Arcelia Ayup Silveti |
Pese
a ser una ciudad con poco tiempo de existencia, Torreón tiene una gran diversidad cultural en su historia y edificios,
y una muestra es el Teatro Nazas que
en su vestíbulo contiene un mural con el título de Oro Blanco y de lo que nos habla Arcelia Ayup Silveti, escritora y periodista que publica
en varios medios de Coahuila, entre otros Milenio Diario Laguna en
cuyas páginas dominicales aparece la columna De Horizontes y Tradiciones.
A
pesar de ser una ciudad joven, Torreón en 105 años tiene muchos atractivos
culturales dignos de orgullo, entre ellos el Teatro Nazas. Podemos presumirlo
como uno de los más modernos del país. Desde su inicio ha permanecido en el
centro de la ciudad, en la confluencia de la Avenida Matamoros y la Calle
Cepeda. Fue hace 61 años que nació como Gran Teatro Cine Nazas.
El
día de la inauguración, el 30 de noviembre de 1952 exhibieron la película La
Reina Africana, con funciones desde las 10 de la mañana. La entrada costaba
entre cuatro y seis pesos, dependiendo del horario. Fueron tres décadas de auge
para el Cine Nazas, hasta que a partir de 1980 surgieron nuevas opciones para los
laguneros, tales como salas cinematográficas más modernas y también el arribo
de las videocaseteras, con lo que resultaba más accesible rentar películas y
verlas en casa. Ricardo Salinas Pliego adquiere esta propiedad que formaba
parte de la Compañía Operadora de Teatros. Hasta la década de los noventa
ofrecía cine para adultos, hasta que cerró sus puertas.
En
el 2004 un grupo de empresarios laguneros entusiastas deciden formar un
patronato y en coordinación con el Gobierno de Coahuila comandado por el licenciado
Enrique Martínez y Martínez se echaron a cuestas la rehabilitación del Teatro
Nazas. Actualmente tiene una preciosa fachada de recubrimiento de zinc y
capacidad para mil 445 espectadores.
En
el vestíbulo se puede apreciar el mural Riqueza Algodonera pintado por el
chihuahuense Octavio Ríos. Se compone de dos paneles, en el izquierdo aparece
una mujer con un manto blanco que enmarca su cuerpo, formando un triángulo. Los
expertos opinan pudiese representar la Madre Tierra o la agricultura, ya que tiene
en su mano un capullo de algodón. Se recarga en su brazo un niño vestido de
manta blanca, protegido por la monumental mujer.
En
el extremo derecho cinco mujeres aparecen portando coloridas faldas y el torso
desnudo. Una de ellas observa a un costado el Río Nazas y edificios
representativos de nuestra ciudad, el progreso: el oro blanco que imperaba
entonces.
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