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12 de febrero de 2016

Sobre antojos y prácticas sexuales inusuales

Mujer en el árbol
Enamorarse de un maniquí, frotarse con árboles, excitarse con palabrotas… No, no es cosa de ‘personas raras’

Verónica Maza Bustamante
Verónica Maza Bustamante periodista y sexóloga mexicana da inicio a una nueva etapa como comunicadora al iniciar su participación en la sección Sexo en la Prensa del sitio Hablemos de Sexo y Amor y como bienvenida fue entrevistada por Anna Rosales. La también escritora autora del libro El Motel de los antojos prohibidos trabaja principalmente en los medios de Grupo Milenio. Imagen pixabay.com. La entrevista se publicó el 9 de Febrero del 2016 en Hablemos de Sexo y Amor.

Siempre que haya consenso entre las personas involucradas y no haya daños a terceros, la búsqueda del placer en principio no tiene por qué tener fronteras, comenta la escritora y educadora sexual mexicana Verónica Maza Bustamante (*).
A propósito de su libro El Motel de los Antojos Prohibidos, que editó junto con el caricaturista Antonio Helguera, Hablemos de Sexo y Amor conversó con ella.
En tu libro hablas de 21 prácticas sexuales poco conocidas, que también podríamos llamar parafilias. Quizás debamos comenzar con la definición del término.
Yo prefiero utilizar el término prácticas sexuales. Se trata de aquellas prácticas eróticas que se salen de lo común de lo que se conoce como “eróticamente correcto”, es decir de la postura del misionero y unas  cuantas otras, generalmente desde una perspectiva heterosexual, muchas veces con fines reproductivos. Todo lo que se sale de esto, y que es un enorme abanico de posibilidades, fue en un momento catalogado  en lenguaje sexológico como parafilias. Pero después vino una corriente que se puso a trabajar en el cambio del término pues en realidad estas prácticas no son malas por naturaleza, al contrario, a veces pueden beneficiar la vida erótica de las personas.
¿Cuáles son las prácticas inusuales más comunes?
Hoy en día todo lo que esté relacionado con BDSM, prácticas de sumisión y dominación son más las comunes. Desde que salió la película Las sombras de Grey y toda esta serie de libros, se impuso mucho la experimentación de estas prácticas. El fetichismo también es muy común, tiene que ver con enfocar tu excitación en algún objeto o puede ser incluso un tipo de persona. Así como hay fetichistas de zapatos, también hay fetichistas de personas con sobrepeso o de personas muy delgadas o personas con mucho o poco vello. Estas son de las más comunes y ya después de ahí se va dividiendo el gusto.
¿Cómo fue la selección de estas 21 prácticas, por qué te animaste a profundizar en unas más que otras?
Yo tenía una lista como de 500 prácticas eróticas. Nuestro primer filtro fue que todas las prácticas que aparezcan en el libro, sean sanas, seguras y consensuadas, las tres reglas de oro para que el sexo sea positivo y benéfico para el ser humano. Fuimos rigurosos, pensando en cada una de esas prácticas, observamos a quiénes involucraba, qué espacios se utilizaban y de qué manera se ejercía para hacer la selección y nos quedaron como unas 250 prácticas. Y de esas 250 escogimos las más divertidas, las más curiosas, y nos decantamos por 21.
¿Cuál práctica te parece la más divertida y cuál la más extraña de las que has estudiado?
El motel de los antojos prohibidos
De las más extrañas es la excitación por los maniquíes que se llama Pigmalionismo, que viene de Afrodita, quien al ser diosa y estar conmovida por la búsqueda de Pigmalión hizo que una estatua (de una mujer con las características que Pigmalión buscaba) se volviera una mujer de carne y hueso. Ahí podemos ver el origen, de dónde viene esto de la industria erótica, en específico, de las muñecas inflables.
Otra práctica curiosa es la Dendrofilia, que es la excitación por el reino vegetal, es decir, por las plantas y las flores. Cuando estaba investigando esa práctica, me acordé de que cuando yo era niña sentí placer genital un día que me subí a un árbol. Bueno, fue un día y los posteriores, pues era un árbol cerca de mi casa, al cual yo me trepaba cada vez que podía, claro, cuando rozaba mis genitales para acomodarme en determinada posición, yo pensaba: claro ¡si este árbol es lo máximo! (risas).
¿Qué tipo de prácticas sexuales has encontrado que estén, digamos, de moda entre los jóvenes en la actualidad?
El Dogging, que es la práctica del sexo en vía pública, pero en lugares donde está permitido. Estos encuentros son con personas que no se conocen y que se contactan a través de las redes sociales, del Tinder y de todas estas aplicaciones que existen hoy para tener encuentros casuales. Entonces la gente hace citas y dice pues oye nos vemos en este lugar. Y cada ciudad tiene sus espacios. Por mencionar algunas, el parque de la ciudadela, la ciudad universitaria o el último piso del aeropuerto, son lugares que la comunidad Dogger ya tiene ubicados, ya que no hay vecinos cerca y la policía se hace de la vista gorda porque ya existe esta estructura y ya se va armando todo este tipo de manifestaciones sociales.

