Fidencio Ttreviño Maldonado. |
Cali,
Colombia, febrero de 1986, restaurant-bar “La Garza Blanca”, son las 2:30 de
ese hermoso día, dos o tres mesas desocupadas en el amplio local de comida, en
donde los productos de tierra, mar y aire, se pueden (aún existe el
restaurante) disfrutar. Dos Motocicletas aparcan a un lado de la amplia
entrada, un coche compacto también, de cada motocicleta baja un hombre y del
coche bajan dos, no esconden las armas, uno lleva fusil, los otros tres armas
cortas: “Sigan disfrutando su comida y si hacen lo que les decimos nadie saldrá
lastimado, en esta valija (bolsa) van a depositar su cartera y todo lo de
valor”, le ordenaron a la clientela los sujetos armados.
Los
más de setenta clientes, la caja registradora y hasta los empleados de la
cocina fueron auscultados, y en menos de 5 minutos se despidieron “No llamen a
la guardia y buen provecho”, les advirtieron a las víctimas, para raudos partir
en los vehículos en que llegaron.
Después
en Colombia se hizo cotidiano asaltar bares y restaurantes, hasta que con
letreros afuera de los comercios de comida donde se señalaba que ese comercio
estaba resguardado por personas armadas, ya que algunos restaurantes tenían
permiso para tener armas y vigilantes armados, de ésta y otras formas de
defensa fueron terminando con este flagelo.
Torreón
ya fue objeto de este tipo de atracos, y cómo va la cosa ni parando o cerrando
restaurantes se va detener la ola de asaltos, la única forma, dicen algunos de
los agraviados, es combatir el fuego con fuego, como se hizo en Colombia,
Brasil, Saigón y Manila entre otros países.
Torreón
al igual que cientos de ciudades en el país, son objeto de todo tipo de
ilícitos, mientras el presidente municipal Eduardo Olmos y el mismo Gobernador
del Estado Rubén Moreira, promueven el turismo en Europa, y a gusto y gustosos
se ven en lujosos restaurantes con opíparas viandas en compañía de la
“Comisión” que acompaña a esta promoción para que visiten Torreón, mientras
también el ejército hace su talacha y quita o cambia armas por aparatos
eléctricos o despensas.
Sin
embargo, los malandros armados tienen a los torreonenses a su entera
disposición, y ni tan siquiera en los restaurantes dan tregua, ya ni comer a
gusto dejan. Primero, los antros y bares que fueron barridos por acero y plomo
y están cerrados. Ahora Torreón luce y ofrece al turismo y a los laguneros
muchos restaurantes ya solitarios, esa es la tónica, que como arrastre o
añadidura deja cientos o miles de hogares en desamparo: cocineros, meseros,
proveedores y empleados que viven del negocio restaurantero.
Dicen
que ya cayeron tres de los asaltantes, y que a los otros maleantes también se
les tienen identificados y ubicados... y según el gobernador, es asunto
olvidado...
Con
el transcurso del tiempo -si seguimos así- es probable que a los clientes en
los restaurantes se les muestre la carta que ofrezca: Huevos rancheros,
acompañados de una Colt 45; o si prefiere una milanesa a la tampiqueña que
incluye un AK 47, y así cada bebida o comida incluya un R 15, balas de 9 mm,
etc. ¿Usted qué apetece de comida o qué bebida le acomoda?.
kinotre@hotmail.com
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