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11 de marzo de 2013

Estado de la Laguna

Federico
Ramos Salas

Los habitantes de La Laguna no somos de vocación separatista, sin embargo el abandono en que nos tienen los gobiernos estatales de Coahuila y Durango y el gobierno federal actualmente encabezado por el priísta Enrique Peña Nieto nos hace desesperar ante el anhelo de ver a nuestra comarca desarrollarse económicamente y crear la infraestructura indispensable para el progreso. El tema lo toca en la columna Ganar Ganar de Milenio Diario Laguna Federico Ramos Salas, quién menciona a Eduardo Holguín que constantemente se refiere al tema y que también participa en Milenio Diario Laguna.                       

Eduardo Holguín
Hace algunos días en este mismo Diario mi amigo Eduardo Holguín escribía: “deseo reflexionar respecto a la necesidad impostergable de unir esfuerzos, como comunidad que somos, para exigir a las autoridades estatales de Coahuila y Durango se dé, “hoy, hoy, hoy”, un trato equitativo a La Laguna” …“Ese no es un tema de moda, esa no es una noticia coyuntural; es, eso sí, una realidad que se repite sexenio tras sexenio y que explica en mucho la recesión económica en la que hemos caído.
Un grupo de líderes de gran calado, no priistas, no panistas, no antigobiernistas, no anarquistas, sí pro el progreso de la comarca, se están uniendo para diseñar una estrategia a favor de la integración del Estado de La Laguna.”
En estricto sentido, uno se debe a sus padres y a su ciudad natal: en mi caso, soy hijo de vecinos de la ciudad de Torreón quienes viven aquí desde los primeros años del siglo XX. Mi ciudad natal es, por lo tanto, Torreón,
Una corriente de  ciudadanos
ve como única solución  para
salir del abandono en que nos
tienen los gobiernos de
Coahuila y Durango, la
creación del Estado de
La Laguna.
A partir de esa idea uno piensa, además, en lo regional: ¿dónde vivimos? ¿en qué comarca? ¿por qué rumbo? Y más a fondo, podemos atenernos a cuáles son los valores que heredamos de los padres fundadores de la comarca. ¿De qué luchas somos herederos? ¿cuáles fueron sus afanes más preciados?
A qué tenemos derecho y dónde están nuestros corazones, es una pregunta crucial. Si estamos ligados por la historia a un Estado, bien, pero si las relaciones entre Estado y ciudad y entre autoridades y ciudadanos no son balanceadas, las querellas surgen y los agravios aparecen. Si esto no se resuelve y permanece por años, el ánimo de los ciudadanos cambia, busca nuevos derroteros, quiere quitarse los nudos y las ataduras que lastiman, y uno piensa: ¿por qué no mejor solos?
Lo más fácil sería preguntarles a los ciudadanos qué quieren. ¿Queremos ser parte de un nueva entidad Federativa: La laguna? En los países avanzados se usa la figura del referéndum para preguntarle a los ciudadanos qué quieren sobre algún tema en particular y ello refleja la madurez de la sociedad al poner sobre cualquier asunto la voluntad del pueblo. Las resoluciones de tales propuestas se implementan tal cual fue el sentido de la decisión mayoritaria de los ciudadanos. ¿Qué hay de malo o turbio en averiguar qué quiere la mayoría?.
Vivimos en una democracia y lo que importa es la voluntad del pueblo.

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