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8 de septiembre de 2013

¿Ante el ruido?. Silencio

Roberto Orozco Melo.
El ruido, cualquiera, tiene consecuencias físicas y sicológicas en el oyente, sobre todo cuando es generado por la contaminación dice en su columna Hora Cero el historiador, abogado y periodista Roberto Orozco Melo, el texto fue tomado del periódico regional El Siglo de Torreón.

Enlace:

http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/910922.ante-el-ruido-silencio.html

Es la sensación de no saber qué nos molesta. Algo desequilibra nuestra estabilidad psicológica provocándonos una irritación íntima, ascendente, sin control. De pronto, una motocicleta nos da la clave: es el ruido de la ciudad; de los vehículos automotrices; de los radios encendidos a todo volumen; de las redes de comercios que, por medio de altoparlantes, contaminan las aceras con la ingenua creencia de que servirán para atraer a los transeúntes a su telaraña de ofertas cuando el efecto es --al menos para mí-- totalmente opuesto; es, en fin, el alboroto total con que la inventiva humana rompe, en distintos medios y formas, la tranquilidad de las personas. ¿Quién no ha sentido el deseo irresistible de agredir verbalmente y a golpes a los inconsecuentes motociclistas que agravian impunes a la población con los escapes abiertos de sus vehículos? Se requiere la máxima concentración mental y un supremo esfuerzo de control y prudencia para no ceder al impulso primario de atacarlos por su estúpida insania.
¿Quién soporta a los locutores de radio que se desgañitan frente a los micrófonos en vez de expresarse con voz temperada? ¿Ignoran acaso que cada aparato receptor tiene la cualidad de reproducir las señales de audio con el grado de intensidad que desee quien lo escucha? ¿Para qué, entonces, tanto desafuero de decibeles, como si estuviesen "ladrando" un partido de futbol al estilo vociferante del "Perro" Bermúdez?
¿Y qué me dice del hijo del vecino que llega a altas horas nocturnas con el estéreo a todo volumen, mientras se baja con toda calma a abrir la puerta de la cochera para meter su vehículo, interrumpiendo el sueño de la comunidad? ¿O de las carnes asadas de los vecinos, amenizadas con lo último de la canción ranchera a todo volumen?
Enrique "Perro" Bermudez.
¿Los bailes caseros?, ni se diga: a cuatro manzanas de distancia se oye la música atronadora, la desafinada voz del tenor de la familia, los gritos destemplados de los borrachines eufóricos, el discurso melifluo del padrino de la quinceañera y hasta el regurgitar de los esófagos ahítos.
Por supuesto que si queremos saber lo que es el silencio, sólo bastará pedir a nuestras autoridades municipales que hagan lo necesario para proteger a los habitantes del ruido, y, como por arte de magia, tendremos un silencio absoluto, acompañado de una indiferencia total. La alteración de la tranquilidad humana les importa un 'claxon'.
El doctor Samuel Maynes Puente escribió sobre el particular:
El ruido ejerce diversos efectos: causa lesiones físicas y trastornos mentales. Cualquier ruido contrae los vasos sanguíneos y causa lesiones permanentes al oído hasta provocar la disminución de la capacidad auditiva. Produce padecimientos de la piel, dilatación de las pupilas y tensión de los músculos voluntarios e involuntarios; reduce la secreción gástrica, aumenta bruscamente la cantidad de adrenalina en el torrente circulatorio. Se dice que la mayor amenaza es para los productos en gestación y los niños pequeños... El ruido hace a la gente irritable y susceptible, agresiva y distraída... El ruido retarda la recuperación de los enfermos... Hay una relación estrecha entre el aumento del ruido y el mayor grado de violencia en las ciudades... La extrema irritación del ruido ha sido factor desencadenante de homicidios...
Importa, y mucho, que se haga una conciencia social respecto al derecho a la tranquilidad que tenemos quienes vivimos en las ciudades. Las autoridades de Salud Pública, de Ecología, las estatales y las municipales deberían conjuntar esfuerzos para tomar medidas enérgicas y permanentes de control del ruido..., ese enemigo, siempre presente, que nos agrede a diario.

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