Gerardo Hernández González. |
Asegura en su columna Capitolio el comentarista político Gerardo Hernández González que la reacción de los políticos o funcionarios sorprendidos en falta es diferente, según su país de origen. El comentario apareció publicado en la sección Acentos de Milenio Diario Laguna, aunque también colabora con Zócalo de Saltillo.
En un
país donde al Congreso se va a dormir, no extraña que el senador panista Luis
Fernando Salazar utilice su escaño para mantener viva esa reposada tradición.
Un día antes de que la fotografía del político lagunero, en brazos de Morfeo,
circulara por las redes sociales, el senador republicano John McCain jugaba
póquer en su smartphone mientras se discutía una minucia: si Estados Unidos
intervenía o no militarmente en Siria contra el régimen de Bashar al-Asad, uno
de los sátrapas que aún quedan en el mundo.
La
actitud del ex candidato presidencial despertó críticas en las redes sociales y
escarnio en los programas de comedia, a cual más de ácido. Sin embargo, el
legislador de Arizona y ex combatiente de Vietnam tomó con espíritu olímpico el
desliz. Lo pillaron y cualquier cosa que dijera para ocultar la evidencia
habría resultado inútil. Salazar actuó en sentido contrario. Emitió un boletín
para decir que no dormitaba, que parpadeaba; que las redes sociales sirven lo
mismo para informar que para desinformar y que la fotografía fue “sacada de
contexto”.
En un país donde se va a dormir al Congreso. |
Si los
políticos de todos los partidos se burlan de la sociedad, es normal que esta
les pague con la misma moneda. Pero una cosa es jugar, dormir o colmarse de
arrumacos en el Congreso y el Senado, lo cual jamás pasará de lo anecdótico, y
otra muy diferente escuchar a Emilio Gamboa, uno de los prohombres del país,
pactar con figuras siniestras como Kamel Nacif Kuri —sobre la apertura de
casinos—, nombre que remite a Jean Succar Kuri y a uno de los delitos más
deleznables como es la pederastia. Todo ello documentado por la periodista
Lydia Cacho en “Los demonios del Edén”. El 12 de septiembre de 2006, algunos
periódicos publicaron el contenido de una conversación telefónica filtrada
entre Gamboa, entonces senador como ahora, y Nacif, de la cual reproduzco la
parte sustantiva.
Nacif.
¿Para qué…?
Gamboa.
Para hacer juego ahí, cabrón.
Nacif.
¿Cómo?... Bueno…
Gamboa.
¿Cómo la ves?
Nacif.
No, no la chingues.
Gamboa.
Entonces, lo que tú digas, cabrón. Por ahí nos vamos, cabrón.
Nacif.
No, dale p’atrás, papá.
Gamboa.
Pues entonces va p’tras. Esa chingadera no pasa en el Senado, eh.
Nacif.
A güevo.
Gamboa.
Ok.
Un año
antes, en una charla igual de soez, Nacif había calificado de “héroe” y “gober
precioso” al gobernador de Puebla, Mario Marín, por haber ordenado la detención
ilegal de Lydia Cacho. En cualquier país democrático y de leyes, la carrera de
Gamboa y de muchos otros de su estofa ya estaría liquidada. En México no. Ojalá
que los políticos —de todos los partidos— durmieran más. Así le ahorrarían al país
múltiples quebrantos.
gerardo.espacio4@gmail.com
@espacio4.mx
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