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25 de agosto de 2015

Conchita Cueto

Vecina desde hace más de tres décadas de la delegación Benito Juárez en el Distrito Federal la torreonense Lilia Margarita Rivera Mantilla nos ofrece un relato en el que recuerda a los personajes que habitaron en un sector emblemático de Torreón, pero que no existen ya más que en la nostalgia y el sentimiento de quienes los trataron.

Era febrero de 1962 cuando llegamos a vivir al centro de la ciudad. Casi exactamente enfrente del lugar donde mi papá trabajó toda su vida: El Siglo de Torreón.
Mis hermanos y yo éramos cuatro niños, en los cuales casi no se distinguía la diferencia de edad; 9, 8 y 7 años, los de la última edad son gemelos. Desde un principio nos dimos cuenta que en la manzana en donde se ubicaba nuestra casa había muy pocas casas habitación, podría decir que cuando mucho cinco solo por decir algo. No se parecía al barrio que acabábamos de dejar. Ahora vivíamos en una casa grande y extraña, nada parecida a las casas modernas tipo americano como las que empezaban a pulular en los nuevos fraccionamientos de la ciudad. Pero a la vuelta de la casa, apenas doblando la esquina, y en la acera de enfrente, había una tienda, algo parecido a una miscelánea, en las paredes de la fachada había unos letreros de lámina, deslucidos, con la publicidad de algunos refrescos. Y nos animamos a ir a comprar dulces con los veinte centavos que nos daban para gastar cada tarde.
El sol del poniente pegaba de lleno a la entrada de la tienda. Había un mostrador de madera y vidrio, en donde se encontraba un escaso surtido de dulces para comprar, y un viejo refrigerador para enfriar con hielo en donde había cierta variedad de refrescos embotellados. La tienda era atendida por dos amables ancianas. Así eran las mujeres de esa época, envejecían rápidamente. Tal vez una tendría sesenta y tantos y la otra al final de la década de sus setenta. Inmediatamente simpatizamos. Nos preguntaron dónde vivíamos y cómo nos llamábamos. Como lo nuestro siempre ha sido la comunicación, fácilmente dimos todos nuestros datos. Una de ellas, la de menos edad, conocía a mi papá y a mi abuelita. Así es que fuimos tratados con mucho cariño por ellas. Pero la de más edad, tenía una historia triste, cubierta del polvo de secretos y malos recuerdos, como ese polvo que se volvía amarillento con la luz del poniente que se filtraba a través de las puertas con mosquiteros. Esa anciana pequeña, de figura un tanto regordeta, de pasos tristes y cansados se llamaba Conchita Cueto.
No mucho tiempo después de haberlas conocido, falleció la mujer de menos edad, que resultó ser comadre de mi abuelita y una especie de cuidadora y dama de compañía de Conchita. No tardé mucho en conocer la historia de una vida en picada de una mujer que, en cierto tiempo, vivió su época de esplendor.
La señora Cueto vivía en la pobreza, se podría decir. Era sostenida por personas solidarias a lo que su marido y ella representaron cuando la naciente Comarca Lagunera tenía dinero y tenía algodón. Su esposo, Don José Cueto, fue un hombre activo dentro de la beneficencia española, y ahora su viuda recibía ayuda, tal vez, de ese mismo organismo en el cual trabajó su marido.
Sí, la casa de Conchita Cueto olía a orines de gato, a rancio, a polvo, a tristeza, a nostalgia, a abandono. Pero yo la visitaba con frecuencia. Platicábamos mucho. Le agradaba tenerme de compañía aunque fuera una niña, una niña que fue creciendo y entendiendo más. Conocía parte de su historia. En lo que supuestamente era la sala, había colgado un cuadro, la fotografía de una mujer joven. Siempre quise preguntarle que si era ella… o su hija. Pero me callaba. Mi abuelita me había contado que Conchita había perdido a su única hija, una mujer muy joven. Y que usando poder e influencias, habían mandado poner un policía en cada esquina de la cuadra –de la Matamoros a la Morelos por la Acuña, o de Acuña a Rodríguez por la Matamoros- para que nadie hiciera ruido y perturbara la paz y solemnidad que debían prevalecer en esos momentos. Ahora se que Concepciòn Cueto Bustamante falleció a los 22 años de edad en febrero de 1925, víctima de tifoidea.
Y la niña Lilia se convirtió en una adolescente vivaracha y dicharachera. Y ahora necesitaba que Conchita le prestara el teléfono. Paradójicamente, en mi casa no había teléfono. Mi mamá se negó rotundamente a que se instalara uno, porque decía, y con razón, que la casa se convertiría en un anexo de El Siglo de Torreón, y todos nosotros en un pequeño ejército al servicio de mi papá. Entonces, iba a la casa de Conchita, hacía mis llamadas telefónicas, pagaba por ellas y, de paso, conversábamos un poco.
Una tarde, en un momento de mucha lucidez, Conchita me abrió su memoria y su corazón. Veo a Conchita tras el mostrador, viendo hacia la calle, hacia la acera de enfrente. Ahora su casa estaba en la acera oriente de la Acuña, casi esquina con la Matamoros y, desde allí, contemplaba parte de la que, cuarenta años atrás, había sido su casa.
Con los ojos vidriosos por las cataratas y las lágrimas contenidas, me contó que habían perdido su casa, esa de la esquina de Matamoros y Acuña, esa que colindaba con la casa de Isauro Martínez, esa de donde salió el cadáver de su única hija casi cincuenta años antes. Y me dijo: la casa donde vives se acabó de construir por 1929, como una copia de la que nosotros teníamos. Mi casa estaba en la Matamoros, al lado de la casa perdida por deudas de juego, eso se decía, pero yo no se lo dije.
El egoísmo recalcitrante de la juventud me hizo alejarme de Conchita. Ya casi no la visité más. Ojalá que alguien me hubiera dicho lo que esa pequeña y acabada mujer representaba en la historia de mi ciudad y de mi vida. Ahora lo lamento mucho.
Las fotografías anexas muestran cómo se encuentran los predios que alguna vez ocuparon la casa de la Familia Cueto Bustamante y la casa de la familia Rivera Mantilla.
En esa casa marcada con el número 1019, se desarrolla la historia descrita en el texto Historia de una pasión. Algunos de ustedes la han leído ya. Para quienes no lo han hecho, les dejo este enlace en donde podrán encontrarla.
http://www.hoyacontecerdelalaguna.blogspot.mx/2015/06/historia-de-una-pasion.html
Gracias a Humberto Aguilera, a Héctor Valdez y a quien generosamente me hizo llegar las fotografías donde se aprecian los lotes de las antiguas casas, y el lugar en donde vivía Conchita Cueto desde el día en que la conocí hasta el día en que la ví por última vez. En ese lugar ahora están asentados varios locales comerciales.
Lilia Rivera Mantilla
Desde el Ombligo de la Luna, agosto de 2015.

