Eduardo Holguín |
Lo mismo que en otros ámbitos, en la cultura de la Laguna tenemos numerosos ataúdes que impiden nuestro desarrollo y lo
que se realiza es consecuencia del trabajo personal y aislado de unos cuantos
gestores. Al respecto en su columna del pasado viernes 15 comenta Eduardo Holguín en la columna Dragones que se publica en Milenio Diario Laguna. Además el economista y analista no quita el dedo del renglón
en cuanto a seguir promoviendo la creación del Estado Libre y Soberano de La Laguna como único medio
para sustraernos a iniquidades presupuestales y rezagos inversores, los que
seguirán persistiendo mientras lo que nos compete se siga decidiendo en Saltillo y Durango, sin tomar en
cuenta lo que necesitamos quiénes habitamos estas tierras.
La
cultura de La Laguna cuenta con ataúdes que la entierran en el panteón de la
mediocridad: los gobernantes que imponen su criterio, la burocracia, los
consejos ciudadanos que las señoronas y los señorones utilizan para darse
brochazos de glamour y filantropía, los intelectuales que se venden al mejor
postor.
La
nuestra, nuestra cultura que coquetea y regatea barato con el poder, que
aparenta servir a la sociedad, solo logra eso: aparentar. La falta de políticas
públicas pertinentes y la incongruencia entre lo que las autoridades prometen y
lo que las autoridades asignan de billetes para supuestamente cumplir con tales
promesas, son otros ataúdes.
Pero
esfuerzos culturales serios, profesionales, alejados del glamour y de las
tarimas mediáticas se hacen, y se hacen atrás de bambalinas, por gestores como
Gerardo Moscoso, Isabel Saldaña, Rodolfo Esparza, Jesús Sotomayor, a quienes me
dio gusto saludar en la presentación, por parte de Manuel Plana, del libro
“Venustiano Carranza (1911-1914). El ascenso del dirigente político y el
proceso revolucionario en Coahuila”.
Manuel
Plana, miembro del Instituto de Historia en la Universidad de Florencia,
Italia, se pregunta en el libro editado por el Colegio de México: “¿Qué orilló
a Madero y Carranza, pertenecientes a las elites político-sociales del estado
de Coahuila, a lanzarse a la lucha armada, primero contra la dictadura de Díaz
y luego en contra de Victoriano Huerta?”.
Yo
me pregunto: ¿Cuántos años más de inequidades presupuestales y rezagos
inversores vamos a soportar los laguneros, por parte de Saltillo y Durango,
para unirnos “todos” a favor de la creación del Estado de La Laguna (ELLA).
Regresando
al tema cultural, asistí a la presentación del libro “Prosas leprosas y una que
otra letanía profana”, escrito por Juan Enrique Ramos. Cito al autor:
“…fuchi
el poder. Que se queden los poderosos con sus afanes y desmesuras, que sucumban
con el peso de sus pólizas y sus haberes, sus ejércitos de personal, sus
suburbans, sus recursos humanos, que el orgullo por todos sus bienes que su
mirada no abarca, su carcumen no alcanza para contar, algún día les pueda
ayudar a sanar la aridez, las ausencias, la sequía del alma de sus familiares,
que se enfermen con sus traiciones, que se vayan a otro planeta, que se exilien
del aire”.
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