LUÍS González de Alba |
Complots y otras patrañas que encuentran su mejor réplica
en medios como FACEBOOK son referidos en su columna LA CALLE que publica en MILENIO el ex participante en el movimiento del ’68 LUÍS GONZÁLEZ DE ALBA.
Hemos llegado a niveles espeluznantes de monomanía: todo lo que ocurre
en el mundo, y por ende en México, está maliciosamente planeado por fuerzas que
los despiertos, inteligentes, suspicaces nos desvelan con el sencillo método de
mantenerse atentos al engaño sutil, a la manzana envenenada. Las redes sociales
son una forma encantadora de relacionarse con los amigos, mostrarles nuestras
fotos, subir nuestras canciones preferidas, notas que deseamos compartir. Pero
la palabra “encantadora” tiene también un sabor a puchero de bruja, a caldos de
Merlín hipnóticos que distribuyen los medios.
Si en otros siglos los humanos atribuyeron la peste a prácticas de
brujería secretas, las nuevas generaciones encuentran la fuente del mal en los
medios: la prensa corrupta, las televisoras al servicio de “los de arriba”, las
cadenas multinacionales que nos imponen comida rápida o ropa, futbol, series de
TV, cine de Hollywood: valores “ajenos a nuestra idiosincrasia” decía el PRI de
antes… y los chavos de hoy. Macabro perol que Washington revuelve para
manipularnos. “Manipulación” es el equivalente moderno de “brujería”. Está
clarísimo que “la mafia” se conjura contra “la gente”, versión moderna del
sesentero “pueblo”, versión sesentera del treintero “proletariado”.
El gran mal es que los medios “no son democráticos”. Y toda definición
de eso conduce a un paraje bien conocido: la censura previa. Un puñado de
opinadores vendidos a… a quien sea, pero vendidos, se emperra en mostrarnos un
mundo del color que dicta “la mafia”. La gran conjura judía está algo
desprestigiada. Lo de hoy no es tan concreto y observable, el mal es abstracto
y consiste en hacernos creer que las apariencias son reales: Platón reducido a
versión rústica de su duda ante el engaño de los sentidos.
El colmo: alguien en Facebook hizo una broma: el triunfo de la
selección olímpica mexicana en Londres fue una cortina de humo para ocultar X
que oculta Y que oculta Z. Ponga usted lo que quiera. No pocos lo tomaron como
evidencia irrefutable. Que Brasil, nada menos que Brasil, se haya vendido, que
el cabezazo del posible empate haya parecido tan real, que el ángulo de la
portería haya sido el exacto para desviar el balón y no marcar el tanto, sólo
demuestra el genio del jugador vendido y la sincronía de los conjurados, Brasil
incluido. El pago para comprar la final olímpica es lo de menos: algo acordaron
que los de a pie ni sospechamos. Y el porqué es evidente: cubrir la guerra de
exterminio disfrazada de combate a la delincuencia. Una frase lo dice todo:
“Los acusamos de corruptos, no de pendejos”. La falta de pruebas demuestra la
habilidad del criminal. Sólo un televiso no ve tan magna evidencia.
La broma era tan extravagante que a muchos les pareció ajustada al
espíritu de los tiempos y a la “manipulación” de los humanos. Nos engañan los
gringos con que pusieron en Marte un aparatejo: ¡pero si está “científicamente
comprobado” que los humanos no han podido crear un cohete que venza la
atracción terrestre! Preguntar dónde se publicó esa comprobación es hacerle el
juego al Poder. Un cartón genial, también en FB pone al Curiosity enviando
imágenes de un desierto… pintado en una manta que unos marcianos ponen ante la
cámara y así nos ocultan la futurista ciudad que hay detrás.
La idea de una naturaleza humana prístina, previa a todo roce social, a
todo anuncio comercial, a todo guapo modelando los calzones que nos quieren
vender y toda guapa con la belleza que el Poder desea infiltrar en las
conciencias (por inescrutables pero siempre aviesos propósitos), es ingenua y
conservadora: supone un estado innato de la conciencia humana sin mancha de
influjos externos. Después nos manipulan y conforman a las exigencias del
mercado. Medio suena a Rousseau, pero en trivial; se cree profundo y es
frívolo. El clamor ¡Despierta México!, requiere un país dormido, mejor aún
adormecido por una mafia, pocos, los ganones de siempre… y siempre sin nombre.
La “lucha contra la imposición a tambor batiente”, voceada en Atenco,
es una obligación de los despiertos. Poco importa si universitarios escriben
concluciones (sic). Entre las pruebas de la imposición del PRI están, certificadas
ante notario: En Guerrero, 2 guajolotes; en Campeche, 2 patos; en Zacatecas,
una gallina; en Veracruz, un cerdo; y un chivo que se encuentra por ahí… 2
destapadores, un trapo, un envase de refresco…
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