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14 de diciembre de 2010

Depurar el Poder

En su columna CAPITOLIO que difunden varios medios de la entidad GERARDO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ Director del catorcenario ESPACIO 4 reflexiona sobre la necesidad de depurar el poder y derogar figuras como la del fuero constitucional para que nadie esté por encima de la ley y quienes cobijan a los criminales reciban el castigo previsto en la legislación penal de manera tal que los ciudadanos recobren la confianza en las instituciones.
 
Cada vez son más las voces de diplomáticos y expertos en seguridad, dentro y fuera del país, que advierten sobre la presencia de dinero del narcotráfico y de otras actividades ilícitas en las campañas electorales y, por extensión, en algunos centros de poder. La destrucción, el pánico y las interminables escenas de violencia en Michoacán, que exhiben la capacidad de fuego de la delincuencia organizada, y la agresión contra familias de Tecalitlán, Jalisco, en los festejos de la Virgen de Guadalupe, acreditan la disposición del gobierno federal de mantenerse firme contra un fenómeno criminal cuyo propósito consiste en vulnerar las instituciones y adueñarse del país.
La sociedad necesita no solo pésame por las víctimas inocentes de esta guerra cruenta, cuyo signo nuevo es la sevicia, sino actos que persuadan de que la administración enfrenta con rigor no solo a los delincuentes, sino también a quienes recurren a su cobijo para obtener beneficios, sean económicos, políticos o ambos. Desde esa perspectiva, la decisión de la Sección Instructora de la Cámara de Diputado, de retirar el fuero a Julio Godoy Toscano, para que enfrente las acusaciones de la PGR por sus presuntos vínculos con la delincuencia, devuelve la confianza a los ciudadanos, así sea en una mínima parte. Con la reserva, siempre, de que una golondrina no hace verano.
Si la aprobación del dictamen, emitido por dos legisladores del PRI, uno del PAN y otro del PRD fue unánime, puede inferirse que el pleno del Congreso dará hoy su aval para que el diputado —apartado previamente por el propio PRD de su bancada— deje su curul de manera temporal, si resulta inocente. En caso contrario, su separación será definitiva pues estaría sujeto a un proceso que eventualmente podría llevarlo a prisión. La forma como Godoy ingresó al recinto a rendir protesta, escondido en el baúl de una camioneta, produjo vergüenza, ira social y dio a la Cámara un nuevo impulso en su rodada.
Igual que con Godoy, debe procederse contra los políticos de todos los partidos que incurran en faltas a la Constitución —una de las peores manera de hacerlo consiste en aliarse con los grupos que atentan contra la sociedad y el país en su conjunto— y defrauden el voto ciudadano. Tan censurable es que un diputado evada la ley, amparado en el fuero, figura que debe sujetarse al estricto ámbito de su competencia y no servir de escudo para cometer atropellos, como el uso del Ministerio Público para ajustar cuentas políticas.
Para reivindicar un sistema judicial tan explicablemente cuestionado como el nuestro, por casos impunes como los de Luís Donaldo Colosio, Posadas Ocampo, Raúl Salinas, Arturo Montiel, Guardería ABC, Mario Marín, Ulises Ruiz, amigos de Fox, hermanos Bribiesca y tantos otros—, es preciso que la justicia se imparta en los tribunales, no en los medios de comunicación. Pero, sobre todo, que se aplique sin consignas partidistas, pues ese criterio expone a los ciudadanos, no solo a ciertos diputados, a las peores venganzas y a los abusos más deleznables. Julio Godoy debe ser el principio de un proceso de depuración de los poderes públicos a los que jamás se toca.

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