Otra práctica conocida entre jóvenes es el vampirismo, que es una práctica interesante porque tiene mucho de juegos de rol y de excitación.

Se trata de chicos y chicas que les gusta mucho el personaje de vampiro y entonces integran esta idea a su práctica erótica. Se liman los colmillitos y tienen un aspecto vampírico y juegan un poco con cosas de la sangre o con algo parecido que les den una idea de sangre, porque les excita pensar en la idea de ser vampiros o de dejarse seducir por un vampiro o una vampiresa. De hecho hay bastante material con este tema.
¿Otras prácticas existen para un público más general?
Como una práctica sexual para todo público, pero que tiene popularidad con los más jóvenes es la melolagnia, que es la excitación con la música. Esta yo la catalogo en el rubro de las más comunes, porque son tan comunes que ni nos damos cuenta que estamos practicando una manifestación del erotismo. Escuchando música te excitas. Hay personas que me dicen que pensaban que eran melómanos, que les gusta mucho la música. Pero esto va más allá, la melolagnia, no es solo que te guste la música si no que la uses para la excitación. Te imaginas teniendo relaciones eróticas con determinadas canciones o melodías o letras. Incluso andar con músicos, como las groupies, tiene algo de Melonagmia, pues se excitan al estar cerca de músicos.
O sea que siempre que sea consensuado y que no dañes a terceros puedes hacer lo que quieras con tu cuerpo y tu sexualidad
Así es. Que si vas a practicar bondage, por ejemplo, que lo hagas con una buena soga o una tela de seda. Que frecuentes espacios donde no haya interrupciones o donde no vaya a llegar alguien y afectar tu práctica. Que la relación en sí sea segura y sana, que no tenga consecuencias psicológicas ni para tu salud ni tu alma y que lo hagas con preservativos, con anticonceptivos y con conocimiento de todos estos riesgos que implican las prácticas no sólo eróticas. Tener claros los riesgos y regalos de la vida.

Puedes encontrar el libro El Motel de los Antojos Prohibidos en E-book en diferentes plataformas en Internet.  Editorial Grijalbo/Penguin Randon House.


(*)Verónica Maza Bustamante es Periodista y orientadora sexual mexicana. Trabaja, entre otros medios, para el Grupo Milenio/WRadio y Radio UdeG.  La conocida también como @draverotika tiene su cuenta en Facebook inicia este 2016 sus contribuciones para la sección Sexo en La Prensa para Hablemos de Sexo y Amor.

10 de febrero de 2016

Sabroseando en el Maratón

Sabroseando en el Maratón se denomina el próximo evento de Promociones El Chato Noriega, el cual se realizará el
próximo 21 de febrero en el gimnasio Sport Center a partir de las nueve de la mañana. La convocatoria es al público
en general con un cupo para 500 participantes que encontrarán diversión, música y sorpresas.
Sabroseando en el Maratón se denomina el próximo evento de Promociones El Chato Noriega que consiste en un concurso en la modalidad de baile fitness. El concurso se desarrollará en el Gimnasio Sport Center con premios atractivos para los participantes en dos categorías. Los boletos ya están a la venta en los lugares de costumbre, pero en especial en la Plaza de la Tecnología, Sport Center y en el Gym Park de Allende y Niños Héroes, donde Lucero Venegas Nava les atenderá gustosamente de lunes a viernes entre 8.30 y 10.00 de la mañana. ¡No te pierdas una mañana llena de música y diversión!

