sustituirlo.
Hombre poco imaginativo, Peña Nieto recientemente anunció
con toda pompa diez propuestas para cambiar el rumbo convulso de un país con
hambre y sed de justicia. No serán los beneficiarios de las contradicciones del
sistema los marginados, naturalmente que en el juego del poder están presentes:
el presupuesto de egresos de la federación, las concesiones, el manejo de los
cárteles y naturalmente todas las posiciones políticas apetecibles, como lo son
las Secretarías de estado y las gubernaturas entre otras muchas.
General Porfirio Díaz Mori |
La problemática lo mismo la esquematiza Ayotzinapa con 43
estudiantes muertos, que Torreón con las protestas de grupos de la sociedad
civil ante la presidencia municipal, la inconformidad está generalizada en todo
el país, por lo que se ve agravada la situación con los errores gubernamentales
que permanentemente se cometen, como es el caso de la nulificación del contrato
para la construcción del tren rápido México – Querétaro, así como la pretendida
justificación de la mansión adquirida por Angélica Rivera.
Es también parte de lo que está en juego, el control del
mercado clandestino en la compra y venta de armas para México y América Latina,
como lo es también los beneficios macroeconómicos que reciben los empresarios
en la recepción de los cupos de leche y maíz en polvo que les otorga la
Secretaría de Economía, por ser un país alimentariamente insuficiente.
Hoy como ayer, la muerte, la pobreza y el hambre visitan a
los de siempre, a los desposeídos que son carne de cañón que pagan con su
vida o con la cárcel.
Vivimos en un sistema en que los poseedores del control del
mismo, hoy dirigen las cámaras de diputados y senadores, en contubernio y bajo
las órdenes de la DEA, FBI, Wall Street y el Departamento del Tesoro
norteamericano. Con las reformas estructurales recientemente logradas
terminaron por entregar al país, por esa razón simplemente ya no se justifica
el festejo de la Revolución Mexicana y de sus logros el 20 de noviembre como
todos los años.
Los grupos en el poder manejan la banca, las maquiladoras
de productos de exportación y patrocinan la existencia de grupos esquizoides
que son los que queman la puerta Mariana de Palacio Nacional, vandalizan los
comercios y trasmiten por los medios de comunicación el fracaso de la política
gubernamental.
Peña Nieto ha dejado a muchos grupos fuera del poder y de
sus beneficios, es por lo que así como en su momento usó a Humberto Moreira
para llegar a la Presidencia de la República, así hoy tiene que pagar las
consecuencias de los compromisos incumplidos para llegar a Los Pinos.
Es lamentable su poca imaginación y la forma en que sin
cesar las redes sociales permanentemente lo evidencian no solamente en México
sino a nivel internacional.
Desestabilizar es el propósito, llenar a México de sangre,
para negociar el poder y de ser necesario quitarlo de la silla presidencial
vivo o muerto, tal como lo acostumbran a hacerlo en repetidas ocasiones.
Álvaro Obregón |
Ayer fue don Porfirio, que su más grande error fue
envejecer, después Obregón y ahora Peña Nieto, sobre todo porque no ha sabido
ni ha contado con un gabinete que genere soluciones para detener el caos.
Se han estado comiendo al país por centurias, se han
llevado el oro y el petróleo, ese es el juego y las ansias del poder, es por
eso que este país le rinde culto y pleitesía a la muerte, en su psique social
la atrae y la rechaza, es un juego dialécticamente perverso, donde se
manifiesta el dolor y también las ansias de notoriedad, tal vez porque la vida
en su esencia es pasajera y a la vez permanente.
Juguemos al juego del dolor y de los asesinatos colectivos,
hay que empapar de sangre el suelo nacional, esa es nuestra razón de la
sinrazón de la violencia, es partir del juego loco de los hijos de una madre
violada que parió a una raza llena de traumas y de complejos, por eso bien lo
dice López Velarde “nos jugamos la vida en un volado”, así José Alfredo lo
secundó diciendo “la vida no vale nada”; la esquizofrenia por si misma y la
locura colectiva hoy nos han hecho presas de los juegos del poder, Peña Nieto
simplemente está construyendo su destino, que es parte de un colectivo que en
la sangre dirime sus complejos a carcajadas, sin lamentos que al final de
cuentas para morir nacimos, esto es México, me pregunto si acaso tenemos otro
destino que la fatalidad endémica de una raza cósmica que apenas empieza a
formar su destino por hoy incierto; esa es la discusión colectiva que se
sostiene a la largo y ancho del país. Esperemos.
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