24 de agosto de 2015

Entre mentadas de madre a Rubén Moreira… triunfa el novillero Javier Castro y Pérez

La edición digital del semanario El Demócrata de Saltillo que dirige Roberto Adrián Morales Juárez informa de la realización de la última corrida de toros en medio de mentadas de madre para el gobernador Rubén Moreira Valdez. El repudio a la llamada ley anti taurina independientemente de ser aficionado o no a la fiesta brava se debe a que la acción se percibe como consecuencia de una reacción visceral del ejecutivo estatal, para perjudicar patrimonialmente al empresario Armando Guadiana Tijerina y no para responder a los intereses auténticos de los ciudadanos.

Torreón, Coahuila.- Más de 10 mil aficionados lanzaron insultos al Gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, por la iniciativa que mandó al Congreso del Estado, donde los legisladores aprobaron la prohibición de las corridas de toros en territorio del estado de Coahuila.
Los aficionados sumamente molestos por la prohibición de uno de sus espectáculos favoritos del que han disfrutado desde principios del siglo pasado, lanzaron consignas en coro contra el Gobernador, quien no tuvo sensibilidad  al prohibir este espectáculo, como; “¡Que chingue a su madre Moreira!”…  ¡Moreira paga mejor la mega deuda!…
¡Queremos libertad de espectáculos!… ¡Mejor que renuncie Moreira!
Lo anterior sucedió la tarde de este domingo en el Coliseo Centenario con capacidad para 15 mil espectadores, que registró un aforo de más de 10 mil aficionados que se dieron cita para presenciar lo que será el último festejo taurino en Torreón.
Fue la tercera novillada del Serial Novilleril 2015 con la presentación de los triunfadores Gerardo Ortiz de Torreón y José María Hermosillo de Aguascalientes y los novilleros hidrocálidos Javier Castro y Pérez de Pealaba, quien finalmente fue el triunfador al cortar una oreja.
Es mentira que existan muchos ciudadanos que se opongan a las corridas de toros, en la misma plaza se entrevistó a cien personas y 98 de ellas estuvieron en contra de la ley anti taurina y solo dos personas dijeron que deberían modificarse los reglamentos de las corridas.
Los novilleros que lidiaron ganado de varias ganaderías, portaron un listó negro en el brazo en señal de duelo, así como los monosabios y cientos de aficionados para mostrar su inconformidad por la aprobación de esta ley anti taurina.
Antes de empezar el festejo, el empresario taurino y matador de toros Arturo Gilio, dirigió un mensaje donde lamentó que se haya aprobado esta ley que terminará con un espectáculo en Coahuila que data de varios siglos y que por muchos años ha divertido a miles de aficionados laguneros, además que terminará con miles de empleos directos e indirectos.
Anunció el ganadero y dueño del Coliseo Centenario que buscarán el amparo de la justicia federal dar marcha atrás a esta ley que atenta contra la tauromaquia en Coahuila y que de ninguna manera responde a los intereses de la mayoría de los ciudadanos.
Agregó que la ley anti taurina no solo es un desacierto de los diputados coahuilenses, también y principalmente del gobernador, quien traiciono a los ciudadanos que le dieron su voto.
Finalmente Gilio anunció que las actividades de su empresa se trasladarán a Gómez Palacio, población que es parte de Durango donde no existe la prohibición de las corridas de toros, e incluso se podría construir ahí una nueva plaza por si eventualmente prevalece la prohibición en Coahuila.

Nos dejan sin ilusiones ni trabajo

El novillero originario de Torreón, Jesús “El Güerito” Sotomayor, hijo del Asesor Jurídico de la Presidencia Municipal de Torreón, licenciado Jesús Sotomayor y nieto del Magistrado Dr. Jesús Gerardo Sotomayor Garza, manifestó que con la prohibición de las corridas le quitan su ilusión de realización a quienes incursionan profesionalmente en la fiesta brava, además de generar la desaparición de miles de fuentes de empleo, en torno de esa actividad.
Por su parte Osvaldo Arreola “Moreno”, quien se desempeña como cuidador de toros, fabricante de banderillas y mono sabio señaló como una lástima “que nuestros gobernantes nos arrebaten el pan de nuestros hijos”, agregó que es mejor trabajar en las corridas de toros que andar en el narco tráfico y se lamentó de que Moreira Valdés promueva una ley perjudicial para satisfacer rencillas y revanchas personales.
Por su parte Fernando Ibarra “El Matador”, comentarista y ex novillero dijo que con esto se le quita parte de su identidad a Torreón, considerada como una ciudad pródiga en novilleros y matadores de toros, entre los que mencionó a Ricardo Castro, Valente Arellano, Arturo Gilio Handam, Aurelio Mora “El Yeyo” y muchos otros más.
Ibarra recordó a personajes de la política como José de las Fuentes Rodríguez “El Diablo”, que era asiduo concurrente de las plazas de toros de la entidad a presenciar los festejos o como el ex gobernador de Durango Héctor Mayagoitia Domínguez, que hizo construir nueva la plaza de toros de Ciudad Lerdo.
Recordó como amantes de la fiesta brava a alcaldes como Memo Anaya, Jorge Zermeño, Salomón Juan Marcos, Salvador Jalife, Mariano López Mercado, Manlio Fabio Gómez Uranga y Carlos Román Cepeda González quien es además ganadero.

Es una cortina de humo por la mega deuda

Finalmente el licenciado Gerardo Orozco Galindo quien fue regidor por el PAN en Torreón y actualmente es el dirigente de la Asociación de Protección Ciudadana calificó a la ley anti taurina como una cortina de humo con la que el gobierno de Coahuila intenta ocultar a las autoridades federales y los ciudadanos del asunto generado por la mega deuda generada por el gobierno de Humberto Moreira Valdés.
Prohíben ahora las corridas de toros, partiendo de un supuesto maltrato a las reses bravas, pero hasta el momento nunca han legislado para proteger a los cientos de ciudadanos desaparecidos en localidades como Allende, Piedras Negras, Saltillo, Monclova y Torreón.
Mientras tanto, lejos de disminuir la mega deuda se incrementa al grado de que se teme que a la conclusión de la administración estatal, en este concepto se deban más de cincuenta mil millones de pesos. La verdad es que la deuda pública de Coahuila es impagable, al nacer cada coahuilense debe alrededor de 14 mil pesos y no se ha realizado obra importante, lo que se inaugura son obras planeadas e iniciadas en administraciones anteriores.

