René Delgado Ballesteros |
La
anterior colaboración -"...entonces, ¿qué?"-, relativa al reclamo de
la nación de impulsar la reforma del país para evitar su ruptura, pero sin
asumir el sacrificio supuesto en ese ejercicio, suscitó múltiples reacciones.
El turno es de los lectores. No se reproducen todas las opiniones y, por su
extensión, fue menester editar las seleccionadas.
Se
omite el nombre de los lectores por no contar con autorización expresa para
reproducirlas. Ojalá, la selección y reducción hecha den una idea de qué
responde una porción de la sociedad a la reforma hacendaria, así como a otras.
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Enrique Peña Nieto. |
***
¡Que
se haga justicia, pero en el corral de mi compadre! El problema de esta reforma
hacendaria es que volvemos a pagar la clase media el descontrol bárbaro del
gasto corriente del gobierno. ¿Por qué esa barbaridad de pago a celulares,
carros, comidas, gasolina, vuelos, etc? (...) ¡Ah! y choferes para los
choferes.
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(...)
No diga tantas tonterías. El problema es claro: no son los impuestos, es el
robo de los políticos.
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(...)
La única ley (...) necesaria es para eliminar la consolidación fiscal y/o los
abusos. Párele de contar. (...) ¿Cuántas leyes, cuántas modificaciones
constitucionales se echó De la Madrid? ¿Cuántas reformas electorales desde
López Portillo? Y no sigo. Es innecesaria tanta ley cuando no se aplica, se
aplica disparejo o se aplica pa' los cuates. ¿Qué necesidad (...) de una ley de
telecomunicaciones? ¿Dónde dice en la Constitución que sólo "haiga"
dos televisoras? ¿Dónde?
Nada
nos va a funcionar mientras no se le corten las manos, los pies, el corazón a
la corrupción (...), en lo público y en lo privado. Pemex no requiere cambios
constitucionales, sólo administrativos. Pero, curiosamente, los mexicanos hemos
salidos retebrutos para administrar (a favor de la nación).
Por
eso, propongo: así como tenemos que traer de las extranjías la
"tecnología" para que Pemex brille, (...) también hagamos una reforma
constitucional para que no se alegue pérdida de soberanía y pidamos a los
países nórdicos (los más honestos del mundo, al parecer) que nos hagan favor de
integrar un organismo que administre ingresos y gastos del mamotreto llamado
gobierno mexicano.
***
(...)
Tiene mucha razón, nuestro egoísmo ancestral nos mantiene lastrados. Sólo
quisiera agregar que quien exige limpieza en la calle, debería dar ejemplo de
lo mismo en su casa. El fracaso de nuestros líderes está fincado en su
demagogia. En tal caso, el Sr. Peña debería empezar su sexenio con reformas
menos mediáticas y más contundentes, que incluyan a todo el aparato de Estado.
La sociedad necesita una prueba de cambio para aceptar los cambios que se le
imponen. Necesitamos un sentimiento de equidad.
***
(...)
En la publicación de hoy, me llama mucho la atención la parte (...) que
refiere: "La demagogia es práctica común de los políticos, pero tampoco es
ajena a la sociedad", relacionada con aquella que dice "No se puede
exigir golpear al crimen organizado donde le duele -esto es, en los recursos
malhabidos-, pero ampararse contra las medidas antilavado de dinero".
Son
muchas las personas, físicas y morales, susceptibles de realizar actividades
vulnerables en los términos del artículo 17 de la Ley Federal para la
Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita.
(...) Me ubicaré en aquellas en las que el fedatario público, sin ser agente de
actividades vulnerables, sí interviene en ellas. Al respecto la ley que nos
ocupa tiene, en mi opinión, aparentes contradicciones, disposiciones confusas y
atribuciones que rebasan los más elementales principios del derecho.
Muy
brevemente, (...) en el artículo 6 de la ley se habla de que la Secretaría
tendrá una serie de facultades que, en el reglamento respectivo, las remite al
Servicio de Administración Tributaria, quien se encargará de ejercerlas. Luego
entonces las disposiciones del reglamento están por encima de la ley.
En
otro supuesto la ley obliga a quienes realizan actividades vulnerables
(articulo 18, Fracción I), "identificar a los clientes o usuarios con
quienes se realicen las propias actividades sujetas a supervisión y verificar
su identidad basándose en credenciales o documentación oficial...". En
este sentido, el gobierno (...) no ha tenido la capacidad para proporcionar a
cada ciudadano una Cédula de Identificación Personal, (...) documento idóneo
para atender la obligación que nos impone a través de la ley en comento. La
credencial de elector no es el documento que debiera aplicar ya que fue
diseñado exclusivamente para votar en las elecciones. (...) El pasaporte
acredita nuestra nacionalidad respecto a extranjeros y así podríamos mencionar
otros por el estilo. En un amparo, cualquier abogado principiante ganaría la
suspensión definitiva.
En
otro caso, en el artículo 3 del reglamento señala que corresponde a la Unidad
de Inteligencia Financiera interpretar para efectos administrativos la ley, el
presente reglamento, las reglas de carácter general... y así le puedo mencionar
muchos otros más, pero no es el punto.
(...)
No me opongo a su cumplimiento. Y es más, desde el día uno debiéramos de
habernos dado de alta en el portal pero, por problemas técnicos de ellos, no ha
sido posible hasta el día de hoy aproximadamente a las doce del mediodía.
(...)
Después de todo lo anterior, no se nos puede comparar con los maestros de la
CNTE. En esta ley, su reglamento y otras disposiciones relativas aplicables,
así como en las reformas educativa, hacendaria y energética, desde mi
perspectiva, ha faltado manejo político y de comunicación. Doce años de
alternancia y, a querer o no, los medios de comunicación han hecho de este país
otro México. Querer seguir manejándolo a la manera de hace quince años, es un
error.
***
Clarísima
verdad ante la cual la sociedad debe definirse y hacerse cargo de la misma.
***
Se
perciben brotes de hartazgo, enfado, coraje, (...) gritos reprimidos de: ¡hasta
aquí! En muchos estados (...) éstos ya se han manifestado de forma violenta,
pero (...) han sido esporádicos y espontáneos. Muchas comunidades están hartas
de lo que sucede. Sus necesidades están rebasando el miedo a la autoridad y al
crimen organizado. Y es que en la manera como viven y en la escasez en que
están viendo crecer a sus hijos, aunque no lo parezca, son conscientes de que
el futuro (...) puede ser peor que su presente. Por ello, muchos están
dispuestos a dar lo único que tienen: ¡sus vidas! Si estos casos, hasta ahora
aislados, encuentran un punto común, un detonador que los una y exaspere hasta
un punto sin retorno, estaremos viviendo una convulsión social de mayores
proporciones.
***
Sobra
agradecer a quienes benefician al Sobreaviso con su lectura.
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