A propósito de las
elecciones intermedias en el Distrito Federal Lilia Margarita Rivera
Mantilla
escribió el presente artículo en el que rememora el origen de la Calle
de Las Machincuepas al que dio lugar un suceso ocurrido hacia 1714 en la Ciudad
de México. En su colaboración Lilia habla de cómo quienes pertenecen a nuestra clase política
parasitaria “Con tal de conseguir un hueso, con tal de seguir pegados a la ubre
del erario, son capaces de echarse las maromas que sean necesarias, de perder
la dignidad bajándose la ropa interior que les estorbe y enseñando las partes
más despreciables de su cuerpo y de su ser con tal de seguir avasallando a la
ciudadanía”.
Fadlala
Akabani fue Delegado en Benito Juárez, Distrito Federal, durante el período
2003-2006, ganó esta delegación representando al Partido Acción Nacional. Ahora
en estas elecciones de 2015 busca una diputación local por el PANAL.
Germán
de la Garza fue Delegado en Benito Juárez, Distrito Federal, durante el período
2006-2009, ganó esta delegación representando al Partido Acción Nacional. Su
esposa, María Pía de Vecchi Armella, estuvo a cargo del DIF en esta Delegación,
ella es dentista de profesión. Ahora en estas elecciones de 2015, ambos buscan
una diputación o delegación (lo que les puedan conceder) a través del Partido
Movimiento Ciudadano.
Xiuh
Tenorio, uno de los fundadores del PANAL desde 2005, y quien tiene una muy
merecida fama de ser un político totalmente camaleónico, ya que se acerca a
cualquier partido en donde pueda prestar sus servicios, está postulado como
candidato a delegado en Benito Juárez, arropado en esta ocasión por la
mancuerna PVEM-PRI.
Leticia
Varela, quien en la pasada contienda electoral casi logra derrotar al panista
Jorge Romero, quien hizo un desastroso papel como delegado en Benito Juárez, en
esa ocasión era candidata por el PRD; ahora busca una diputación local apoyada
por Movimiento Ciudadano.
Don Mendo de Quiroga y Suárez. |
Y
muchos nos preguntamos el por qué de esta actitud desvergonzada y cínica de los
políticos en el país. Por qué esa falta de respeto a la inteligencia de todos
los ciudadanos, nos preguntamos con qué derecho nos tratan como si fuéramos
menores de edad a quienes pueden engatusar por su falta de experiencia para
vivir y pensar con autonomía. Y creo que es por las siguientes actitudes que,
desgraciadamente, siguen adheridas a un gran número de ciudadanos de todo el
país:
**El
eterno “yo primero”, “a mí pónganme donde hay”; la ambición desmedida, la
corrupción individual y oficial; ser criticones y díscolos; chismosos,
calumniadores, egoístas y albureros; abusivos, vulgares, flojos, corrientes y
mal educados. Irrespetuosos y farsantes, borrachos y ruidosos, de prepotentes
maneras al afrentar a los otros. Todavía echamos cohetes que truenan espantoso
para llamar la atención, no de Dios, sino en una especie de rústica promoción
“usos y costumbres” como escudo de la ignorancia. La irresponsabilidad con
hijos, pareja, trabajo; el lenguaje soez y majadero, la insolencia, la
bravuconería, todo sinónimo de vulgaridad y prepotencia presuntuosa, pensar en
ganar más haciendo menos.
**Estar
en la televisión sin tener talento, en la radio sin saber hablar, pensar que
con el cuerpo y la cara se compensa la falta de recursos artísticos.
Aficionados al espectáculo barato que anula todo pensamiento. Transmitir
programas chatarra, con doble sentido, corrientes, echar palabrotas por no tener
argumentos o comicidad. Tirar basura en la calle, maltratar a los perros, gatos
y cualquier forma diferente de vida. Pegarles a los niños y a la esposa. Ser
padres indiferentes, echar hijos a la calle, maltratar y violar niños. Engañar
y ser infieles. La falsa política. La corrupción generalizada. La avaricia, el
robo y el secuestro. El tráfico de drogas. Cualquier forma de infligir
sufrimiento al prójimo. Escupir en la calle. Llegar tarde al trabajo. No
esforzarse por hablar mejor, recurrir al uso constante de muletillas insulsas
como: “ora sí qué”, “qué nos apoyen”, “exigimos”, “salir adelante”, “lo que
pasa es que”, y otras que fomentan más la ignorancia, la superstición, la
infamia, el denuesto, la podredumbre propia y ajena. Ser glotones hasta la diabetes,
viciosos, tontos, ladinos y mañosos.
¿Y
cómo podríamos lograr los ciudadanos que la clase política, la cual también
adolece de todos los defectos antes mencionados, nos trate dignamente y con
respeto?
**Al
combatir todo lo anterior en primera persona, no en el vecino; cultivar la
inteligencia, la bondad, la honestidad, la amabilidad, la compasión, la
generosidad, la comprensión, el perdón, el amor al otro y a uno mismo, el
respeto, la armonía, el afecto, el buen humor, la felicidad y todos los grandes
valores humanos a nuestro alcance, sin pretexto de clase, nivel cultural,
económico, fe religiosa, edad y género.