23 de agosto de 2015

Los más pobres y menos educados participan más en procesos electorales

Los ciudadanos más preparados académicamente, de clase media y alta, están dando la espalda a las urnas como muestra de repudio a los excesos de la clase política, señaló el 25 de julio de 2014 Armando Fuentes Aguirre, en su columna De Política y Cosas Peores, hipótesis que se demuestra revisando los resultados electorales en dos de los municipios coahuilenses: Saltillo y Torreón. La columna es Minutero Político, de Juan Elizalde Lara y fue publicada en este blog el 29 de agosto del 2013, pero lo que ahí se afirma se mantiene vigente. 

“Conforme nos volvemos democráticos los mexicanos nos hacemos antidemocráticos. Esa aparente paradoja tiene explicación. En el reciente proceso electoral los estados en que se registraron votaciones altas fueron por regla general aquellos con menor índice de educación y más pobreza. ¿Qué significa eso?. Al parecer los votantes instruidos, de clase media y alta, están dando la espalda a las urnas; se abstienen de votar como muestra de repudio a los excesos de la clase política, a la irritante y machacona propaganda que los partidos hacen a través de la radio y la televisión, y al insultante gasto del enorme aparato electoral. Votan, en cambio, aquellos que son acarreados a las casillas por los diversos partidos; los que aún pueden ser objeto de manipulación. Se observa una tendencia preocupante: cuanto más pobre es un distrito, y menos educación tienen sus habitantes, mayor es el número de votos que en él se recaban. Desde luego estoy generalizando, pero un estudio serio podría confirmar esos datos. Al paso que vamos, en las próximas elecciones sólo votará el que sea llevado a votar. Vuelvo a señalar la paradoja: el bienestar económico y la educación alejan a los mexicanos de las urnas en vez de acercarlos a ellas. Eso entraña un grave riesgo para la democracia...”, lo anterior es un extracto de la columna “De Política y Cosas Peores que escribe Armando Fuentes Aguirre “Catón” y que se publica en numerosos medios escritos del país y algunos del extranjero aparecida el pasado 25 de julio en El Siglo de Torreón. De ninguna manera el escritor y periodista saltillense descubre el hilo negro, pues su tesis se confirma al realizar un somero análisis del comportamiento de los electores en el reciente proceso que en Coahuila sirvió para elegir Ayuntamientos en los 38 municipios y para lo cual basta examinar los casos de Saltillo y Torreón.
Miguel Riquelme Solís

En Saltillo se puede explicar mejor el resultado electoral, ya que por una parte el Partido Revolucionario Institucional tuvo un pésimo y cuestionado candidato en la persona de Fernando Donato de las Fuentes Hernández, mientras que Acción Nacional postuló a un ciudadano sin antecedentes en la política pero al que se sumó la sociedad civil y que desde antes de la campaña contó con el beneplácito general, se trata de Isidro López Villarreal. En Torreón, Miguel Ángel Riquelme Solís del Partido Revolucionario Institucional y Jesús de León Tello del Partido Acción Nacional fueron pésimos candidatos, sobre todo si se les compara con los abanderados de partidos de oposición como Raúl Sifuentes Guerrero al que postularon sin ser su militante el Partido Movimiento Ciudadano y Partido Social Demócrata, ó Isabel Vesuña Rivero que participó avalada por el Partido de la Revolución Democrática.  En el caso de Torreón operó el principio de que “Partido con más dinero es el que compra más votos y por ende, el que gana la elección” también la paradoja señalada por Catón: “…el bienestar económico y la educación alejan a los mexicanos de las urnas en vez de acercarlos a ellas”. Veamos los números: Saltillo tiene una lista nominal de 504, 470 electores de los que únicamente votó el 46.57% por ciento, es decir 232, 249 de los que 111, 675 favorecieron a Isidro López Villarreal, postulado por el Partido Acción Nacional, UDC y PRO, es decir el 48.8% de los electores. Prefirieron a Fernando Donato de las Fuentes Hernández el 40.66% de los que sufragaron, es decir 94, 433 saltillenses. Aquí no aportaron cantidades significativas de votos las organizaciones aliadas al tricolor: Partido Verde, PANAL, Partido Joven y PRC. Los votos nulos fueron 7, 068 lo que representa el 3.28 por ciento de los emitidos. En Torreón, inexplicablemente el malestar de los ciudadanos en contra de Rubén Moreira Valdez y de Eduardo Olmos Castro no se reflejó en el resultado de la elección. De una lista nominal de 457, 787 electores registrados en 787 casillas, votaron únicamente el 53%, esto es 207, 044 torreonenses, los votos nulos representaron el 3.44% es decir 8, 506, más del doble de la diferencia entre el primero y segundo lugar.
Jesús de León Tello
Por partido y candidato los votos emitidos se distribuyeron de la siguiente manera: Jesús de León Tello del Partido de Acción Nacional obtuvo 106, 560 votos con el 43.13%; Miguel Ángel Riquelme Solís del Partido Revolucionario Institucional logró el 42.54% de los sufragios emitidos, es decir 105, 094; los votos nulos representaron el 3.44% esto es 8, 506 sufragios, casi el doble de la diferencia entre PRI y PAN; Raúl Sifuentes Guerrero fue favorecido por el electorado con 6, 647 votos que representan el 2.69%; e Isabel Vesuña Rivero del Partido de la Revolución Democrática ganó el 2.65% de la votación con 6, 545 sufragios.  La posición de los ganadores se modificó al sumar los votos de los partidos con candidato común de manera que ganó Miguel Ángel Riquelme Solís con 112, 484 votos (45.53%); Segundo lugar Jesús de León Tello con 108, 200 (43.8%); Jesús Raúl Sifuentes Guerrero con 8, 593 votos (3.48%); votos nulos 8, 506 (3.44%); y finalmente Isabel Vesuña Rivero con 6, 545 votos (2.65%). Estos resultados son los que aparecen en el PREP antes de la revisión realizada y que poco modificó el cómputo inicial.

