Eduardo Holguín |
Dice Eduardo Holguín en
su columna Dragones o
Bizhunter
que se publica en Milenio Diario
Laguna y en Vanguardia de Saltillo que
el presidente Enrique Peña
Nieto no enfrentará a lo largo de su
gobierno otro conflicto con un potencial mayor para desequilibrar la
gobernabilidad del país que la resistencia de los maestros de Guerrero y Oaxaca para aceptar la Reforma Educativa. Un problema adicional
es el de la miseria extrema, que por más buena voluntad que haya en el régimen
actual, no se puede resolver por decreto ni con políticas asistenciales, pues “en
vez de darle al hambriento un pescado, hay que enseñarlo a pescar”.
Enrique Peña Nieto |
No tengo una bola de cristal, pero creo que
difícilmente Peña Nieto enfrentará otro reto con un potencial mayor para
desequilibrar la gobernabilidad del país que la resistencia de los maestros de
Guerrero y Oaxaca a aceptar la Reforma Educativa tal como fue aprobada por el
Congreso de la Unión y/o a ajustar su actuar al Estado de Derecho. Varias
razones avalan lo afirmado:
Primero. Las organizaciones sindicales en
referencia difícilmente aceptarán perder el poder y el protagonismo que ejercen
en sus comunidades y que les renta en espacios políticos, puestos en los
organigramas públicos, recursos monetarios, etc. Poder y protagonismo que se
sustenta en las supuestas conquistas sindicales que obtienen para sus
agremiados, y que se verían automáticamente mermadas al borrarse, de un
plumazo, “logros” como el que los maestros no tengan que someterse a
evaluaciones periódicas. En palabras “de la raza”: está cabrón que se dejen
arrebatar los enormes intereses creados.
Mejor que darle un pescado al hambriento hay que enseñarlo a pescar. |
Segundo. Los altísimos niveles de inequidad y
de pobreza que persisten en el Sur de México nutren la inconformidad social y
apuntalan la existencia de liderazgos locales como el magisterial y, lo que es
peor, la unión de dichos liderazgos en organizaciones como la APPO de Oaxaca, y
la recién formada Coordinadora de Autoridades Regionales (CRAC) de Guerrero.
La APPO y la CRAC son cocteles explosivos que
pueden generar conflictos como los que, en el 2006, pusieron en jaque al
Gobierno de Estado de Oaxaca y al Gobierno de la República. Tercero. Pretender
poner en orden y someter a la ley a esas organizaciones, con la enorme
convocatoria que tienen, no es “enchílame la otra”; por más que sus
movilizaciones, marchas, paros, bloqueos contravengan el Estado de Derecho,
lastimen a terceros y mermen la calidad educativa.
No “es enchílame la otra” porque cualquier
error en el uso de la fuerza pública puede desencadenar problemas que hagan
palidecer a Acteal (1997) o a Atenco (2006). Tampoco es fácil usar la fuerza
pública cuando el consiente colectivo tiene frescos esos eventos y otros como
Tlatelolco y el Jueves de Corpus.
Difícil, muy difícil será armar el
rompecabezas del Sur de México donde, hace mucho, la pobreza rebaso al Estado
de Derecho.
columnabizhunter@yahoo.com
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