Durante una conferencia de prensa que se realizó el pasado 8 de febrero en conocido restaurante, Promociones El Chato Noriega anunció su próximo evento denominado Sabroseando en el Maratón, un concurso de fitness al que se convoca al público en general.
El evento se desarrollará en el gimnasio Sport Center, el domingo 21 de febrero a partir de las nueve de la mañana y se garantiza una mañana llena de ritmo y diversión de la que podrán participar hasta 500 participantes.
La presentación del evento lo realizaron Raúl Noriega Arroyo, Daniel “Chato” Noriega, acompañados por Gaby Márquez, las hermanas Valles, Lucero Venegas Nava y Gabriel Flores entre otros de los participantes y organizadores.
El cupo para el evento es de quinientas personas y el registro tendrá un costo de 20.00 pesos que es bastante económico y se trata solo de una cuota de recuperación.
Hay dos categorías de participantes, la de instructores y la del público en general, los premios para instructores son de mil pesos para el primer lugar, setecientos para el segundo y quinientos al tercer lugar, en cuanto a los participantes del público los premios irán de los setecientos pesos para el primer lugar, quinientos para el segundo y trescientos para el tercer lugar.
Los boletos ya están a la venta en Sport Center de Allende poniente casi esquina con Colón, en la Plaza de la Tecnología y en el Gym Park de Allende esquina con calle Niños Héroes.
Lucero Venegas Nava quien se acaba de incorporar como patrocinadora de los eventos de Promociones El Chato Noriega señaló que en el evento se tendrá la participación de “Los Pechochos”, cuyo instructor es Carlos Márquez también conocido como El Pechocho.
Lucero tiene su grupo de fitness en el Gym Park de lunes a viernes entre las 8.30 y 10.00 de la mañana donde cuenta para quien lo requiera con los boletos para participar en “Sabroseando en el Maratón”.
Venegas Nava es distribuidora independiente de una marca líder mundial de suplementos alimenticios que contribuyen a una mejor calidad de vida y vigor físico.

3 de febrero de 2016

¿Qué nos depara el 2016 en lo social, político y económico?

Jesús Máximo Moreno
Mejía.
Basta navegar por twitter o facebook para percatarse de que nuestro México es la nación más ignorante y desinformada del mundo por lo resulta sumamente negativa la percepción de los que nos espera ante un nuevo año y por lo que en lugar de una percepción optimista el pronóstico es pesimista tal como le ocurre a Jesús Máximo Moreno Mejía cuando habla de lo que vendrá en el naciente 2016.

