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FERNANDO RAMÍREZ LÓPEZ |
Para mis lectores,
que tuvieron la paciencia de leerme este tiempo.
“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero,
el cual codiciando algunos, se extraviaron en la fe
y fueron atormentados con muchos dolores”.
1 Timoteo 6:10
Esta por concluir 2012,
hemos sido testigos de una gran cantidad de acontecimientos; algunos agradables
y otros no tanto.
Nos
hemos dado cuenta que el ser humano es
finito y que gran parte de sus angustias se derivan, en el hecho mismo de
que ha constreñido su existencia en los valores materiales.
Este
artículo tiene un propósito fundamental, darles a conocer un poco de mí y de la
esperanza que abrigo en que el mundo del mañana será mejor.
He sido toda mi vida un
luchador social, consecuente entre su modo de pensar y su manera de actuar;
tal como lo dijera el poeta Zamorano León Felipe Camino: Me defiendo con una
lanza rota y con una visera de papel.
En esta época donde todo
es consumo y el ser humano se aflige por la gran cantidad de
deseos económicos, no se acaba de percatar que lo más valioso del mundo, no
tiene precio y me refiero a la vida, a
la salud, al respirar y a caminar libremente en estas calles, donde más vale
ignoremos amenazas y veamos un mundo promisorio, porque tal como lo dijese el
texto bíblico “Ni Salomón con toda su
pompa y poderío, jamás se vistió como el más humilde de los lirios del campo”.

De poco servirá en esta
ocasión hablar de política, salarios, distribución inequitativa
del ingreso, pobreza en el campo, sequía, migración hacia estados unidos y las zonas urbanas, prostitución, asesinatos,
narcotráfico, grupos delictivos y demás problemas que se acumulan parte de
ellos producidos por Gobernantes que carecen de un mínimo de amor al prójimo.
Esta ocasión deseo
utilizarla para expresarles, que sustento mi credibilidad en la fe cristiana,
pero no soy fundamentalista; entiendo que Dios
sale como nuevo día para mahometanos, budistas y demás acepciones sobre la
existencia de un ser superior, que cuando me dirijo a él en medio de mí dolor y
mis sueños, le pregunto ¿Eres tan grande
señor? que soy incapaz tan siquiera de imaginarte, no obstante se que vives
en mí y en cada uno de los habitantes del mundo.
Esta Navidad, la
costumbre ha señalado el 24 de diciembre como la fecha en que nace el Salvador
del Mundo; no obstante es un hecho tan discutible que el pudo
haber nacido en cualquier momento, de lo que estoy cierto es que murió por su fe y la salvación de todos los
que en él creemos; por eso en medio de guerras y crímenes como el producido
en Connecticut, donde 27 seres humanos perdieron la vida por un ser
desquiciado, no me canso darle las gracias por todas las venturas que me hace
llegar.
Este 24 de diciembre
traigo mis oraciones a los enfermos, encarcelados,
perseguidos, alcohólicos activos, drogadictos, hospitalizados, desempleados y
por todos aquellos que carecen del mínimo de los satisfactores.

Esta reflexión es un
estimulo para que el próximo año 2013, demos lo mejor de
nosotros mismos, tengo la certeza de que somos capaces de acometer las hazañas
más grandes que nunca imaginamos; de tal forma que la fe es sustancial en el
cambio y lo dice el Señor, Si tuvieses tanta fe como un gramo de mostaza y
dijeseis que esta montaña se cambiase de lugar se cambiaría.

(*) Analista
Social. Email: licfernandora@hotmail.com