José María Mena Rentería |
Lo único que nos han dejado los
sucesivos gobiernos de priístas y panistas además del deterioro urbano, son
crecientes problemas como el desempleo, la inseguridades, la falta de
inversiones y el abandono proverbial por parte del gobierno de Coahuila cuyos titulares se dedican
a medrar, sobre el tema escribe José
María Mena Rentería quien advierte que en el
próximo proceso electoral no debemos creer a quienes vienen a “rescatar Torreón” puesto
que no aguantaríamos otros cuatro años con un alcalde como Eduardo Olmos Castro.
El texto fue tomado de www.lalaguna.mx
.
Con
acciones eficientes y no con declaraciones inútiles por parte de quienes se
ostentan como autoridades, puede minimizarse al máximo el clima de inseguridad
y violencia en que se encuentran inmersos los flagelados habitantes de la
Comarca Lagunera.
En
tal sentido, el caso de Torreón ha rebasado todo lo imaginable. Su ciudadanía
ya no es libre de convivir familiarmente -como alguna vez lo hizo- con amigos,
en las cocheras de domicilios particulares, último reducto, hasta hace poco, en
términos de convivencia.
En
el presente, insistir en ello es exponerse los reunidos a verse rodeados, de
pronto, por facinerosos armados que tras irrumpir, no lo piensan dos veces para
despojar a quienes tengan enfrente para luego, a viva fuerza, introducirse al
interior de las casas habitación para robar todo lo que haya a la vista
mientras vejan y golpean, hombre o mujer, jóvenes y ancianos por igual.
Hasta
con media hora de demora, en el más optimista de los casos, acuden agentes
policíacos cuando atienden las llamadas de los afectados. De hecho, en “dar fé”
de los hechos consiste su labor mientras jamás llega a saberse si uno solo de
dichos casos llega a ser esclarecido y los delincuentes puestos a disposición
de las autoridades.
Así
pues, los laguneros “viven” en la jungla, expuestos a todos los riesgos y peligros
por una delincuencia cuyos integrantes han tomado a los moradores de casas
habitación como sus presas para someterlos, por increíble que parezca, a todos
los excesos. Comprobarlo no tiene problema. Basta con preguntar, para que
cualquier ciudadano revele una situación de pánico.
Si
del término autoridades se trata, todo tiene la “explicación” consistente en el
hecho de que el municipio de Torreón ha tenido, mayoritariamente, “alcaldes”
antes “candidatos” del partido oficial designados, para satisfacer intereses
personales y de grupo, por el ejecutivo estatal en turno.
En
el presente, así lo deja establecido el hecho de que para desempeñarse como
primera autoridad, las calificaciones deban ser el decúbito ventral de la
incondicional sumisión, lacayuna disposición y repugnante servilismo
antepuesto, todo, al servicio e interés de la comunidad que por otra parte
lamenta, según generalizadas voces, haber acudido en el pretérito, a las urnas
al conjuro de aquello de “Transformemos Torreón¨.
El
saqueo de los recursos de los torreonenses es capítulo aparte, y episodio
conocido hasta en sus últimos detalles por la ciudadanía. Basta, para
establecerlo, que las arcas de la tesorería municipal hayan vaciado excesos
como los instrumentados desde el Palacio Rosa de Saltillo y los desmanes de “funcionarios”
municipales, cínicos y expertos en pretender desviar, con argumentos de orates,
deleznables acciones que han estado a la vista. El caso del surgimiento de la
llamada “Plaza Mayor”, botín de corruptos, lo deja plenamente establecido.
Al
naufragio es a lo único que puede conducir en el municipio de Torreón otro
período de “gobierno” como el actual. Coincidirá usted amable lector, en que el
caso amerita cavilación, pero sobre todo, participación ciudadana para que haya
cambio de rumbo hacia aguas menos procelosas.
mena_josemaria@hotmail.com.mx
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