“El ánimo se pierde cuando todo nos es adverso…
Frank Crane

            Debería invadirnos el optimismo al iniciarse el 2016, pero de nueva cuenta la ansiada ilusión de que todo mejorará, desaparece y hace perder el ánimo al común de la gente, pues no vemos cambios positivos en el ámbito social, en el político y el económico de nuestro vapuleado país.
Sin embargo, Frank Crane (a quien citamos en el epígrafe parcial de este artículo) señala que cuando todo es adverso es el ánimo el que requerimos, lo que equivale a “tener que seguir remando contra corriente”.
Evitando entrar en discusiones técnico-pedagógicas, nos concretamos a opinar que la educación en México ha sido un rotundo fracaso en cada sexenio, al grado tal de que según un reciente estudio internacional califica a nuestra nación como la más ignorante del mundo.
De nada nos sirve que presumamos estar inmersos en la globalización en materia de tecnologías de la información, la que aparentemente está al alcance de una gran mayoría (celulares, tablet, internet), pues irónicamente la desinformación prevalece si no existe una efectiva educación en el hogar y en la escuela.
Un estudio de Ipsos Mori Social Research Institute, titulado “Las percepciones no son la realidad: cosas en las que el mundo se equivoca”, basado en encuestas realizadas en 33 países con preguntas tan generales como estar enterados de las últimas noticias en materia de obesidad, inmigración, religión y pobreza, tomando en cuenta indicadores nacionales al alcance de todos en internet y en instituciones públicas de educación
Los resultados de ese estudio fueron desastrosos para México, pues encabezamos la lista de los países con mayores índices de desinformación e ignorancia sobre la realidad de la nación.
Y es que la ignorancia no se mide solamente por los conceptos que adquirimos en la escuela y las universidades, sino que se mide por la curiosidad para indagar sobre el mundo que nos rodea, conocernos a nosotros mismos y el lugar que habitamos.
En lo político también andamos mal, pues sólo nos conformamos con criticar todo lo que hacen los gobernantes (por lo regular en beneficio propio o de su partido; nunca actuando por el bien común), sin proponer soluciones concretas, y en el peor de los casos adoptando la postura cómoda de dejar hacer, dejar pasar.
Cierto es que hay organizaciones no gubernamentales (ONG’s) que realizan tareas tales como la búsqueda de la transparencia en el manejo de los recursos públicos, de la defensa de los derechos humanos, etc., pero su actuación no es apoyada por la mayoría de los ciudadanos, antes bien están éstos a que les otorguen “apoyos” (dádivas) a cambio de ir a aplaudir y echarle “porras” al político en turno.
Por cierto, si a finales de 2015 hemos visto actividades tendientes a la obtención de una candidatura para gobernar su estado, su municipio, e incluso la nación, en este 2016 las acciones se redoblarán, tanto por parte de los partidos políticos más destacados como por las agrupaciones “políticas” que sólo buscan allegarse algo de los recursos que otorgan las instituciones electorales.
En anterior colaboración nuestra, publicada en diciembre, se comentaba que cuando menos había una veintena de “calefactos” (que en el argot político significa: aspirante con muchas ganas de llegar a ser nominado), sin embargo la cifra irá creciendo a partir del presente mes en Coahuila.
Incluso a nivel nacional, a dos años y medio de la sucesión presidencial, ya existen precandidatos (son candidatos hasta que se oficialice su nominación) que en algunos casos se consideran como “seguros” por parte de su partido político, como es el caso del eterno aspirante Andrés Manuel López Obrador.
Por lo que hace al problema económico, nos circunscribiremos a comentar que la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) está teóricamente en quiebra, pues tiene una serie de lastres que la han hecho retroceder financieramente, con todo y las reformas estructurales (energética y fiscal).
Por un lado están los ingresos del producto, los que han caído estrepitosamente al fijársele un precio internacional cada vez más bajo, independientemente de sumarse una disminución paulatina y sistemática de la producción de crudo.
La combinación de la caída de precios y de producción ha generado un desplome en los ingresos de Pemex. Y si a lo anterior agregamos que tiene también una estructura abultadísima de costos por el descomunal número de empleados (130,000) y de jubilados (85,000), el problema de la paraestatal es sumamente grave.
La crisis de Pemex, incluso, está arrastrando a los proveedores, quienes tienen un continuo retraso para el pago de sus facturas (hasta 180 días en muchos casos), pero para “agilizar” los adeudos se ideó un esquema mediante el cual Nafinsa paga las deudas, pero para ello se descuenta entre un 5 y un 6 % a cada una de las facturas.
Y para que referirnos a la corrupción que impera en Pemex, lo mismo a nivel empresarial que sindical, lo que origina que la paraestatal esté hundiéndose cada vez más y que no sea un atractivo para los inversionistas, en caso de querer privatizarla.
Todo lo anterior son muestras de cómo andamos en materia social (con un índice de pobreza cada vez mayor), en lo político y en lo económico, de manera que cada quien interprete lo que nos espera para este año nuevo, sobre todo porque nadie hace nada para “enderezar el barco”, comenzando por el presidente Peña Nieto.
¡Hasta la próxima!

Al Larguero

Alejandro Tovar medina
en 1975.
Reportero de fina prosa y muchos conocimientos Alejandro Arcadio Tovar Medina es el autor de la columna Al Larguero, que semanalmente se publica en El Siglo de Torreón regularmente con temas relacionados con el deporte a excepción de los últimos dos martes en que se refirió a trabajadores de medios de comunicación entre otros Higinio Esparza, Carlos Robles Nava, Alejandro Saborit, Eduardo Elizalde, Arturo Cadivich y otros que en el pasado desde El Siglo y La Opinión realizaban con maestría la crónica de la vida cotidiana de La Laguna. Alejandro tiene razón. Los comunicadores de hoy carecen de una profesionalización que incluya la actualización y el estudio permanentes. Lo paradójico es que se trata de personas egresadas de escuelas de comunicación donde les inundan el cerebro de teoría pero no de las herramientas indispensables para una buena práctica del periodismo donde nunca están demás la observación de la ética, la gramática y La ortografía.