Rubén I. Moreira Valdez
Si bien, Jesús de León Tello decidió aceptar el resultado, el Partido Acción Nacional impugnó la elección ante el Tribunal Estatal Electoral que desestimó el recurso, por lo que recurrieron al Tribunal Federal. Si el Tribunal Federal Electoral considera procedente la impugnación la única resolución que puede tomar es la anulación de la elección, por lo que tendrá que convocar a un nuevo proceso. 
Los números aquí consignados son los mostrados por el Programa de Resultados Electorales Preliminares de Coahuila el lunes 8 de julio, antes de las revisiones realizadas, y lejos de mostrar un aval para el gobierno de Rubén Moreira Valdez evidencian el hartazgo de los ciudadanos que decidieron –como señala Catón- no votar. Quienes sufragaron fueron los desheredados, los acarreados, los llevados a votar, los que cambiaron el sufragio por un poco de dinero que les permitió resolver su problema económico por un día. En resumen: El partido que se impuso fue el que tuvo más dinero para comprar votos y voluntades, como se sabe, el PRI aumenta su posibilidad de ganar elecciones cuando es mayor el abstencionismo. La decisión en Torreón la tomaron las minorías, no se trató de un voto razonado y responsable, fue un voto inducido. En caso de que no prospere la impugnación y Riquelme tome posesión será un alcalde sumamente cuestionado y acotado, podrá afirmarse que tuvo una mayoría de votos, pero no que esos sufragios fueron legítimos. 
Dos años después, prevalece la situación, los ciudadanos mantenemos la apatía en los asuntos públicos de tal manera que quienes ostentan el poder hacen lo que quieren, legislando a capricho y actuando en perjuicio de los ciudadanos y no se habla por hablar, pues para demostrarlo bastas con citar la prohibición en Coahuila de las corridas de toros motivada no por el bienestar de las reses de lidia, sino por el interés de afectar patrimonialmente a Armando Guadiana Tijerina, para castigar su intención de emular a Jaime Rodríguez "El Bronco", candiato independiente triunfador en el proceso electoral de Nuevo León,  Hasta aquí la columna, agradezco el favor de su atención y le reitero que son bienvenidos sus comentarios, críticas y aportaciones en periodista051@hotmail, com.

El auténtico Bicentenario

Hoy 16 de septiembre se están cumpliendo 205 años de que inició la lucha para lograr la emancipación de México y aunque precursores como Hidalgo, Allende, Abasolo, Aldama y Galeana nunca buscaron librar a la Nueva España del yugo español sino apoyar a Fernando VII en contra de los franceses, el movimiento libertario fue concluido el 27 de septiembre de 1921 por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, que al frente del Ejército Trigarante dominaron la mayor parte del territorio nacional y lograron que el representante del monarca español Juan O’Donojú firmara los tratados de Córdoba con lo que se reconoció la Independencia de México.

Por Juan Elizalde Lara

El 15 y 16 de septiembre de 1810 marcan el inicio de la guerra de Independencia y no la fecha en que nos emancipamos de España. La historia de México como país independiente se inició a partir del 27 de septiembre de 1821, cuando el Ejército Trigarante acaudillado por Agustín de Iturbide entró a la ciudad de México, por lo que el Bicentenario de la Independencia de México debería celebrarse el 21 de diciembre de 2021, cuando Juan O’Donojú representante del rey Fernando VII firmó el tratado de Córdoba y reconoció la Independencia de México.
La realidad es que los insurgentes de 1810 no buscaban librarnos del yugo español, la lucha que iniciaron era a favor del monarca Fernando VII y en contra de los franceses.
Grito de Independencia en Dolores, el
16 de septiembre de 1810.
Nuestra Independencia fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto por la vía de las armas, que puso fin al dominio español en los territorios de la Nueva España y que abarcó desde el llamado Grito de Dolores –la madrugada del 16 de septiembre de 1810-, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de Septiembre de 1821.
Todo inició a partir de una conjura conocida como la Conspiración de Querétaro, movimiento clandestino nacido en la ciudad de Santiago de Querétaro en 1810 y al que se toma como el antecedente más inmediato debido a que los conspiradores de ese grupo fueron los que iniciaron la lucha por la emancipación de la Nueva España con respecto a la corona española.
El objetivo primordial de la Conspiración de Querétaro era la constitución de una junta de gobierno que tomara el poder a nombre de Fernando VII y aunque según la historia oficial la figura central de la conspiración fue el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla –Cura de Dolores- algunos historiadores aún discuten si el liderazgo lo ejercía Ignacio Allende, militar por formación adscrito al cuerpo de dragones de la reina.
Las reuniones de los conjurados se realizaban en la casa de José Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro. Los conspiradores planeaban su alzamiento para diciembre de ese mismo 1810 en San Juan de los Lagos, Jalisco, pero fueron descubiertos en septiembre lo que precipitó los acontecimientos, Josefa Ortiz de Domínguez alertó a los conjurados con lo que evitó que los capturaran y precipitó lo que hoy conocemos como el Grito de Dolores.
Fue en la zona de El Bajío en San Miguel el Grande donde los capitanes Ignacio Allende y Mariano Abasolo comenzaron a organizar la conspiración. Ellos habían tenido contacto el año anterior con los conspiradores de Valladolid José Mariano Michelena y José María García Obeso.
Ignacio Allende
Las reuniones se trasladaron a la ciudad de Querétaro en donde se sumaron un grupo de letrados, pequeños comerciantes y más militares del ejército colonial. Este grupo celebraba juntas disfrazadas de “academia literaria”. Entre sus miembros se encontraban el cura Miguel Hidalgo y Costilla, el pequeño industrial Juan Aldama, el corregidor de la ciudad José Miguel Domínguez con su esposa Josefa Ortiz de Domínguez.
También el presbítero José María Sánchez, los abogados Parra, Laso y Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, Francisco Araujo, Antonio Téllez, Ignacio Gutiérrez, los comerciantes Epigmenio y Emeterio González, el regidor José Ignacio de Villaseñor y Cervantes, el capitán Joaquín Arias, el teniente Francisco Lanzagorta y el teniente Baca.
Los organizadores de la conspiración planeaban entregar el mando a Allende como general, Aldama como su segundo e Hidalgo al frente del movimiento popular. Los primeros pasos serían la destitución de los españoles en puestos de gobierno apoyados en un movimiento que iniciaría en octubre y para lo cual se prepararon lanzas, espadas y municiones que se almacenaron en San Miguel el Grande, Dolores y Querétaro.

¡Delatados!

