Nancy Patricia Azpilcueta |
La política es una guerra sin efusión de sangre; la guerra, una política
con efusión de sangre.
Mao
Tse-Tung (1893-1976). Estadista chino
En
algo tiene razón el PRI de Torreón cuando su presidente Francisco Dávila, -ex priísta,
luego ex perredista y ahora oveja pródiga que volvió al rebaño tricolor- afirma
que el proceso electoral del domingo pasado fue distinto, y es que el PRI puso
de estreno varias operaciones mapachiles inéditas, como la que personalmente
llamo “confunde y ganarás”; porque fue la confusión la que esta vez generó en
gran parte el abstencionismo del 46.11% en el promedio general de participación
en el estado de Coahuila, que fue del 53.89% en esta ocasión.
Para
el PRI el objetivo precisamente es desalentar la participación cívica de la
clase media cuyos votos no le interesan; el propósito esencial en cada jornada
electoral es alentar y mantener el “voto
duro”, compuesto por las clases populares y neutralizar a como dé lugar la
imagen, críticas y propuestas del resto de los partidos a través de apoyos que
van desde un plato de comida, despensas, dinero en efectivo o materiales de
construcción; y el pasado domingo 7 de julio, aunque con dificultad, volvieron
a alcanzar su objetivo.
Jesús de León Tello |
Y
aunque para muchos ciudadanos de los considerados apartidistas “¿qué cambia el
análisis el resultado, si de todos modos va a quedar el PRI?”, bien vale la
pena contemplar los factores que sobresalen, al menos desde este modesto punto
de vista, de la jornada electoral del pasado 7 de julio; un proceso plagado de
elementos dignos de comentarse para ir empezando a entender por qué una
sociedad que manifiesta estar hastiada de la negligencia y la rapiña de la
actual administración municipal votó por cuatro años de lo mismo.
∞∞∞
En
la elección municipal de 2009, cuando Jesús de León Tello contendió también por
el PAN contra Eduardo Olmos Castro, los resultados fueron los siguientes: PAN
86,131, es decir el 36.98%, mientras que el todavía alcalde por el Partido
Revolucionario Institucional –PRI- Eduardo Olmos Castro alcanzaba 132,552
votos, es decir el 56.91%, con una participación ciudadana del 52.21%.
En
aquel momento, las condiciones eran muy distintas: primero porque apenas
empezaba a sentirse la violencia y se creía que permitiendo el regreso del PRI
a la administración municipal, podría frenarse en algo este fenómeno; después,
porque el papel que desempeñó José Ángel Pérez Hernández, el panista a quien se
le atribuyen las primeras fisuras en la ahora tambaleante estructura del PAN
municipal de Torreón que el domingo costaron la derrota del candidato
blanquiazul, de León Tello, quien no necesitó la aplanadora del partido de
enfrente, porque al enemigo lo tuvo en casa todo el tiempo.
Hasta
la tarde del lunes, las cifras del PREP correspondientes a la elección
municipal Coahuila 2013, mostraban que el PRI, con la candidatura de Miguel
Ángel Riquelme se mantiene arriba del PAN, su más cercano competidor por sólo
1.72% El PAN junto con el partido Unidad Democrática de Coahuila (UDC, que
apenas alcanzó 0.11%) llegó a 108,200 sufragios, es decir el 43.80%, mientras que el PRI logró, en
candidatura común con los partidos Verde Ecologista, Nueva Alianza y cuatro
partidos satélites locales más, 112,484 votos, es decir el 45.52%; hecho que
tiene como lectura principal –aunque sea lugar común que el hubiera no existe-
que si Miguel Ángel Riquelme Solís hubiese contendido de manera individual por
el tricolor, habría quedado como segundo lugar, ya que en el conteo individual
el PAN mantiene 106 560 votos y el PRI 105 094, lo que deja claro que en la
elección 2013, Jesús de León Tello acumuló 22 mil 069 votos más, en relación
con el resultado que obtuvo en 2009; mientras que el virtual ganador, el
priísta Miguel Ángel Riquelme Solís, en caso de llegar a obtener la constancia
de mayoría, lo hará con 27 458 votos menos que los que ganó su compadre y
compañero de partido, el aún alcalde Eduardo Olmos Castro en 2009, y eso que la
participación ciudadana aumentó, en proporción con la elección 2009, un 1.68%.
Lo cierto es que, si acaso llega a gobernar Miguel Ángel Riquelme, la
legitimidad de su elección se mantendrá en duda.
Miguel Riquelme Solís |
Otro
factor importante, como para mencionarse en este ejercicio de “hubieras”, es
que Chuy de León habría superado a Riquelme –incluso sin la candidatura por
UCD (apenas 0.11%) que en Torreón no
tiene ninguna fuerza-, si no se hubiera realizado la campaña del NO candidato
Jorge Zermeño, que generó confusiones y desinformación, así como una serie de
rumores y golpes bajos que tuvieron su origen en el llamado “fuego amigo”
lanzado desde las filas mismas del partido blanquiazul.
Y
finalmente, la estrella de los factores que hicieron “inédita” esta elección
2013, es el estreno mapachil de la que llamo “operación confunde y ganarás” y que
consistió, básicamente en infinidad de casillas cambiadas sin previo aviso, la
campaña en favor de un candidato no registrado, en la figura del ex embajador y
ex alcalde Jorge Zermeño Infante, a quien usaron arteramente para la campaña de
última hora; pero también jugó a la hora de la desinformación, la repentina
aparición de una planilla de última hora así como incidentes violentos –aunque
de poca envergadura- en distintos puntos de la ciudad, principalmente zonas
residenciales, atribuibles tradicionalmente al triunfo panista, para atemorizar
a los votantes y promover el abstencionismo, que tanto le beneficia al
Revolucionario Institucional.
El
exsecretario de gobierno de Coahuila, Raúl Sifuentes Guerrero, hoy militante de
partidos de la centroizquierda mexicana, como el Movimiento Ciudadano y el
Partido Socialdemócrata de Coahuila, así como el resto de los institutos
políticos que se ubican en esta posición ideológica, mostraron con las
raquíticas cifras que lograron el domingo, que a la izquierda en Coahuila le
hace falta trabajar en varios ejes: la formación, la difusión de sus
planteamientos y propuestas, pero sobre todo, en la unidad, porque igual que el
resto de la izquierda en el mundo, la de Coahuila –prácticamente inexistente-
se mantiene atomizada a causa de las diferencias dentro de sus respectivas
estructuras.
Por
todo esto, no diré la obviedad de siempre, que el ganador absoluto es el
abstencionismo; pero sí sostengo que en el ejercicio del principio estratégico
del “divide y vencerás”, la perdedora en Torreón es la misma sociedad que no
termina de comprender que, con el silencio y el desgano, sólo alimenta la
maquinaria que mueve al círculo vicioso del que vive quejándose, porque si bien
8 506 personas anularon su voto, hubo un 46.11% de enlistados en el padrón que
prefirieron quedarse en casa diciendo: “¿para qué voto, si siempre es lo
mismo?”, pero una vez que el ganador, sea o no Miguel Riquelme, esté en
funciones, seguirá quejándose de la ineficiencia de su desempeño.
La
sociedad torreonense, salvo la mejor opinión de los lectores, tiene ahora el reto de la reflexión, la
autocrítica y por lo menos, la búsqueda de la revocación de mandato, para
“castigar” la ineficiencia de sus autoridades en caso de ser necesario.
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