Los Reporteros

En el periodismo, hacen falta a muchos la profesionalización adecuada, que incluyen la actualización y el estudio permanentes, con una total observación de la ética y una actitud de mayor cercanía con la personalidad del detective de películas antiguas al estilo de Humprey Bogart, porque el reportero debe ser eso, un investigador de tiempo completo que actúa como los turistas, indagando y preguntando todo, teniendo la inquietud de conocer las razones de los hechos.
Carlos Robles Nava.
Muchos de los alumnos actuales de la carrera (con algunas excepciones) confían la vida y la profesión a la tecnología, maravilla moderna que pone al mundo de cabeza y lo desnuda en un minuto, porque Internet y teléfonos multiusos dominan la escena y la misma existencia de muchos chicos que sudan cuando no los tienen a la mano, porque más que un medio enriquecedor del estudio, complemento del trabajo y auxiliar importante, se convierte en esclavista.
Aquéllos que son convencidos de que las historias están y suceden en la calle, en el campo de acción, que logran definir que no pueden ubicar reportajes dignos frente a una pantalla de PC y que a ésta acudirán cuando vayan a la segunda etapa, luego de investigar y conseguir los datos necesarios para escribir, ésos habrán dado un paso adelante en su estudio, trabajo y en su vida misma.
Higinio Esparza.
Los que estudian deben amar los libros porque leer es lo más básico para un periodista, lo mejor y lo más importante es leer, leer y leer. La lectura da el conocimiento, da al estilo literario, proporciona la riqueza en el manejo del idioma, el vocabulario para cada momento, la cultura general que hace mejores a todos los hombres, los hace dueños del escenario donde se mueven.
Hay reporteros que lo son por naturaleza. Aquí mismo su amigo vio un par de grandes: Carlos Robles e Higinio Esparza que por muchos años dieron su cátedra diaria en una profunda realización del oficio. Sin computadoras, sin teléfonos móviles milagrosos, sólo con el intelecto de su conocimiento, su habilidad para las relaciones y su inteligencia. Con una sola hoja de máquina doblada a la mitad y lapicero. Veían al funcionario de pies a cabeza, conversaban sólo haciendo unas cuantas anotaciones, el resto lo llevaban dentro, como si poseyeran una bolsa para acumular acciones y emociones en su cerebro especial.
Llegaban a redacción y hacían bromas y comentarios. Cuando iban a la máquina, dejaban ahí toda aquella carga acumulada apoyándose en esa hojita, como acordeón mágico. Los jóvenes los veíamos hipnotizados porque eran como los jugadores astros, que saben qué hacer con la pelota para llegar al gol.

Los Reporteros II (Para Rafael Saborit, con un abrazo)

Eduardo Elizalde Escobedo.
Se comentaba hace una semana de la clarividencia de Higinio Esparza y Carlos Robles, gente inolvidable de El Siglo, periodistas por naturaleza, indagadores de la noticia con la posesión de una mirada de turista incansable y una memoria fotográfica, sin contar nunca ni por asomo de las maravillas que los profesionales del medio actual tienen, solamente con el aplomo de su oficio.
Enfrente de ellos estaban dos más que poseían la llave de los sueños, con el color y calor de su prosa obtenida con su intuición fuera de serie y su apego a buscar razones dentro de sí mismos, eran Arturo Cadivich y Eduardo Elizalde. El primero era fino en cada uno de sus movimientos, tenía clase para hablar y para dejar impresas las expresiones de un enterado que se mostraba esmerado en el trato al protagonista, al hecho, al amigo y desde luego al pulso de su máquina.
Elizalde era quien vivía con ligereza y alegría a la vez, él mostraba su estilo como la llamarada eterna del dragón, porque tenía ante sí cada caso de policía que desarrollaba con un estilo volcánico y novelizado, con los detalles del relator que ha pasado horas investigando, con el celo del profesional que no olvida los puntos finos ni desdeña los aspectos mínimos.
Con respeto para todos porque hemos visto muchos pero Alejandro Saborit era un estelar por inteligencia y estilo, porque abanderaba un formato que él mismo implantó, fue un adelantado a su tiempo y exhibía una clase que muchos no podían entender, pues era el galope de un corcel que superaba el tirón de vista de aquellos lectores comunes que no poseían el nivel cultural necesario.
Saborit, se fue demasiado joven, cuando no alcanzaba su punto de madurez, aún cuando para entonces ya le quedaba pequeño el nivel local. Luego le siguieron Cadivich y Elizalde, maestros a quienes debemos tanto y seguro que en la tierra del nunca jamás siguen escribiendo en su propio periódico. Robles e Higinio por fortuna viven mostrando su clase, no aceptan lo que su viejo admirador declara, sin darse cuenta de que fueron ejemplo de varias generaciones.
Conviene saber del pasado de este medio, de sus protagonistas que fueron figuras en un tiempo donde no existían maravillas como los teléfonos multifacéticos, ni las grabadoras, ni el internet, solamente la actualización, la lectura, el trabajo, la perseverancia y el apego a un oficio con la bandera de la inteligencia y el talento para jugar el ajedrez del periodismo sin tablero de por medio, sólo con la luz de quien escribe el testamento del pirata.
arcadiotm@hotmail.com

2 de febrero de 2016

Al rescate de los "dinosaurios"