Pero los hechos se precipitaron al ser delatada la conspiración de Querétaro el 9 de septiembre de 1810 por el empleado postal José Mariano Galván. Al día siguiente el capitán Joaquín Arias creyendo que todo estaba perdido se auto denunció ante el alcalde Juan Ochoa.
Otras denuncias llegaron a oídos del comandante Ignacio García Rebolledo y se presionó al corregidor Domínguez para catear la casa de los hermanos González, en ese lugar se encontró armamento almacenado por lo que Epigmenio y Emeterio Fueron aprehendidos.
La esposa del corregidor Josefa Ortiz de Domínguez tuvo tiempo de enviar como mensajero al alcalde Ignacio Pérez avisando a los conjurados que se encontraban en San Miguel el Alto.
En tanto, en Querétaro se tomó presos a más conspiradores incluyendo a los corregidores. Pérez cabalgó la noche del 15 de septiembre hasta San Miguel donde logró contactar a Juan Aldama que de inmediato se trasladó a Dolores, a donde llegó la madrugada del 16 de septiembre para informar las malas nuevas a Allende e Hidalgo. Luego de un intercambio acerca de lo que podrían hacer, Hidalgo exclamó:
Josefa Ortiz de Domínguez. 
La Corregidora
"Si, lo he pensado bien, y veo que estamos perdidos y que no queda más recurso que ir a coger gachupines".
Pasaron de inmediato a la acción y con la ayuda de ochenta presos a los que liberaron de la cárcel, capturaron al delegado Rincón, se dirigieron al atrio de la iglesia, tocaron las campanas.
Entonces Hidalgo pronunció una arenga en la que explicaba que el movimiento al que incitaba era para derribar al mal gobierno, quitando del poder a los españoles que trataban de entregar el reino a los franceses.
Ofreció a la población que se dejarían de pagar tributos y un peso diario a quienes participaran si llevaban caballo y la mitad a los de a pie, enseguida se tomó presos a diecinueve españoles.
Se logró sumar de esa manera a más de seiscientos hombres a los que se repartieron lanzas y machetes, Hidalgo arengó a la multitud y aunque las palabras exactas que utilizó quizá nunca se conozcan las más probables y antiguas son:
Manuel Abad y Queipo (1810):
"¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!"
Diego de Bringas (1810):
"¡Viva la América!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la religión y mueran los gachupines!"
Anónimo (1810) recopilado por Ernesto Lemoine Villicaña:
"Viva la religión católica!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la patria y reine por siempre en este continente americano nuestra sagrada patrona la santísima Virgen de Guadalupe!, ¡muera el mal gobierno!"
Juan Aldama (1811):
"¡Viva Fernando VII!, ¡viva América!, ¡viva la religión y muera el mal gobierno!"
Servando Teresa de Mier (1813):
"¡Vivan Fernando VII y la Virgen de Guadalupe!"
Lucas Alamán (1840):
"¡Viva la religión!, ¡viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la América y muera el mal gobierno!" A lo que el pueblo respondió: "¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines!".
Miguel Hidalgo y Costilla
Mientras tanto en Querétaro, el capitán Arias fue liberado y partió de inmediato para integrarse con los insurgentes, aunque fue visto con recelo por sus compañeros. El corregidor fue perdonado al igual que su esposa, restituyéndosele en su cargo. Años más tarde ella volvería a ser perseguida. La mayor parte de los prisioneros negaron las acusaciones y fueron liberados.

Marco histórico

La lucha por la Independencia de México tiene como marco histórico la Ilustración y las revoluciones liberales de la última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada comenzaba a reflexionar acerca de las relaciones de España con sus colonias.
Los cambios en la estructura social y política derivados de las reformas borbónicas, a los que se sumó una profunda crisis económica en Nueva España, también generaron un malestar entre algunos segmentos de la población.
La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis política que desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de España a su hermano José Bonaparte.
Como respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo del virrey José de Iturrigaray— reclamó la soberanía en ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a un golpe de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas del movimiento.
A pesar de la derrota de los criollos en la Ciudad de México en 1808, en otras ciudades de Nueva España se reunieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los pasos del ayuntamiento de México. Tal fue el caso de la conjura de Valladolid, descubierta en 1809 y cuyos participantes fueron puestos en prisión.
En 1810, los conspiradores de Querétaro estuvieron a punto de correr la misma suerte pero, al verse descubiertos, optaron por tomar las armas el 16 de septiembre en compañía de los habitantes indígenas y campesinos del pueblo de Dolores (Guanajuato), convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla.
A partir del 16 de septiembre se inició una lucha que pasó por varias etapas –y que estuvo lejos de ser un movimiento victorioso-, los sucesivos caudillos fueron tomados prisioneros o ejecutados por las fuerzas realistas, en un principio se reivindicaba la soberanía de Fernando VII sobre España y sus colonias, pero los líderes asumieron después posturas más radicales, incluyendo asuntos de orden social como la abolición de la esclavitud.

Morelos y la primera constitución

José María Morelos y Pavón
José María Morelos y Pavón conocido después como “El Siervo de la Nación”, convocó a las provincias independentistas a conformar el Congreso de Anáhuac, que dotó al movimiento insurgente de un marco legal propio.
Pero Morelos fue derrotado, apresado y ejecutado con lo que la guerra de Independencia se redujo a una guerra de guerrillas de tal manera que hacia 1820 solo quedaban algunos núcleos rebeldes principalmente en la Sierra Madre del Sur y en Veracruz.

Conspiración de la Profesa

Encabezados por Matías de Monteagudo empezaron a conspirar un grupo de prominentes aristócratas, lo que se conoció como Conspiración de la Profesa, por llamarse así el templo donde realizaban las reuniones.
Los conjurados contaban con el apoyo del virrey Juan Ruiz de Apodaca y consiguieron que el realista Agustín de Iturbide fuera designado general en jefe del Ejército del Sur, con el encargo de acabar con Vicente Guerrero y Pedro Ascencio.
Guerrero, único jefe insurgente que permanecía activo desde la muerte del español Francisco Javier Mina en 1817, intentó convencer a los jefes realistas José Gabriel de Armijo y Carlos Moyá para formar un ejército libertador que depusiera a Apodaca, para nombrar en su lugar un virrey conciliador con el que se pudiera negociar la consumación de la Independencia de México. Ambos se negaron.