**Nadie
le dice que cambie de repente su vida, lo abandone todo y se convierta en una
persona abnegada con olor a santidad, no. Basta con empezar por las pequeñas
cosas, la casa, el trabajo, la familia. Un mejor mundo necesita seres humanos
que mejoren cada día. Todo se resume, desde el ámbito de la acción y de la
energía, en iniciar cada día con mejores intenciones de pensamiento, palabra y
obra, con la conciencia de la verdadera realidad, es decir, asumir que sus
actitudes y acciones repercuten en usted y en el mundo entero.
Los
párrafos que inician con ** no son de mi autoría. No estuve en algún curso de
esos que se imparten en algún retiro espiritual, tampoco fui a algún taller
donde se tratan temas de superación personal, y no tengo algún coach (asesor)
que me dirija los pasos. Los textos con
doble asterisco son parte del libro Guía De Fantasmas De La Ciudad De
México, de Yolanda Sierra, Editorial Endira, 2008. Está tan saturada la ciudad de malas vibras,
que hasta los desencarnados están que trinan.
En
otro tema de este mismo artículo, ¿saben ustedes qué es una machincuepa? ¿No?
Bueno, pues una machincuepa es una maroma. Y todo este brincar incesante de los
políticos chapulines me ha traído a la memoria una historia parte de las
leyendas de la antigua Ciudad de México. La calle de La Machincuepa.
Cuenta
la leyenda que allá por 1714 llegó desde España un hombre muy acaudalado y muy
bien visto por el Virrey de Alencastre, quien llevaba el nombre de Don Mendo de
Quiroga y Suárez. Hombre espléndido para vivir, pero que al quedar viudo,
aparte de la soledad, estaba enfermo de gota y reumatismo. Se pasaba gran parte
de sus días encerrado en su habitación, además, su enfermedad junto con los
medicamentos que debía tomar, hacían que su cuerpo despidiera un olor bastante
repugnante.
Cierto
día recibió la noticia de que su hermano, quien radicaba en España, había
fallecido y, antes de morir, había escrito una carta para él, pidiéndole que se
hiciera cargo de su joven hija, una bella mujer de nombre Paz Quiroga. Y así se
hizo. Doña Paz Quiroga fue hecha venir desde Madrid a vivir a la Nueva España
al lado de su tío Don Mendo Quiroga.
Mujer
altanera, despectiva, poco generosa apenas disimulaba la repulsión que le
causaba el olor que despedía su tío. Cuando entraba en la recámara del viejo a
llevarle sus alimentos o a darle sus medicamentos, siempre lo hacía tapándose
la nariz con un pañuelo. Pero gastaba a manos llenas el dinero de su tío, y
vivía esperando la hora en que éste falleciera; lo cual cierto día ocurrió.
Momentos aquellos que aprovechó para mostrar un dolor que estaba lejos de
sentir a pesar del llanto incontenible que fingía ante los dolientes en el
funeral.
Llegó
el día en que se leyó el testamento de don Mendo Quiroga y Suárez y, como era
de esperarse, su fortuna pasaba íntegra a manos de doña Paz, pero había una
condición para que se le entregara, y se trataba de lo siguiente. Se le avisaría
a la gente que habitaba aquella parte de la Ciudad de México que en un coche
tirado por caballos, doña Paz tenía que dirigirse a cierta calle de la ciudad
en donde estaría un entarimado, para que
sobre éste ella ejecutara varias machincuepas (maromas) frente a toda la gente
que llegara a reunirse en el lugar. Cuando escuchó estas condiciones, doña Paz
se desmayó, se enfureció al despertar y, en principio, se negó a aceptar, pero
la ambición le ganó, y aceptó hacer lo que su tío había dejado como condición
para entregarle la herencia.
Altiva
como era, sin inmutarse, subió al entarimado que estaba rodeado de la gente de
la ciudad, de todas las clases sociales, y frente a ellos ejecutó varias
machincuepas, desbaratando su elaborado peinado, rompiendo su peineta, rasgando
la fina tela de su vestido, y enseñando su ropa interior y aquellas partes de
su cuerpo que, en aquellas épocas, ni los mismos maridos de las mujeres
llegaban a conocer bien a bien.
Regresó
a su casa furiosa y humillada, de donde no salió por algún tiempo. Hasta que ya
no se le volvió a ver más. Se cree que tomó su fortuna heredada y regresó a
España.
Así
están los políticos de todo el país en estos tiempos de elecciones intermedias.
Con tal de conseguir un hueso, con tal de seguir pegados a la ubre del erario,
son capaces de echarse las maromas que sean necesarias, de perder la dignidad
bajándose la ropa interior que les estorbe y enseñando las partes más
despreciables de su cuerpo y de su ser con tal de seguir avasallando a la
ciudadanía.
Nota:
Lo que ahora es la tercera calle de La Soledad, por el rumbo de La Merced, es
donde se supone que estaba la calle de La Machincuepa.
Lilia Margarita Rivera Mantilla
Mèxico, Distrito Federal, a 14 de mayo de 2015
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