Higinio Esparza
Higinio Esparza Ramírez en un artículo publicado en la edición de febrero de la Revista Progreso que dirige el compañero Francisco Hernández González habla de la diferencia entre los periodistas de la “Vieja Guardia” y los egresados de las escuelas de Ciencias de la Comunicación caídos de rebote en las salas de redacción: la principal consiste en que los antiguos llegaban a los periódicos sin más herramienta que una vocación a toda prueba y el deseo de destacar en un oficio duro pero noble y se formaban sobre la marcha en la práctica, mientras que los nuevos llegan de rebote, con el cerebro rebosante de teoría pero sin el conocimiento y la sabiduría que da la práctica que por su título de licenciados sin todavía hacer nada se sienten merecedores al premio Pulitzer o cualquier otro galardón.

De “dinosaurios”  calificaban  con desdén a los  viejos reporteros  los jóvenes reporteros egresados de las escuelas de periodismo, caídos de rebote en las salas de redacción, además de acusarlos de corruptos e intocables en las fuentes informativas y en el renglón publicitario.
En uno de los textos que aparecen en el libro  “Soles, Resolanas y Tolvaneras” del escritor lagunero Jaime  Muñoz Vargas, una ex colega actualmente radicada en Valencia, España, se refiere  en forma despectiva y un tanto difamatoria –sin distinción alguna- a los reporteros de la “Vieja Guardia”, que también fueron jóvenes  como lo son ahora todos los que representan a las nuevas generaciones que entraron al relevo, con la enorme diferencia de que aquellos se forjaron en la calle, sobre la marcha, con una vocación que surgió de forma natural en una  temprana etapa de sus vidas.
Los entonces jóvenes empíricos maduraron y envejecieron en el oficio periodístico y la titularidad de las fuentes no se la adjudicaron en forma arbitraria, pues la facultad de otorgarla correspondió a los directores y a los jefes de redacción en turno. Esa posición les permitió un manejo más  cercano a los sucesos acaecidos en cada área o sector a su cargo, y es falso que esas fuentes representaran un “legado de  por vida” a las que ningún “extraño” tenía acceso, de acuerdo con el señalamiento de la ex.  (Lo que si había eran derechos de antigüedad asentados en los contratos colectivos de trabajo)

Don Roberto Escamilla González y Don Eduardo Elizalde 
Escobedo.
Los compañeros vilipendiados no tuvieron escuela de periodismo, fueron empíricos y no es cierto que comenzaron (en mis tiempos y en mi esfera, aclaro) en los talleres de los tres diarios locales más importantes de la época, si es que se refiere a los talleres de formación, linotipos, prensa y grabado en zinc.
Eso sí, al menos uno  de ellos fue voceador y de ahí saltó a la redacción como reportero de las fuentes oficiales. Otros llegaron directamente como aprendices, guardias nocturnos y encargados de las corresponsalías transmitidas por teléfono,  telégrafo o de viva voz. Había fuentes policiacas, de sociales, agropecuarias, etcétera, con un titular y un suplente para cubrir descansos o ausencias por enfermedades y vacaciones. Todos progresaron sin impedimento alguno por parte de los viejos reporteros a quienes reemplazaron en su momento.
Es innegable que la llegada de los universitarios a las salas de redacción nos provocó escozor, rechazo y envidia, porque no entendíamos la profesionalización de una carrera que nosotros aprendimos fuera de las aulas especializadas y sin sometimiento alguno a los horarios de  entrada y salida.
“La asignación de fuentes de trabajo que tenían esos reporteros como legado de vida, era espacio intocable para los nuevos reporteros. Las prácticas de corrupción en que incurrían constantemente con sus respectivas fuentes (de las) que recibían favores, dádivas o grandes comisiones por pago de publicidad…”  -escribe en la página 284 la periodista entrevistada a distancia por Muñoz Vargas-,  es una generalización injusta que involucra a camaradas honestos, responsables y generosos periodistas con los de su gremio, como fue el caso de Alejandro Saborit Irigoyen, Arturo Cadivich Michelena y  Eduardo Elizalde  Escobedo ( ya fallecidos), lo mismo que a  sus antecesores José de la Parra, Guillermo Galván Rivas, Rodolfo F. Guzmán y Jaime “El Negro Acosta”. Una ofensa  que del mismo modo alcanza a los reporteros de las siguientes generaciones,  entre  ellos  Humberto Gaona Silva, Antonio Ibáñez, Antonio Jácquez, Alejandro Tovar,  Aurelio Alvarado Favila,  Jesús Máximo Moreno Mejía, Hugo Ramírez Iracheta,  René de la Torre Rodríguez, Juan Elizalde Lara, Francisco y Gerardo Hernández González, entre otros.
Antiguo edificio de La Opinión, Diario de los Laguneros
desde 1917.
En su gran mayoría  los “dinos” se esforzaron por  ejercer un periodismo limpio, sin corruptelas o extorsiones. Día a día se enfrentaban al demonio de las tentaciones materializadas con dádivas no pedidas, el trato preferencial engañoso de los funcionarios públicos, que buscaban favoritismos y complicidades de los diaristas, así como regalos ostentosos que llegaban a casa y a los mismos periódicos, cada mes de diciembre y cada 7 de junio.
No se puede negar de ningún modo que la corrupción y los chantajes siempre estuvieron latentes, y uno de los reporteros más antiguos de la época los ejerció ilimitadamente, con voracidad, convirtiéndose en el  cacique de la información manipulada allende el Nazas. En el arroz siempre hay prietitos, le recuerdo a quien generaliza en señalar a la Vieja Guardia.
Por lo tanto, el dicho  pluralizado de que  fueron corruptos, podría ser “completamente cierto y completamente falso” como señala el escritor y periodista Héctor de Mauleón en su más reciente libro sobre la violencia en México, refiriéndose a quienes especulan  que cuando matan a un periodista es porque “en algo andaba”. Esto en tiempos actuales,  por desgracia,  no en los muy distantes en que no existía narco ni nada parecido.