Ejército Trigarante

Armijo fue relegado por Iturbide en noviembre de 1820 y después de varias derrotas comprendió que por la vía de las armas sería imposible vencer a Guerrero, por lo que le planteó la idea de unir fuerzas para establecer una nación independiente encabezada por Fernando VII ó cualquier otro miembro de la realeza europea.
Fue el 10 de marzo de 1821 cuando se llevó a cabo el pacto entre Iturbide y Guerrero, episodio que se selló con el Abrazo de Acatempan. El 24 de febrero de ese año Iturbide dio a conocer el Plan de Iguala con el que se constituyó el Ejército Trigarante, cuyas garantías eran Independencia, Religión y Unión.
Durante más de seis meses el Ejército Trigarante recorrió el virreinato promoviendo sus ideales, entre las escasas acciones bélicas de ese período se encuentran la toma de Oaxaca, el 20 de julio de 1821 a manos de Antonio León y Loyola, y la última batalla de la guerra librada en Azcapotzalco.
Iturbide dividió el país en zonas militares: la centro occidental, dirigida por Guerrero, Anastacio Bustamante y Pedro Celestino Negrete; la oriental, comandada por Nicolás Bravo y Antonio López de Santa Anna y la sur, bajo el mando de Antonio de León.
El abrazo de Acatempan
Los militares de la Ciudad de México destituyeron a Apodaca para nombrar en su lugar a Francisco Novella. También las Cortes en España decidieron remover a Apodaca, pero el sustituto designado fue el masón liberal Juan O’Donojú, con quien Iturbide pudo llegar a un acuerdo con los tratados de Córdoba.
En ese mismo año con la rehabilitación de la Constitución de Cadiz se alentó el cambio de postura de las élites novohispanas, que hasta ahí habían respaldado el dominio español. Los criollos monarquistas, al ver afectados sus intereses, decidieron entonces apoyar la Independencia de la Nueva España para lo que buscaron aliarse con la resistencia insurgente.
El realista Agustín de Iturbide logró a principios de 1821 encontrarse con el insurgente Vicente Guerrero y ambos proclamaron el 24 de febrero el Plan de Iguala con el que se convocó a la unión de todas las facciones insurgentes, con el apoyo del clero y la aristocracia de la Nueva España. Ese plan fue ratificado por Iturbide el 24 de agosto de 1821 mediante los Tratados de Córdoba.
Finalmente, el 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante entró a la Ciudad de México, después de 11 años y 11 días de lucha y más de 300 años de dominio español.

La consumación y el Primer Imperio

Nuestra vida independiente se inició con el Imperio Mexicano, una efímera monarquía católica que dio paso a una república federal en 1823, en medio de numerosos conflictos internos y la separación de América Central.
España realizó algunos intentos de reconquista, incluida la expedición de Isidro Barradas en 1829 pero no fue sino hasta 1836 en que reconoció plenamente la Independencia de México, tras el fallecimiento de Fernando VII.
Después de 300 años concluyó el dominio español sobre la nueva España en 1821 con los tratados de Córdova y la proclamación del acta de independencia reconocida ante los hechos consumados por el representante del rey Juan O’Donojú, en la teoría se reconoció nuestra independencia, pero la realidad es que entonces y 200 años después los mexicanos nunca hemos tenido una autonomía plena, ya por circunstancias económicas o políticas seguimos sometidos a la dominación extranjera de tal manera que en nuestro país han intervenido además de los españoles; los franceses, los norteamericanos o cualquier otro país que por razones económicas o militares imponga su hegemonía.
Un factor determinante para que esto acontezca son nuestra proverbial insolvencia financiera y la corrupción moral heredada del carácter español que nos hacen vulnerables y susceptibles de dominación por las grandes potencias

Agustín de Iturbide

Hijo de un terrateniente español y de una criolla noble, Agustín de Iturbide nació en 1783. A la edad de 14 años se enroló en el ejército realista y se negó a participar en la insurrección contra los españoles dirigida por el cura Hidalgo, defendió la ciudad de Valladolid contra los insurgentes y su notable actuación le valió el ascenso a capitán.
Como capitán, Agustín de Iturbide combatió a las guerrillas indígenas y capturó a Albino Liceaga y Rayón por lo que obtuvo un nuevo ascenso.
Después fue nombrado comandante general de la provincia de Guanajuato, donde se distinguió por su implacable persecución de los rebeldes, acusaciones diversas como las de abuso de autoridad y malversación propiciaron que el virrey Calleja lo destituyera, pero lo absolvieron de todos los cargos por el apoyo del auditor Bataller.
A los 37 años fue nombrado Comandante General del Sur y se le encomendó la tarea de sofocar la insurrección de Guerrero, una de las últimas que se encontraban activas, al no conseguirlo se reunió con éste y, juntos, presentaron el denominado Plan de Iguala, en el que se proclamaban las tres garantías: Independencia de México, igualdad de derechos para españoles y criollos; y la supremacía de la Iglesia Católica.
Rápidamente, el Ejército Trigarante dominó todo el país, por lo que ante los hechos consumados el nuevo representante del rey de España Juan O’Donojú suscribió los tratados de Córdoba que derivaron en el reconocimiento de la Independencia de México.
Un año más tarde, Iturbide se proclamó emperador de México con el nombre Agustín I, pero muy pronto se tuvo que enfrentar a una conspiración de carácter republicano, por lo que decidió disolver el Congreso y nombró una junta que actuaba totalmente a su servicio.
A partir de ese momento aparece en la escena nacional el entonces gobernador de Veracruz, Antonio López de Santa Anna quien resolvió proclamar la República, para lo que recibió el apoyo de otros generales y también de las tropas que en un principio debían acabar con la revuelta.
Forzado a abdicar en 1823 Iturbide se exilió en Europa, retornó en 1824 a México ignorante de que había sido condenado a muerte. Fue capturado a su llegada y se le fusiló cuando contaba con 41 años de edad.

Vicente Guerrero Saldaña (1782 – 1831)

Vicente Guerrero Saldaña
Después de la muerte del español Francisco Javier Mina en 1917, el único caudillo que se mantuvo activo fue Vicente Guerrero Saldaña. Nació el 9 de agosto de 1782 en Tixtla (hoy Estado de Guerrero).
De ascendencia campesina Vicente fue hijo de Pedro Guerrero y María Guadalupe Saldaña, era un mestizo de precaria educación que en su juventud se desempeñó como arriero y en las actividades agrícolas.
La actividad militar la inició a las órdenes de Hermenegildo Galeana en 1810, participó en la lucha por la independencia de México formando parte de las huestes de José María Morelos y Pavón, posteriormente apoyó el Congreso de Chilpancingo hasta su disolución y se refugió en las montañas donde mantuvo la lucha y se le designó jefe de la insurrección en el sur.
En 1820 se enfrentó a Agustín de Iturbide, quien convencido de que por medio de las armas no lo derrotaría lo invitó a unirse a la lucha de liberación. Ambos caudillos protagonizan el pacto de Acatempan. En 1821 Guerrero acepta el Plan de Iguala y pasa a luchar a las órdenes de su antes encarnizado rival. En 1822 se subleva contra Iturbide, quien una vez consumada la Independencia se proclamó emperador.
Derrocado Iturbide, Guerrero forma parte de la junta provisional y ocupa la presidencia de México en 1829 gracias al levantamiento de los liberales.
Se opuso al intento de reconquista de Barradas en nombre de España, rechazó el ofrecimiento de Poinsett de comprar Texas, y defendió el federalismo.
Depuesto de la Presidencia de la República en 1829 por el general Anastacio Bustamante vuelve a la lucha desde el sur hasta que el traidor Picaluga lo hace prisionero en Acapulco, se le somete a juicio y es fusilado el 14 de febrero de 1831, en Cuilapán, (hoy Cuilapán de Guerrero).

