Durante la presente semana
los habitantes de Torreón tuvimos la primera muestra de lo que serán las campañas sucias
del proceso electoral que se realizará el próximo 7 de julio. El tema se
comentó en la sección editorial de El Siglo de Torreón en un texto titulado como Nuestro Concepto y en donde se subrayó la
falta de propuestas tanto del PAN como
del PRI
enmascarado por un membrete con las siglas PRC.
Si esto es lo más que podemos esperar del PAN y
el PRI
si se concretan en gobierno, ninguna duda nos queda de que nuestra ciudad
seguirá estancada, sin que los gobiernos federal y estatal permitan que por
nuestros medios alcancemos el progreso y desarrollo.
Esta semana Torreón tuvo su primera
“probada” de la batalla que librarán el PRI y el PAN por la Presidencia
Municipal en las elecciones de julio, con una típica guerra sucia.
Anuncios espectaculares en los que el
PAN aparenta “borrar” el logotipo de la administración de Eduardo Olmos fueron
respondidos con imágenes que vinculan a los exalcaldes Guillermo Anaya y José
Ángel Pérez con una banda de secuestradores que eran militantes panistas.
En este primer episodio de la batalla
electoral, ningún partido hizo realmente una propuesta seria para los serios
problemas que enfrenta la ciudad, sino que se dedicó al ataque simbólico y
personalizado que es el sello de las campañas políticas sin contenido.
El PRI se mantuvo al margen, pues los
espectaculares en respuesta al PAN fueron colocados por el Partido de la
Revolución Coahuilense, un membrete recién formado por exmilitantes del PRD que
consideran una alianza con el tricolor.
Sin embargo, el mensaje fue claro: Tras
15 años en los que el PRI y el PAN se han repartido el gobierno de Torreón, la
competencia aún es por vero quién ha sido peor, no quién ofrece la mejor
propuesta.
El mensaje en los anuncios del PAN es olvidar
a la administración actual. El mensaje del PRI o sus aliados es que el PAN
representa una alternativa peor si tiene ligas criminales.
Ambos partidos tienen responsabilidad en
la situación actual de la ciudad. La crisis de seguridad se debe en parte a que
siete años de administraciones panistas permitieron la infiltración criminal en
la policía municipal. La sequía de inversiones se debe a que no realizaron
proyectos serios de infraestructura y se dedicaron más a obras “de relumbrón”.
El PRI tiene también responsabilidad en
la crisis de seguridad, al revelarse la infiltración de grupos criminales en el
gobierno de Humberto Moreira, incipientes apenas los esfuerzos del nuevo
gobierno. La administración de Eduardo Olmos enfrenta problemas financieros y de
servicios públicos debido a que se pone más interés en la clientela política
que en el bienestar ciudadano.
Tanto el PRI como el PAN ya fueron
probados y conocidos por la ciudadanía de Torreón para ser gobierno local y las
opiniones están divididas. La misma ciudadanía merece un debate de calidad y no
una guerra sucia frente a la decisión que está a punto de tomar.
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