La publicidad y los reporteros dinos

En lo que se refiere a la publicidad,  los mismos reporteros  de tiempos pasados  gestionaban los anuncios, los redactaban y diseñaban y se mantenían pendientes en los talleres de formación para que no hubiera errores  porque de lo contrario el cliente no pagaba y el costo se lo rebajaban de su sueldo al improvisado agente publicitario. (Aún no surgían las agencias especializadas).
Metían anuncios –subrayo- con la anuencia de los directores, por considerar que las comisiones que sus trabajadores obtenían a cambio,  les servía de estímulo y cualquiera que gestionara la tarea por su propia cuenta, tenía el mismo derecho. Incluso fueron obligados a registrarse ante la Secretaría de Hacienda para que también pagaran impuestos. En consecuencia, tenían la facultad de ganar comisiones por un trabajo extra, ético y nada violatorio de los derechos de los demás.
Alrededor de cincuenta  años se mantuvo vigente la  prebenda, hasta que los directores repararon en que los reporteros descuidaban su principal tarea para buscar en forma desenfrenada el célebre 20% de comisiones. Las agencias publicitarias que comenzaron a multiplicarse a partir de 1990 también presionaron para poner fin a una situación que consideraron irregular y atentatoria a sus intereses comerciales.
No se trató, pues, de un “legado de por vida”, por lo que las “grandes comisiones” estaban plenamente justificadas. Entre los reporteros había  un respeto recíproco en los dos quehaceres; ninguno invadía los terrenos del otro, un acuerdo tácito que mantuvo la armonía en el grupo. Los futuros reemplazantes apenas se movían en su calidad de embriones.
Contra viento y marea (amenazas, insultos, reproches y tentativas de untos) los de mi generación y la subsiguiente –más jóvenes que yo y empíricos por igual- denunciaban puntualmente irregularidades administrativas, así como errores y desviaciones en el poder público.
Su atrevimiento –o verticalidad para ser más propio- les costó mentadas de madre vociferadas por líderes obreros y funcionarios municipales exhibidos ante la opinión pública;  un informador fue sometido a “juicio civil” en la residencia del edil que se sintió difamado por destacar a ocho columnas la inoperancia de los hidrantes del Parque Industrial Lagunero; a una compañera todavía activa la demandaron por la vía civil a causa de sus reportajes de denuncia pública sobre abusos de autoridad y el deterioro citadino evidenciado por los baches, zanjas, fugas de agua y falta de alumbrado, y  uno más fue vetado durante año y medio en la presidencia municipal porque su periódico no cejaba de criticar la pésima gestión gubernamental, sin faltar la amenaza caciquil que ponía a temblar a los asociados: “Te voy a acusar con tu director pa´ que te corra” o la madre de todas las injurias: “Usted y su director vayan a tiznar a su progenitora”.
Los jefes de cada diario por su parte,  cumplían su misión periodística sin tropezar en ningún momento con los arcones navideños de tres pisos repletos de bebidas caras, latería, dulces, chicles y cacahuates que les llegaban a sus oficinas en junio y diciembre,  lo mismo que a los reporteros naturalmente, aunque sin tantos pisos.
Sus evaluaciones censuraban día a día el mal desempeño de los gobernantes y  se acentuaban con las calificaciones de fin de año, derivadas  precisamente de los reportes  de los propios informadores de campo  (los antiguos), quienes  “pagaban los platos rotos” asimilando estoicos, con  oídos castos, los recordatorios altisonantes.