Los consumadores

Dejando de lado los motivos personales y medios de que se valió, el mérito de la consumación de la Independencia le corresponde junto con Vicente Guerrero a Agustín de Iturbide, un caudillo condenado por la historia oficial al ostracismo.
Agustín de Iturbide
La historia la escriben los vencedores, pero es de justicia reconocer a Iturbide el prominente papel que desempeño para lograr nuestra independencia, sin olvidar a precursores como Hidalgo, Allende, Morelos, Aldama, Josefa Ortiz de Domínguez entre los principales.
Los consumadores fueron Iturbide, Guerrero, Bustamante… todos, con las armas en la mano, batallaron para librarnos del dominio español.
Estos personajes, aunque trascendieron por sus actos, no eran semidioses. Se trataba de humanos que reunían en su persona vicios y virtudes, ambiciones, defectos y rasgos de grandeza, pero estos últimos los catapultaron para ser recordados 200 años después.
Quienes formamos parte de las nuevas generaciones estamos obligados a reconocer a los fundadores de nuestra Nación, incluyendo a los precursores como Hidalgo, Allende, Josefa Ortiz de Domínguez, Aldama, Morelos, Mina...
Sin olvidar a los consumadores: Iturbide, Guerrero y los demás que sentaron las bases para el nacimiento de una nueva Nación noble, generosa que es más grande que sus enemigos y problemas, de la cual todos debemos sentirnos orgullosos.
Por todo lo anterior, el Bicentenario de la Independencia de México se debe conmemorar el 27 de septiembre de 2021.
periodista051@hotmail.com
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22 de agosto de 2015

El presagio hoy, de la entrevista Díaz – Creelman

Fernando Ramírez López
Al conmemorarse en días recientes el centenario del fallecimiento de Porfirio Díaz Mori es pertinente la publicación del presente artículo de * Fernando Ramírez López  escrito en 2013 a propósito de los 106 años de la entrevista que James Creelman le hizo al ex dictador y que se publicó en inglés en el Person’s Magazine de Nueva York, nuestro fallecido colaborador analiza la manera en que ese suceso influyó en el movimiento iniciado por Francisco I. Madero en 1910, al igual que otros acontecimientos como la publicación de La Sucesión Presidencial de 1910.

Para Salvador Allende en memoria de su ejemplar sacrificio en La Moneda.

“Ganaron en apariencia los partidarios de la federación, no obstante en la realidad, México siguió siendo un Estado centralista y patrimonialista. No tuvimos reyes sino caudillos y dictadores constitucionales que llamamos Presidentes”.
Octavio Paz. Sor Juan Inés de la Cruz o las trampas de la fe.

“En la rebelión de La Noria, Porfirio Díaz había levantado contra Juárez la bandera Sufragio Efectivo, No Reelección. Bandera que mantuvo en el Plan de Tuxtepec”.
Enrique Krauze, Fausto Zeron  Medina. Porfirio. El Poder.

“Ningún gobernante de México ha gobernado democráticamente por la sencilla razón de que el pueblo mexicano no es demócrata”.
Francisco Bulnes.

“Arribó a esta ciudad esa ave de mal agüero James Creelman, autor de la inconsulta interviú con el general Díaz, causa inmediata de que los desafectos a la dictadura, hayan entrado en manifiesto desasosiego e inesperada valentía que Dios sepa a donde pueda llevarnos”.
Federico Gamboa.

“Yo soy el que cortó las guirnaldas rebeldes para el lecho salvatico fragante a sol y a selva. El que trajo en los brazos jacintos amarillos y rosas desgarradas. Y amapolas sangrientas”.
Pablo Neruda. El Hondero Entusiasta.

