Gerardo HERNÁNDEZ GONZÁLEZ |
En su columna CAPITOLIO que publican varios
medios impresos de COAHUILA,
el periodista GERARDO HERNÁNDEZ
GONZÁLEZ aborda la pugna mediática en la que
se han visto involucrados el ex gobernador HUMBERTO
MOREIRA VALDÉS y el político y empresario ARMANDO GUADIANA TIJERINA.
Decir
que Humberto Moreira está de vuelta es inexacto. Este profesor, que a los 39
años fue gobernador de Coahuila y como líder del PRI, a los 45, “colaboró en lo
que pudo” para que Enrique Peña sea hoy presidente, nunca se apartará de la
política, su actividad vital. Para bien o para mal, en el éxito o en el
fracaso, siempre tendrá reflectores. Es un histrión, como otras figuras del
medio lo han sido y otros lo serán. Necesita fuertes dosis de adrenalina, la
hormona que dispone para el escape o para la lucha.
Humberto MOREIRA VALDÉS |
Entre
el asesinato de su hijo José Eduardo, el 3 de octubre, y la entrevista con
Ricardo Mendoza (“Vanguardia”, 25.10.12), que en cuestión de horas lo puso en
Televisa, “Milenio”, Radio Fórmula, “Reforma” y “Reporte Índigo” para hablar
del caso… y de otros temas, transcurrió una semana, según se desprende de la
nota. Las fotografías muestran a un Moreira taciturno, ojeroso (seis días sin
conciliar el sueño) y con la vista vidriosa. Sus declaraciones son
contradictorias, una mezcla de dolor, cólera, impotencia, castigo, perdón,
deseo de rehabilitación.
Denuncia
a delincuentes anónimos de cuello blanco [“se la dan de santones aquí, en el
pueblo (Saltillo) y en el estado (…) se codean con la sociedad, se han hecho
millonarios a partir de su trato con los narcotraficantes. (…) los quiero ver
en prisión”]. En otra parte, los insulta y amenaza [“cerdos, pónganse a temblar
(…) no les tengo miedo”]. También corrige y alecciona al gobierno del estado
sobre cómo terminar con la violencia en las calles, sin recurrir al exterminio:
abrir fuentes de trabajo (“hay 70 mil coahuilenses que le deben su empleo al
gobierno que yo encabecé”). ¿Al gobierno o a los empresarios?
Armando GUADIANA TIJERINA |
Esa
segunda vía —que Enrique Peña ya conoce, según Moreira— incluye combatir la
pobreza y fomentar la educación: “fui (el gobernador) que más aulas construyó”.
Sin embargo, la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares
(ENLACE) reprobó este año de nuevo a Coahuila en Matemáticas y Español. A lo
largo de la entrevista, el ex gobernador se coloca por encima de todo y de
todos. Él no se equivocó. Si hubo errores, fueron de otros, colaboradores en
los que confió “ciegamente” y lo traicionaron “por estar (yo) siempre con la
gente, por estar transformando”.
Las
denuncias de que en su gobierno dejó crecer al crimen organizado las desdeña y
atribuye a “‘opinólogos’ que sin saber siempre hablan (…), como hombre
creyente, que Dios los perdone”. No obstante, desde hace varios años, el
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública sitúa a
Coahuila entre los estados con mayores índices de homicidios dolosos. En el
informe de 2012 excede en más de 50% la media nacional.
Cuando
el reportero le pregunta si recibió ofrecimientos de la delincuencia, el ex
líder del PRI, se molesta: “No sé si a ti, pero a mí no”. Igual rechaza que en
su quinquenio se haya enriquecido “Son mis opositores los que han estado
haciendo críticas, no solamente no es cierto eso, sino que en su momento
mostraré las pruebas claras, muy claras, de que no ha sido así”.
Ofrece
decir pronto su verdad sobre la deuda por más 35 mil millones de pesos que
heredó a Coahuila y al gobierno de su hermano Rubén, cuyos costos económicos y
sociales para el estado son enormes. El tema lo llevaba su hijo “como una
mortificación diaria”, aunque —dice— todo se trató de “una bola de calumnias”.