No todos – vuelvo a repetir machaconamente- fueron descarriados. Los más listos la hacían de leguleyos aprovechando sus influencias ante los funcionarios carcelarios y judiciales para liberar a infractores de faltas menores y  obtenían un buen dinero, un trabajo que correspondía a los defensores de oficio, pero estos nunca aparecían en los momentos más críticos, ni de noche y menos de madrugada. No sé si por esa actividad los compañeros que hacían la tarea fuera de su horario laboral,  fueron corruptos o simplemente oportunistas.    
Saborit, Elizalde, Cadivich y compañía no tuvieron  malos hábitos ni se “entronizaron” en sus fuentes. Sin egoísmos   fueron accesibles con sus compañeros de recién ingreso a la carrera y los guiaban en sus incursiones a las multicitadas fuentes informativas. Me refiero a los jóvenes empíricos, como fue mi caso –un fallido estudiante de la carrera comercial- , y por eso, a más de sesenta años de distancia, a los tres primeros ya fallecidos, los sigo recordando con cariño, sobre todo a Eduardo, el más travieso y noble de todos los reporteros que he conocido.
Los ahora “dinosaurios” no alcanzamos el nivel teórico de los egresados de la carrera profesional de periodismo, pero nos formamos a través de la práctica ejercida en el mismo terreno de los hechos, como ocurrió con Alfredo Rivera Martínez, amigo y compañero, cuando cubrió –solo él y dos fotógrafos, brincando sobre cadáveres despedazados-  la terrorífica explosión de Guayuleras que hizo polvo y cenizas dos camiones cargados con dinamita y la locomotora del convoy ferroviario cuya trepidación provocó el estallido el 23 de septiembre de 1955, con saldo aproximado de 20 muertos y 100 heridos.
A él, aparentemente, no le caían bien los aprendices y menos los académicos del periodismo, pero nunca los menospreció,  les tuvo respeto y poco a poco se fue adaptando a los nuevos tiempos.
Hay tres compañeras reporteras con títulos de licenciadas en ciencias de la información que guardan los mejores recuerdos de Rivera Martínez, quien siempre las alentó para que siguieran adelante. Aquí se diluye, por lo tanto, la peregrina afirmación de que los “dinos” obstruían a los jóvenes periodistas recién salidos de las universidades. Fueron las primeras féminas en llegar a la sala de redacción de El Siglo de Torreón, dominada por hombres –“el club de Tobi”- y rápidamente se adaptaron al ambiente,  venciendo animosidades y rechazos con un trabajo profesional  de primer nivel,  e incluso glamur incluido.
Nosotros, los antiguos, quedamos atrapados por  una vocación que brotó en ese mismo instante, no antes o pensada de antemano. Sobre la marcha  aprendimos los rudimentos del periodismo, una carrera que entraña un continuo aprendizaje y una entrega de tiempo completo. Ya lo dijo  un miembro destacado del gremio: “El periodista es el eterno estudiante de la vida”.
Conste,  todas estas referencias se refieren a mi “negro pasado”, un pasado en el que los jóvenes reporteros- viejos ahora-  caminamos a trompicones,  entre triunfos,  fracasos y las tentaciones satánicas provenientes del poder diabólico –comisiones aparte-, con un solo afán:  ejercer  una carrera reporteril ajustada a los cánones del buen periodismo. Si nos hicimos viejos, no fue culpa nuestra sino de los tiempos de continua brega.
Aclaro, por último, que el mote de dinosaurio es propiedad exclusiva de los priístas y de nadie más. Tienen los derechos registrados ante el INE, e incurren en plagio penado por la ley quienes lo  utilizan para otros fines.  

 P.D. Un compañero “dino” asegurar haber platicado con el director de El Siglo de Torreón, Antonio de Juambelz, en relación con los egresados de las Escuelas de Periodismo, quien le expresó de manera enfática lo siguiente: “No tengo nada en contra de la formación académica de los jóvenes egresados de esas instituciones, pero ninguno de ellos se debe considerar un periodista sino hasta haberse dedicado varios años al arduo trabajo diario del  periódico, pues es aquí donde se forjan como verdaderos profesionales de la comunicación”.