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22 de marzo de 2011

Necedades

Dejé que mis párpados
cayeran serenos
en el gran sosiego
de la hora joven,
mientras reposaba
mi sien en la almohada.
Y cuando ya el sueño
me posesionaba,
comencé a sentir
la caricia táctil
de tu desnudez
recorrer inquieta
mi cuerpo en tinieblas.
Tenía tus labios
derramando miel
por mi geografía
No sabía de mí...
en esos instantes
quería poseerte
y necia que soy,
no me daba cuenta
que eras de mi noche
un hermoso sueño
que quiso travieso
inquietar mi lecho.
Martha Lucía
.
Enero 2002

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