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6 de mayo de 2011

¡Ya basta de impunidad!

Jorge Alonso
GUERRA MACÍAS
México es un país de leyes… que en los hechos no se respetan, pues si bien contamos con dos obesas cámaras de legisladores que se dedican a la elaboración de códigos en la realidad éstos no se aplican, por lo que en MÉXICO lo que opera es la impunidad, es la tesis que sostiene JORGE ALONSO GUERRA MACÍAS en la columna TODO TERRENO, que los viernes de cada semana publica MILENIO DIARIO LAGUNA.

Todo mundo se pregunta ¿Qué hacen los diputados? La repuesta ortodoxa sería, promulgar o derogar leyes, entre otras facultades. Pero lo cierto, es que a la gran mayoría les pasa de noche la responsabilidad que ostentan. México y los mexicanos lo que necesitamos no son más leyes. Sino que se respeten las que ya existen. Para qué estar manteniendo a más de 500 diputados federales y otro gran número de diputados locales en las legislaturas de los estados, aunado a los ayudantes y personal administrativo con que cuentan, que fácilmente triplican el numero de legisladores, los cuales, con sus remuneraciones -ellos les llaman dieta- y demás prestaciones, insultantes para el pueblo, que ellos solos se autorizan.
En la víspera de su primer viaje a México del Papa Juan Pablo II, solicitó más información acerca de nuestro país. Pidió le proporcionaran la Constitución y demás leyes que nos rigen, al revisarlas con asombro comentó, “pobre México, está más sometido que mi país (Polonia) durante la segunda guerra mundial, cuando los nazis lo tenían invadido”. Pero inmediatamente le aclararon que en México, todo está prohibido, pero al mismo tiempo, todo está permitido. Que las leyes en pocas ocasiones se respetan.
Precisamente, ese es el gran problema de nuestro país. Las leyes están de adorno. Se hacen pero no se cumplen. La impunidad está en todo su apogeo. El día que nuestras autoridades hagan respetar las leyes y reglamentos, nuestro país dará un giro de 180 grados hacia la prosperidad.
Porque a todos nos gusta que nos respeten y se obedezcan las leyes, el problema es que no sabemos ni obedecer ni respetar las mismas. Y esto ocurre hasta que hay un castigo de por medio. Como sucede actualmente -como excepción- con el tabaco y cinturón de seguridad, que se respeta más por la multa que por convencimiento. La autoridad debe de empezar por lo más sencillo como son las faltas administrativas. Porque es muy común ver en la ciudad autobuses subiendo y bajando pasaje en doble fila, circular sin placas oficiales, utilizar polarizado extremo en vehículos ante la complacencia de los agentes de vialidad… entre mil ejemplos más. Y por supuesto que esas faltas están reglamentadas, pero en pocas ocasiones se respetan. Trayendo como consecuencia inseguridad, además de caos vehicular que debemos soportar todos, por falta de oficio gubernamental al exigirle al ciudadano, el cumplimiento de la ley.

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