Además de destacado político, RUBÉN MOREIRA VALDEZ se revela como un profundo conocedor de diversos temas, y es en ésta faceta en la que comenta acerca de la historia de TEXAS y del Fuerte EL ALAMO, en su columna AHÍ LE ENCARGO, que los martes de cada semana le publican varios medios impresos de COAHUILA.
“Ese azul que cae, como cascada, en esa tierra tan llena de soledad”.
En el centro de la ciudad de San Antonio, Texas, el viajero puede encontrar un gran “mall”, conjunto de edificios comerciales que caracteriza la moderna arquitectura norteamericana; la cual, por cierto, ejerce una rara atracción sobre el ser humano, estimulándolo a consumir todo, incluso lo necesario.
Al lado del espantoso centro comercial están los restos de la Misión de El Álamo, templo del orgullo –por no decir “nacionalismo”-- texano. En este sitio, hace más de 170 años el Ejército mexicano le dio una tremenda felpa a un grupo de independentistas, entre los que se encontraba el famoso David Crockett. Las cosas terminaron mal, primero para los defensores y luego para los atacantes, que tiempo después fueron derrotados en forma vergonzosa.
El Álamo no es la única misión en la ciudad sede de los Spurs. Los españoles construyeron varias a las márgenes del río, incluso algunas de mayor valor e interés arquitectónico. Pero la de El Álamo pasó a la historia por la carnicería que ordenó el pendenciero Santa Anna y la pésima película que, sobre este episodio, protagonizó John Wayne.
Vito Alessio Robles, un saltillense que hizo la guerra con las armas, los editoriales y la historia, narra las primeras fundaciones en La Laguna, las vicisitudes de los primeros colonizadores, una buena parte de ellos tlaxcaltecas, en su epopeya por poblar esas nuevas tierras. En su libro “Coahuila y Texas en la Época Colonial” podemos encontrar las referencias a Santa Ana de los Hornos y al paraje conocido como San José y Santiago del Álamo, cuya profusión de manantiales invitaba a la explotación de la tierra. Pronto se originaron prósperos asentamientos, que fueron la cimiente de la hoy Comarca Lagunera y del espíritu de trabajo y fuerza que distingue a sus habitantes.
El controvertido Jesús Reyes Ferreira, al preguntarle qué le gustaba del arte, contestaba “lo bueno”; y al inquirirle qué era “lo bueno”, respondía “lo que me gusta”. Con esa frase de “Don Chucho” he caminado por la vida para apreciar lo que me viene en gana. Hace unos años, en compañía de los historiadores Arturo Berrueto, Lucas Martínez y el inolvidable Jesús Alfonso Arreola, fui a dar a la Hacienda de Hornos. Lo que apreciamos nos llenó de tristeza: el panorama era desolador y presagiaba la desaparición del sitio que vio pasar a los insurgentes.
El turista que escucha a las hijas de Texas narrar cómo Coahuila fue despojado de más de la mitad de su territorio gracias a un gobierno central inútil y a un presidente espurio, puede percatarse de una interesante referencia: la misión, convertida en fortaleza, recibió su nombre por el hecho de que un grupo de soldados procedentes del distante Santiago del Álamo, hoy Viesca, Coahuila, fueron asignados al lugar.
Me va a disculpar don José Armando Rodríguez Triana. Su modestia lo hace pasar inadvertido y atribuir siempre a otros que los proyectos que emprende lleguen a buen puerto. La magnífica restauración del templo de Santa Ana de Hornos sólo se pudo lograr gracias al esfuerzo de “Pepe” y a los demás integrantes de la asociación Adopte una Obra de Arte.
Me felicito en conocer a los García Camil; son ellos una gran familia, amante de la cultura y orgullosa de su origen lagunero. Ese amor a la tierra lo trasforman en trabajo desinteresado para rescatar y conservar el acervo histórico que nos explica la identidad del pueblo que venció al desierto.
En los próximos días iré de nuevo a ese pueblo mágico que es Viesca, a escuchar las historias que con gusto y sabor cuenta Tomás Santoyo y la interpretación de la realidad que con maestría hace el culto Salvador Hernández Vélez. Voy a esa cápsula del tiempo donde se come un dulce que, dicen, era de la predilección de la universal sor Juana Inés de la Cruz, quien, para escándalo de su tiempo, irrumpía con su inteligencia en el mundo de los hombres.
El proyecto de reconstrucción va a continuar en el 2011 gracias a la bendita “terquedad” de García Triana, de sus cuates y a los recursos que gestionó Miguel Riquelme desde la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados. Buen Legislador tiene Viesca, que prosigue con lo que en su momento hizo eficazmente el docto Javier Guerrero García por la reconstrucción.
En mi mano tengo un ejemplar de “Nomádica”. La portada presenta una excelente fotografía de la iglesia restaurada. Mi mujer me asegura que es bellísima, mientras yo recuerdo a Chucho Reyes Ferreira, aquel genio de la pintura que desde niño admiro con devoción.
moreiraruben@yahoo.com, http://twitter.com/@rubenmoreiravdz
Rubén Moreira Valdez es diputado federal del PRI con licencia por el Distrito 04 con cabecera en Saltillo, Coah.
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