Roberta Garza en Milenio Diario Laguna |
Roberta Garza en Milenio Diario Laguna, el pasado martes 11 de junio.
Vaya cosas las que pasan en Nuevo León. No
solo sus alcaldes entregan a la menor provocación sus ciudades a Cristo —además
del reciente performance de la alcaldesa de Monterrey, Rodolfo Ambriz, del
municipio de Juárez, hizo lo mismo en enero de 2013 y César Garza, de Apodaca,
en diciembre de 2012; descontando la irracionalidad implícita en toda creencia
sobrenatural, uno se pregunta cómo es que los susodichos asumen tan orondos que
entre sus ciudadanos no hay fieles de otras denominaciones—, sino que además
sus maestros promueven la más descarada e impune ilegalidad: en Linares, Nuevo
León, cuna de las deliciosas Glorias, un niño de primaria fue reprendido y
llevado a la dirección cuando osó preguntarle a su maestra si estaba bien eso
de que ella les pasara la prueba Enlace con todo y respuestas. Los padres del
niño impertinente —uno de ellos, hay que decirlo, maestro de secundaria— fueron
a quejarse ante la Secretaría de Educación estatal, donde es fecha que hacen
como que la virgen les habla.
El caso no es único. Más maestros de
secundaria regiomontanos fueron sorprendidos, mientras aplicaban la misma
prueba, en una animadísima conversación vía Facebook, donde compartían las
respuestas que luego alimentaban a los alumnos ávidos de aprender cómo ser
corruptos, pero líderes y de vanguardia: sus mentores se servían de las
tecnologías de la comunicación para eludir los molestos controles propios de la
aplicación, como los padres de familia presentes en los salones: “Eit.
Mantenganse conectados por si ayy dudas con enlace” y “Apoyarnos. Y que nos
llege cheque. Les voy a pasar respuestas sordeadamente a los wercos”, entre la
mejor prosa de los mensajes. Quizá merezcan el bono: con tal ejemplo de
modernidad, trabajo en equipo e iniciativa, los alumnos seguro se graduarán
convertidos en ratas de calidad y excelencia, y no en las ratas vandálicas y
tercermundistas que hay en Chiapas y Oaxaca, que hay niveles.
Lo más increíble de todo esto es que no haya
ahora mismo en las calles de la capital norteña padres de familia levantados
como un todo en la defensa de la honestidad y del trabajo duro, valores
emblemáticos del Monterrey de antaño: lo hicieron contra un libro de texto
único que, decían, iba a adoctrinar a su niñez en el comunismo y el ateísmo. 51
años después los ediles locales confirman que allí siguen la superstición y el
rechazo al pensamiento crítico, pero veo con tristeza que los tanates, antes
también distintivos de la ciudad, se han ido para no volver.
Twitter: @robertayque
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.