En 1908 James Creelman entrevistó a Porfirio Díaz, en un
acontecimiento que se considera antecedente de la
Revolución Mexicana.
Ha pasado más de un siglo de la entrevista Porfirio Díaz – James Creelman, los días 3 y 4 de marzo de 1908, el influyente diario oficioso “El Imparcial”, reproducía casi íntegro y en español el texto de la entrevista que el entonces Presidente había concedido seis meses antes, al mencionado periodista norteamericano y que el Person’s Magazine de Nueva York publicó lujosamente en su número de ese mismo mes. Las primeras reacciones fueron muy variadas. Muchos llegaron a dudar de que la entrevista hubiera tenido lugar realmente, otros creyeron enfrentarse a un mensaje cifrado. Algunos más consideraron usarla tácticamente, sin embargo la mayoría de los mexicanos desconocieron la entrevista o la ignoraron.
Este es el panorama que vive actualmente el sistema político nacional, los diversos partidos a través de sus dirigencias, presidentes de cámaras empresariales, secretarios de estado, legisladores, magistrados y el propio titular del ejecutivo hacen llegar tal cantidad de declaraciones, que el doble lenguaje tan común en el mexicano, nos da la apariencia que una cosa es lo que dicen y otra lo que sucede en realidad.
Hoy día se habla de reformas ingentes para lograr el tan ansiado desarrollo y en los hechos la pérdida en la capacidad del poder adquisitivo, una producción deficitaria, el crimen y la impunidad nos dibujan un país distinto al que se refieren en el discurso.
Previo al Plan de San Luís, Francisco I. Madero escribió
La Sucesión Presidencial de 1910.
En el histórico suceso que inicialmente narramos, acabó ignorando lo sustancial el Presidente Díaz, como lo era su propósito de no volver a reelegirse y su creencia en que la Nación estaba lista para una plena vida de libertades políticas.
En tan inusitado documento político el General Díaz ensayaba un balance aceptablemente objetivo de su obra de gobierno.
En estos días, apenas el lunes 2 de septiembre en lo que ya dejó de ser el Día del Presidente, Enrique Peña Nieto aplaudió la aprobación por el legislativo de la nueva ley del Servicio Profesional Docente, después de haber cambiado de escenario varias veces, para terminar diciéndolo  en una carpa improvisada en Los Pinos, mientras que en las calles de la Ciudad de México resonaban las protestas de la CNTE y el domingo 8 en el monumento a Juárez, López Obrador obtenía la aprobación de sus agremiados para iniciar un sinfín de protestas contra la Reforma Energética.
¿En qué país vivimos? Por un lado Miguel Ángel Mancera dice que respeta el derecho a la libertad de manifestación en el D. F. y por otra miles de capitalinos se inconforman por los hechos que viven diariamente, al decir del académico Jorge Castañeda: se hacen pendejos.
En la entrevista Díaz – Creelman, el Presidente consideraba que su larga permanencia en el poder y la insignificancia de los disidentes, implicaba la aprobación tácita de su estilo personal de gobernar. Reconocía que a la paz implantada por él, era una paz forzada pero en todo punto necesaria, para que la Nación pudiera al fin regenerarse, pensar y trabajar.
Tampoco aparecía exenta de ambigüedades y de ciertas dudas, la creencia presidencial de que hubiera llegado ya el día en que el pueblo pudiera cambiar sus gobernantes por medio de elecciones pacíficas y sin peligro para la estabilidad del país, puesto que también hablaba de la democracia mexicana como de un futuro impreciso, como de algo que debería seguir creciendo pues sus principios no habían adquirido aún profundas raíces en el pueblo mexicano cuya heterogeneidad, vicios de carácter y real despreocupación por la cosa pública, estaba lejos de ser eficientemente desarrollada para formar una democracia.
Han pasado 106 años y hoy la democracia se sustenta en la compra del voto por despensas para los hambrientos, amenazas, injurias y cárcel para los que protestan, avalado el gobierno por la gran plutocracia nacional e internacional para imponer a los candidatos más serviles y corruptos.
Así, el esquema entero de la entrevista aparece montado sobre las ideas más caras al positivismo mexicano y cuyo representante Justo Sierra, las sostuvo desde mucho tiempo atrás privada y públicamente, las dio a conocer directamente al General Díaz con inteligente desenfado desde 1899.
Es similar el momento en el que vivimos este 2013, el Fondo Monetario Internacional prevé nuestras políticas de crecimiento, así sea para deteriorar la raquítica economía mexicana, a final de cuentas los Justo Sierra de ese entonces, son los Chuayffet, Videgaray y Osorio Chong del presente, siempre al servicio del poder en turno.
Antes de eternizarse como Presidente de México, el
General Porfirio Díaz tuvo una destacada participación
en la lucha contra la intervención francesa.
De ahí, que en ese entonces, que con buen sentido y ante el silencio que había seguido a la momentánea locuacidad de Díaz, Filomeno Mata el aguerrido director de “El Diario del Hogar” le envió una carta el 19 de octubre de 1908, solicitándole una entrevista para algunos de los periódicos de la república y de la capital y establecer una comunicación directa con el pueblo, pues era el propio General Díaz la única persona que podía disipar dudas y orientar a la nación en su marcha política.
Así hoy la CNTE, los grupos de autodefensa popular, los Yaquis en Sonora, los padres agraviados por sus hijos secuestrados y numerosos grupos piden hablar con Peña Nieto para saber que sucede en este país, pero su actuación en casos tan contradictorios como la liberación inesperada de Caro Quintero en Puente Grande, las reformas sociales y demás iniciativas promovidas por su gobierno, nos demuestran que no quieren o no desean escuchar la opinión del pueblo afectado.
Olegario Molina, en sus declaraciones de aquella tan lejana  - cercana época, demostró haber asimilado plenamente la fórmula porfiriana de “poca política y mucha administración”. Pero ciertamente una de las primeras y más tenaces consecuencias del asunto Creelman, fue haber servido para definir o al menos matizar las posiciones políticas de las personas y de los grupos. Porfirio Díaz había sufrido el viraje más espectacular de su vida pública. Saliendo de su medio rural, la política práctica incursionaba por primera vez en los terrenos de lo doctrinario.
Francisco I. Madero, iniciador de
la Revolución Mexicana de 1910.
Hoy Peña Nieto debe salir del closet y enfrentar una realidad que cuestiona su presencia en el poder, y que la movilidad social lo ha rebasado, debe convertirse en el líder que hasta hoy no ha sido y saber  que la dinámica actual demanda de un tipo de conducción colectiva que lo lleve a tomar el timón de la embarcación de este país, más allá de pactos y componendas, si el entiende que su presencia y valentía puede llenar los espacios que sus secretarios y asesores han dejado vacíos, si el entiende que éste país y que su gente con trato adecuado es sencilla y sin complicaciones; y deja atrás el boato e inicia  un proceso de intercomunicación directa sabrá que este pueblo no desea agredirlo, sino que desea ser escuchado y juntos construir el país que a todos conviene, no solo a las minorías privilegiadas.
La entrevista Creelman era la buena nueva que marcaría el principio de la plenitud política nacional de su personal apoteosis. Díaz descendía voluntariamente del poder para ascender por su propia grandeza a la gloria eterna de la historia. La ilusión momentánea se desvaneció y volvió a callar. Comprendió quizá por primera vez que su poder era limitado y que su capacidad de decisión y de maniobra era menor de lo que había creído. Tal vez en ese momento tomó la decisión de morir en el poder, de no abandonarlo de ninguna manera y a ningún precio.
En mayo de 1909 después de publicar “La Sucesión Presidencial de 1910”, Francisco I. Madero constituyó el Centro Antirreeleccionsta de México, los hechos posteriores reseñan que el 31 de mayo de 1911 Díaz se embarcó en el Transatlántico Ypiranga, que lo llevó al exilio para nunca volver.
No es deseable para el actual régimen el final de esta historia, pero a 106 años de la entrevista Díaz – Creelman, cuando desde la cúspide del poder  Don Porfirio pensaba que la cima era el significado de su eficaz obra de gobierno, se equivocó, es en todos los sentidos una enseñanza política para no cometer los mismos errores.
Aunque hoy los tecnócratas de vestíbulo, los comunicadores al servicio gubernamental y los fracasados teóricos del poder fáctico, señalan que en este país nada sucede, lo hacen para la protección de sus prebendas dada la pequeña estatura en qué consisten sus objetivos. México ya cambió y el proceso en el cual se encuentra inmerso actualmente tiene cauces, porque el río embravecido no obedece los designios de la madre naturaleza, el titular del ejecutivo debe agudizar sus sentidos, el malestar social ha subido de tono y la quejumbre ya tocó la puerta. Tengamos cuidado.
* Escritor
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