Política
y mesianismo (II)
El
clima en la casa del ex gobernador Humberto Moreira que el reportero Ricardo
Mendoza describe el día de la entrevista es de zozobra y confusión. Le avisan
que el profesor está enfermo. Raymundo Verduzco, su secretario de Salud, recién
le administró una inyección por un padecimiento de garganta. Un helicóptero
sobrevuela el sector, “fuertes sonidos, característicos de ráfagas de grueso
calibre”, interrumpen la conversación. “Aquí cerca está el cuartel. Llegó
información (…) son datos que sobresaltan (…) ahí se oye alguno (detonación)”,
explica Moreira.
El
ex gobernador está persuadido de que afrontó a la delincuencia de la mejor
manera: dejar en manos de generales retirados la seguridad del estado y los
municipios, con una sola petición: “respetar los derechos humanos”. La decisión
la tomó —dice— después de una reunión con el secretario de la Defensa,
Guillermo Galván.
El
17 de febrero de este año, MVS Noticias anunció la detención de un “ex mando
policiaco de (Humberto) Moreira por vínculos con ‘Los Zetas’”. El coronel en
retiro Manuel Cícero Salazar, ex jefe de la Policía Operativa de la Fiscalía
General del Estado, fue aprehendido en Cancún. Se le acusa de pertenecer a una
red de funcionarios estatales y federales que brindaba protección a “Los Zetas”
en Coahuila, lo mismo que Sergio Tobías Salas, ex coordinador estatal de la
Unidad Especializada en Investigación y Seguridad Inmediata de la Fiscalía,
también detenido.
“Noticaribe”
informó que “decenas de funcionarios de todos los niveles de la Procuraduría
General de la República y las policías Federal y Estatal y municipales, entre
ellos Manuel de Jesús Cícero, quien llega a Quintana Roo como ‘mano derecha’
del general Carlos Bibiano Villa, forman parte de una narconómina que ‘Los
Zetas’ integraron en Coahuila, de acuerdo con una extensa nota del diario
‘Reforma’, luego de que en este estado fue detenida la subdelegada de la PGR
por dar protección al narco”.
La
aprehensión de la subdelegada Claudia González López se logró por declaraciones
de presuntos narcotraficantes capturados en Saltillo, a quienes se les detectó
la nómina de sobornos, dentro de la “Operación Limpieza”. La procuradora
Marisela Morales informó que González colaboraba con “Los Zetas” y que también
fueron separados 20 comandantes regionales de la Agencia Federal de
Investigación, por no aprobar los exámenes de confianza. Algunos podrían tener
vínculos con la delincuencia organizada.
Como
parte de la misma red apareció el nombre de Humberto Torres Charles,
funcionario de la Secretaría de Salud en el gobierno de Humberto Moreira, y
hermano del fiscal general a quien el ex presidente del PRI pondera en sus
declaraciones a Ricardo Mendoza. “(Jesús Torres Charles) fue un hombre que se
coordinó con los militares, un hombre en el que yo confié y confío, que hizo su
trabajo; un hombre que dio resultados, había detenciones importantes”. Hoy su
hermano, cómplice del cártel, sigue prófugo.
Carlos
Bibiano Villa Castillo fue director de Seguridad Pública de Torreón, donde dejó
una estela de sangre, hasta marzo de 2011. Organizaciones defensoras de los
derechos humanos lo acusan de asesinatos extrajudiciales. A Cícero Domínguez,
su mano derecha amputada en la Secretaría de Seguridad Pública de Quintana Roo,
se le dictó auto de formal prisión, en marzo de este año, por cargos de
delincuencia organizada. Según las investigaciones, recibía hasta 300 mil pesos
mensuales por sus servicios.
En
la columna “El hubiera del Modelo Coahuila”, Isabel Arvide, periodista, asesora
en seguridad y coautora del plan, revela “La línea del gobernador Humberto
Moreira fue ‘hasta donde tope’… Esta autonomía fue la causa de los principales
problemas que tuvimos, sobre todo al enfrentar a poderes locales como el del
primero procurador y luego fiscal, Jesús Torres Charles, cuyo hermano fue el
principal protector de “Los Zetas” en la entidad”. (“Defensa México” 8.10.12.)
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