ROBERTO OROZCO MELO |
El tema electoral fue el más recurrentemente tratado durante los días previos al 3 de julio, la presente es una entrega de la columna HORA CERO, escrita por el periodista, abogado, historiador y político ROBERTO OROZCO MELO.
Una vez más, nos encontramos al umbral de un día clave en toda vida institucional: la elección de gobernador de la entidad, y la integración de su Poder Legislativo estatal. El ambiente aparece entusiasta y positivo, aunque también prevalezca la impresión de vivir una adolescencia democrática en la Suiza de América Latina, o sea en el paraíso de la democracia.
Después de un corto período de propaganda electoral, ayer culminó el plazo fijado por la autoridad para legalmente hacer las propagandas políticas. Los días siguientes serán dedicados, tanto por los candidatos como por los partidos políticos, a organizar estrategias electorales, para comparecer en el tribunal de la verdad, donde nos esperan unas cajas llamadas urnas con su hendidura superior entreabierta, para que allí depositen los calificados ciudadanos su voluntad final convertida en sufragio.
Los candidatos a gobernar Coahuila y quienes buscan ser representantes populares, no son entes improvisados en el manejo de la política. Todo candidato sabe que requiere poseer un mínimo de cultura y experiencia política para poder comunicar con claridad su mensaje ante el pueblo. Deben saber cómo proponer, y cómo convencer a los electores de que ellos son la mejor opción política en esta nueva oportunidad de elegir. Y más seguro será si el proceso electoral se presenta aseado de trucos indebidos.
No los veremos, aunque preexista ese artificial ambiente electoral que no resulta un buen indicador para el desarrollo tranquilo de los comicios. Tenemos varios años de vivir bajo la constante amenaza de la inseguridad pública, lo cual desdice el diario alarde verborréico del presidente Felipe Calderón, quien insiste en ponderar los avances de su gobierno contra el crimen organizado. Tampoco es un acierto la conducción política del Partido Acción Nacional, al cual pertenece Calderón, cuando a éste le hemos visto parcial, indeciso, errático y no obstante pugnaz; actitudes opuestas a las que espera la sociedad del conductor político nacional, en los presentes días.
En México el partido oficial es Acción Nacional; sin embargo éste elude su responsabilidad de constituirse en un paradigma de buena política frente a las otras organizaciones políticas nacionales. El concepto de la oportunidad política y de la unidad, que representan los comicios estatales y nacionales, no aparece claro ante nadie, incluidos sus mejores afiliados.
Existe, sin embargo, algo que no podemos soslayar: la suspicacia que corre de partido en partido. Ninguno cree que los comicios del día tres de julio vayan a ser limpios. Los dirigentes de cada organización política apuestan al fraude sin excepciones: El PAN, sobre todo, acusa al PRI de poseer una larga cola de amañadas elecciones, pero no se aplica, en debate abierto, a analizar las circunstancias políticas en que pudieron desarrollarse dichos eventos electorales.
El PRI no tiene porqué comer ansias para enterarse del desarrollo y resultados electorales del próximo 3 de julio de 2011. Ese día seremos testigos de un buen comportamiento ciudadano en las urnas; después leeremos las crónicas sobre las mismas en la prensa escrita diaria, y las escucharemos en la radio y en la televisión. Sin embargo hay un reconocimiento general que el Revolucionario Institucional mantiene considerable ventaja sobre los demás competidores. Y eso califica para el triunfo.
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