Adela Celorio. |
En su semanal entrega editorial para El Siglo de Torreón
Adela Celorio escribe acerca del Premio
Cervantes que se le otorgó a la escritora
mexicana de origen polaco Elena Poniatowska, el texto fue tomado del portal electrónico de El Siglo de
Torreón
correspondiente a hoy sábado 30 de noviembre del 2013.
En la amistosa sala de su casa-cronopio, donde los recuerdos y los libros andan sueltos, recubren los muros, se sientan en las sillas, trepan por las escaleras, sestean en las camas o se acurrucan bajo las hojas de cualquier maceta; Elena Poniatowska, con esa mezcla de inocencia y peligrosidad que la caracterizan, respondió a las preguntas de una entrevista que publicaré próximamente. A pesar de mi torpeza (la grabadora era nueva y: "Trae acá, déjame ver si yo puedo…" y después de trasegar un poco el aparato me la devolvió: "toma, ya está grabando", dijo) Elena tuvo para mí una grandísima paciencia.
Elena Poniaqtowska. |
Para
terminar le pregunté: ¿Eres feliz? -Bueno, me hubiera gustado ser mejor mamá,
mejor hija, mejor esposa, pero pues ya, así fueron las cosas y ahora sí, ahora
soy feliz. Esa tarde me despedí disfrutando con anticipación la lectura de
"El Universo o Nada" que me obsequió. "La biografía de un
estrellero" en la que recrea la intensa vida de Guillermo Haro, padre de
la astrofísica en México y marido de Elena. Las campanas de la capilla de San
Sebastián llamaban a la misa vespertina cuando de regreso a casa atravesé la
somnolienta placita de Chimalistac; sin imaginar que al día siguiente la
despertaría de golpe una ruidosa invasión de reporteros y fotógrafos.
Miguel de Cervantes Saavedra. |
En
la casa-cronopio el teléfono no paraba de sonar. Ante la noticia de que le
habían concedido a Elena Poniatowska el Premio Cervantes que el próximo abril,
en Alcalá de Henares, le entregará el rey Juan Carlos de España; todo el mundo
quería hablar con ella. Un poco nerviosa, un mucho feliz, Elena -por teléfono-
le decía a su editora de "Seix Barral": "A ver si no me da aquí
un soponcio y mi corazón se va rodando por las escaleras".
Los
periodistas quieren verla, fotografiarla, cuestionarla, felicitarla. Elena no
sabe cómo acomodarlos, las sillas no alcanzan: "Esta casa es chiquita, no
es para un Premio Cervantes"; se justifica cuando el gentío invade su
casa. Entre otras muchas cosas, los reporteros preguntan: ¿Hasta ahora quién la
ha felicitado? -"Peña Nieto, no", pero tampoco Andrés Manuel. A
Andrés Manuel le importa la literatura un pepino. Bueno, si yo fuera Benito
Juárez, quizá me hablaría, porque él lo único que ama en la vida es a
Juárez", responde.
Guardadas
las debidas proporciones, debo decir que yo tampoco la he felicitado todavía.
De momento creo que ya tiene bastante con la cegadora luz de los reflectores
que atrae un premio tan importante como el Cervantes; que antes de Elena sólo
se le había concedido a tres mujeres: la escritora cubana Dulce María Loynaz en
1992, y a las españolas María Zambrano en 1988 y Ana María Matute 2010.
Enrique Peña Nieto. |
Ya
la llamaré cuando se calme el revuelo que causó la noticia; de momento me
conformo con leerla y encontrarla en las páginas del libro que me obsequió;
donde alterna con maestría de escritora sagaz; información sobre Guillermo el
científico y sus importantes aportaciones a la astrofísica que le ganaron el
reconocimiento internacional, a ese mexicano excepcional. "El sol es una
estrella por lo menos tan vieja -o si se quiere tan joven- como la misma tierra.
¿Cuál fue el origen y en qué forma ha evolucionado esta cercana estrella de la
cual dependen nuestras vidas?".
Andrés Manuel López Obrador. |
A
Guillermo el científico le preocupa: "Por qué nadie se pregunta cómo logra
el sonido atravesar los océanos, nadie quiere saber cómo se hizo la luz ni cómo
se acortan las distancias. ¡Vaya!, ni siquiera se preguntan por qué logra salir
el agua de las tuberías. […] ¿Por qué existe el universo? ¡Sólo Dios lo sabe!
Pero… ¿Quién es Dios? ¿Dónde está? ¿Quién hizo a Dios?". Entre uno y otro
capítulo de su libro, Elena nos muestra también a Guillermo el furioso:
"Tal y como decía Freud, fuiste una masa de sustancia irritable.
Inflamable."
[…]
Los políticos mexicanos son unos sinvergüenzas; "hay más dinero mexicano
en cuentas suizas que en el Banco de México. La centralización hunde al país.
¿Qué hace Petróleos Mexicanos en la capital en vez de fortalecer a Tabasco, a
Tampico? […] ¿Qué hace la Secretaría de Pesca en la capital en vez de crear un
primer puerto poderoso si tenemos once mil kilómetros de costa?".
Pero
en "El Universo o Nada" Elena muestra también al Guillermo enamorado:
"Te extraño terriblemente y te amo tal como eres, sin ningún
añadido". […] "Qué tonto, pero qué tonto fui al decirte que el amor
sólo se inventa […] me siento como un perro callejero, sin rumbo ni propósito,
parando en cada puente, en cada árbol, oliendo y rascando, levantando la pata
sólo por inercia". "Haro me marcó para toda la vida. Sus palabras
iban directo al pequeño o gran cerebro de uno", confiesa la autora.
adelace2@prodigy.net.mx
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