Fernando Royo Díaz Rivera. |
Ineptitud e incapacidad son dos características de la actual administración municipal de Torreón, ciudad mártir que muestra el deterioro de su infraestructura urbana y donde además estamos en poder de la delincuencia y los abusos de autoridad, dice en la columna Ganar Ganar el empresario Fernando Royo Díaz Rivera la que se publica los martes en la sección Acentos de Milenio Diario Laguna.
Qué
manera de acabar su mandato, finalmente ya va a terminar y aunque faltan dos
largos meses para que se acabe la actual administración, serán meses, semanas,
días, horas y minutos que nos van a parecer eternos, pues la ciudad está fuera
de control. Esto gracias a la ineptitud e incapacidad del gobierno municipal. A
manera de ejemplo, hasta la Auditoría Superior del Estado, así como el Congreso
Estatal, en voz de su Presidente, el Ex Gobernador Mendoza, están pidiendo la
destitución del Tesorero, algo nunca visto sobre todo siendo del mismo partido.
Ayer
mismo, gran parte del comercio organizado, con el apoyo de una gran parte de la
ciudadanía, cerró sus puertas como protesta ante la gravísima situación.
Los
que iban a rescatar Torreón, acabaron hundidos, los que decían que sí sabían
cómo, los que por ser del mismo partido del gobierno estatal iban a obtener el
respaldo y el apoyo económico para fincar la infraestructura que necesita esta
ciudad, acabaron vapuleados en prácticamente todas las áreas municipales. Ni
que decir de los dineros que no cuadran, no hay transparencia y no por un
escáner, al que alguna vez culparon, sino por opacos; problemas con SIMAS, un
monopolio de agua en el desierto, con la prácticamente nula infraestructura. En
el rubro de seguridad ya no tienen un Gobierno Federal al cual echarle la culpa,
en los servicios de la ciudad, la ciudad es un “mugrero”, hasta deudas con
PASA, en las áreas sociales, vemos que ni siquiera le cumplen al propio DIF
local, mucho menos a las ONG´s donde la ciudadanía participa complementando lo
que el gobierno no puede.
El
reto de la administración entrante es gigantesco aunque se puede ver desde dos
puntos de vista muy opuestos. Por un lado el recomponer el desastre que hereda
no será tarea fácil y por el otro lado, cualquier cosa que haga será bien vista
por la ciudadanía, pues insisto, ante el desastre que está dejando la
administración actual, cualquier obra o acto razonable será lucidor.
Lo
que sí es que el alcalde entrante no deberá esperar el apoyo estatal para
trabajar, pues ya vimos que incluso ante la peor sumisión y servilismo los
resultados fueron nulos, en fin ya veremos qué pasa.
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