Fidencio TREVIÑO MALDONADO |
Los modos, costumbres y tiempos imponen modas y formas de comportamiento a los seres humanos, las que se adaptan a la cultura o forma de ser de cada nación o grupo social nos dice FIDENCIO TREVIÑO MALDONADO en su columna DEL TINTERO, que se publica en varios medios regionales.
“Desde la noche de los tiempos, el hombre se retrata en sus Dioses.”
Los modos, costumbres y tiempos imponen modas y formas en la cultura del comportamiento humano. Los pachucos allá en los años 50, cuya imagen protagonizó muy bien "Tin Tan", tal vez una forma de protesta, como lo fueron aquellos Rebeldes sin causa, los Hippies (hipis ) y ahora nos toca escribir sobre los llamados "Cholos" , los “rancholos”, cultura heredada de la frontera norte, un hibrido entre el pachuco y vagos. La mayoría de las veces está en la forma de vestir, de actuar, de caminar, escuchar música que sólo ellos entienden y hasta un modo muy peculiar al hablar. Pantalones, shorts y camisas o playeras holgados, demasiado holgados de 3 hasta 6 tallas superiores a su corpulencia, amén de las señales con las manos y sus dedos al saludar, inclusive gorra o pañuelo en la cabeza, mostrar cicatrices de batallas pasadas como trofeos o curriculum, tatuajes en dedos y en el pecho o espalda la imagen de la Virgen de Guadalupe, presente el atavismo tribal y la religión pagana. A finales de los 80 se tomo como novedad los pantalones demasiado bombachos y hasta se anunciaba en algunas tiendas "Ropa para Cholos", en Tijuana, Juárez, Acuña, Nuevo Laredo, La Laguna, etc. también fue escaparate de esta moda a la última y máxima expresión, con el afán de sobresalir e inclusive irritar a la misma sociedad, a la que con esa exageración pretende o se está rebelando. Pronto las colonias periféricas y rancherías o ejidos fueron cultivo fértil para que prosperaran los miembros adherentes a ésta cultura. Los Ángeles, California son los iniciadores de esta moda, la llamada Banda Azteca, Chicana, Raza, Mejica y sus filiales exigían a sus miembros pasar pruebas, entre ellas estar delgado para que la ropa holgada pudiera ser notada. Usaron el grafiti como método de expresión, con la consabida molestia de los dueños de bardas y fincas. La formación de bandas es común inclusive otorgándole un sello especial a cada banda con una mujer que actúa como matriarca (jefa de las mujeres). De pronto llega lo peor, la cultura de los cholos y rancholos sufre la metamorfosis que persiste hasta la fecha; Las bandas, gambas y gavillas con algún mote que proliferan en barrios y colonias con sus territorios y coordenadas marcadas, armados algunos con pistolas y fusiles de diferentes calibres y sostenidos por los grandes jefes de las mafias de la droga, otras bandas sólo protagonizan pleitos de barrios, con palos, navajas e inclusive regresan a la edad prehistórica con piedras. La ociosidad como madre de todos los males y vicios es sin duda el detonante de estos grupos en que predominan los jóvenes al grado de que se han infiltrado migrantes aun más terribles que los mismos cholos, como son los Kabiles y los Maras Salva truchas.
La descomposición de esta cultura chola es el uso común de las drogas más baratas, Resistol 5000, tíhner, alcohol y mariguana, pero con la afiliación a las mafias grandes en la actualidad está presente el consumo de cristal, cocaina, anfetaminas, chiva, soda y hasta morfina y estos jóvenes ahora usados como distribuidores, halcones y burreros . El cholo, su moda y comportamiento tal vez sea una protesta que subyace en el pensamiento de los grupos marginados, dejando que su cabeza y miseria acumulada por siglos y ahora atribulada sea portadora de esa rebeldía, que mientras para ellos encarna la libertad, lo prohibido y el desorden, para la sociedad es el terror, el horror y el rechazo de ésta moda contradictoria en donde no se excluye la agresividad. Al cholo se le atribuyen virtudes artísticas poco comunes y un ser mítico, hibrido (mexicoamericano) y mal encaminado, desarraigado en su propio suelo, soslayado por el sistema, marginado por la sociedad, sin embargo para la mayoría de la sociedad es una figura rechazada, agresiva, escandaloso, inclusive algunos predicadores, clérigos y jefes de la iglesia consideran al cholo un pecador. El cholo en si no afirma nada, no defiende nada, sólo carga consigo su voluntad a toda prueba de no ser nada, sólo justificado por la sinrazón, la irrealidad y su existencia como único testigo ante el rompimiento de la estructura social tangible y hacer notar la figura y la moda que impone y tal vez también influya en ellos la forma de protestar y escapar de la "petrificación" que nos impone la moral conductista y aséptica que nos marcan a la débil sociedad de como vestir, que y como comer, el que comprar, que oír y ver, por quien votar, a donde ir y más cosas de nuestra muy endeble y común incapacidad de reflexionar y decidir... Comentarios y sugerencias kinotre@hotmail.com
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