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10 de abril de 2016

Heroínas Laguneras

En su columna Achivo Adjunto que se publica en el periódico regional El Siglo de Torreón, Luís Fernando Salazar Woolfolk se ocupa de un suceso ocurrido en 1963 y protagonizado por 202 mujeres -y algunas más que se agregaron durante la marcha- que decidieron caminar a pie hasta la capital del país y protestar ante el presidente Adolfo López Mateos por las condiciones de miseria que prevalecían en Coahuila y concretamente en San Pedro de las Colonias. Al principio las autoridades intentaron denigrar el movimiento pero ante la presión ejercida por la simpatía del pueblo hacia las manifestantes se vieron obligados a un cambio radical. Gobernaba Coahuila el General Revolucionario Raúl Madero quien al escuchar el drama de las mujeres decide interceder para que una comisión de las caravaneras sean escuchadas por el Primer Mandatario. Las mujeres logran romper el cerco de silencio y rápidamente su caso estremece al país por lo que el presidente decide atender a una comisión el 31 de mayo de aquel año, por lo que la caravana se detiene en Saltillo a la espera de lo que logren cinco comisionadas. Es verdad lo que asegura Salazar, la prensa regional informa pero visiblemente amordazada; de Torreón solo La Opinión destaca a su enviado especial Eduardo Elizalde Escobedo quien acompaña en todo su recorrido a las marchantes e informa desde el lugar mismo al que llega la vanguardia de la columna –entre el 19 y el 27 de mayo-; el relevo lo toma a partir del 28 de mayo El Sol del Norte con su reportero Ignacio Quiroz Martínez. Los otros medios que se comprometen con la marcha son la revista Impacto que realiza una detallada crónica con numerosas fotografías y el programa radiofónico La Voz Amiga de la XEBF producido por Fidencio Díaz López y cuya señal se escuchaba perfectamente por todos los puntos que tocaba en su marcha la Caravana del Hambre.
       
Se conoce como Caravana del Hambre la emprendida por doscientas dos mujeres de San Pedro de las Colonias, Coahuila, que el 19 de mayo de 1963 partieron a media noche de la Plaza de Armas rumbo al Cerro Bola, iniciando una caminata a pie a la ciudad la Ciudad de México, para entrevistarse con el presidente Adolfo López Mateos, como último recurso para resolver el drama alimentario que azotaba a las comunidades rurales de aquel rincón de la Comarca Lagunera.
El suceso es relatado por la Profesora Gabriela Gutiérrez Medellín en su libro, "Doscientas Dos Sampetrinas Hicieron Retemblar en su Centro la Tierra Misma". La autora descubre las luces y sombras de un episodio de nuestra historia regional, que rescata en una obra digna de ser leída por los interesados en nuestra vida pública local, como enseñanza y ejemplo para la presente generación y las venideras.
Episodio de luces, porque revela el tejido emergente de una red social solidaria de mujeres de clase media urbana, entregadas a promover el desarrollo humano de las familias campesinas más necesitadas, que ante una realidad crítica inadmisible de un día para otro se transforman en activistas del bien común, enfrentando con medios pacíficos la rígida estructura del Régimen de Partido de Estado, y sufriendo la incomprensión de una sociedad que sospecha con desconfianza, de todo esfuerzo de participación ciudadana.
Episodio de sombras, porque el Sistema Político no admite crítica ni disidencia. Las fuerzas policiacas con el apoyo del Ejército interceptan al grupo de mujeres en la carretera esa misma noche, les destruyen los mecheros con los que se alumbran en descampado y crean un cerco para impedir que el apoyo del pueblo en agua y alimentos llegue a las manifestantes.
Nos encontramos en la parte más profunda del agujero en que sepultó al otrora exitoso campo lagunero el sistema ejidal de explotación colectiva de la tierra, que lejos de liberar al campesino dotándolo de su propia tierra, lo sometió a la odiosa dictadura del Banco Ejidal e hizo de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) una inmensa tienda de raya.
El pliego petitorio es muy elocuente: Eliminación de los vales de la Conasupo; alto a la venta de los contratos a los braceros que buscan trabajo en los Estados Unidos; créditos oportunos y accesibles para sembrar la tierra y trabajo de mano de obra en la construcción de la Carretera a Cuatro Ciénegas y en los canales de riego.
El sacrificio de nuestras heroínas y el apoyo social que recibe el movimiento, logra romper el cerco de silencio que imponen los delegados de las dependencias federales en la región y las autoridades locales, que culpan a la derecha enemiga del régimen de instigar la protesta con fines políticos y en esos términos informa el entonces Gobernador Raúl Madero, al Secretario de Gobernación Gustavo Díaz Ordaz.
La prensa regional informa, pero visiblemente amordazada. La Revista Impacto de Regino Hernández Llergo coloca el tema a nivel nacional y acorrala al régimen de la Revolución, que se encuentra en esos días en plena campaña de propaganda festinando el Milagro Mexicano a nivel internacional.
La Caravana logra llegar a la ciudad de Saltillo, en donde recibe el apoyo de la sociedad civil tanto saltillense como regiomontana, lo que amenaza provocar una reacción en cadena. El Gobernador da un giro de ciento ochenta grados, y consigue una audiencia a una comisión designada por las quejosas que son recibidas en Palacio Nacional. El Presidente responde al reclamo con el Plan de Rehabilitación de La Laguna, que creó el sistema de riego y explotación agropecuaria que conocemos en la actualidad.
El episodio es desterrado de la memoria colectiva y sepultado en el olvido. La profesora Gabriela Gutiérrez lo rescata de su álbum de familia por amor a su tierra; como homenaje a su madre Doña Juanita Medellín que participó en la dirigencia del movimiento y como una aportación al activismo social al que hoy día está entregada la propia autora en el área rural de San Pedro, por el bien de sus semejantes.

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