La
consecuencia en el balance de poder mundial es poca, porque Estados Unidos va a
seguir siendo el país más poderoso. No merma el caso del espionaje su poder
“duro”, por llamarlo de alguna manera. Todos sabíamos que era algo que se
hacía. De hecho, por ley, los Estados Unidos publican una colección de
documentos secretos que desclasifican después de 30 ó 40 años. Lo que pasa con
WikiLeaks es que es inmediato. El texto fue tomado de http://www.elciudadano.org.mx/
Por Andrés Treviño
http://www.elciudadano.org.mx/index.php/internacional/mexico-y-el-espionaje-norteamericano
Cuando se habla
de espías y espionaje, quizá por la influencia de Hollywood, solemos pensar en
escenarios glamurosos, exóticos, pero no en México. Sin embargo, simplemente
por su situación geográfica, nuestro país siempre ha sido un escenario
importante del espionaje internacional, en particular del norteamericano. ¿Qué
nos puede decir de esta historia poco contada y de cómo han actuado distintos
gobiernos mexicanos ante el trabajo de inteligencia de Estados Unidos?.
Lo
que yo encontré en mi investigación sobre la relación México-Cuba, es que
evidentemente hay una actividad muy intensa de recopilación de inteligencia por
parte del gobierno mexicano y del estadounidense.
En
el caso del régimen cubano, desde los sesenta existe una actividad muy fuerte.
Estados Unidos, no sé desde qué año, tiene en México una oficina de la CIA que,
desde luego, está monitoreando todo lo que sucede en relación con Cuba. Yo
supongo que también monitorea lo que sucede con los mexicanos que tienen que
ver con Cuba. Sí hay una actividad importante de espionaje en ese sentido, una
presencia que tiene vínculos desde el más alto nivel, que son los presidentes.
Espionaje telefónico, en oficinas, etc.
Por
ejemplo, a todos los exiliados que venían de Cuba y pasaban por México para ir
a Estados Unidos, se les conocía perfectamente y se sabía qué hacían, quiénes
eran, dónde trabajaban, cuándo entraban y cuándo salían.
Estoy
absolutamente segura de que México ha sido un objeto de espionaje desde hace
mucho tiempo por parte del gobierno estadounidense.
Primero Julian
Assange con WikiLeaks, y luego Edward Snowden, han sacado a la luz pública
información comprometedora, métodos y estructuras de espionaje, que el gobierno
norteamericano no quería que se supieran. ¿Cómo quedan paradas las relaciones
internacionales de Estados Unidos después de esto y qué consecuencias tiene en
el balance de poder mundial?.
La
consecuencia en el balance de poder mundial es poca, porque Estados Unidos va a
seguir siendo el país más poderoso. No merma el caso del espionaje su poder
“duro”, por llamarlo de alguna manera. Todos sabíamos que era algo que se
hacía. De hecho, por ley, los Estados Unidos publican una colección de
documentos secretos que desclasifican después de 30 ó 40 años. Lo que pasa con
WikiLeaks es que es inmediato.
Como
decía, creo que en términos del poder “duro” de Estados Unidos, el caso de
espionaje no tiene muchas consecuencias. Las consecuencias las tiene en el
poder que se llama “suave”, que son los valores, la imagen que proyecta Estados
Unidos al mundo. Desde luego ahí sí tiene consecuencias importantes, porque es
poner sobre la mesa actividades que son, de alguna manera, antidemocráticas y
antiliberales, mientras que Estados Unidos se plantea como la potencia
democrática y liberal. De pronto, resulta que no hay un respeto a la privacidad
del individuo. Esto pone a Estados Unidos en condiciones un poco vergonzosas.
Evidentemente van a tener que tomar medidas para restringir cierto tipo de
espionaje y para protegerse de otro tipo de espionaje.
Fue
muy interesante ver lo que dijo uno de los directores de la National Security
Agency (NSA) la semana pasada: “esto lo hemos hecho siempre y lo vamos a seguir
haciendo, porque es la seguridad de los Estados Unidos la que estamos
defendiendo”. Sí creo que se puso
en aprietos a la diplomacia estadounidense, pero no me parece que vaya a haber
muchas consecuencias.
Ha sido
particularmente delicado el tema del espionaje electrónico de la NSA hacia
“gobiernos amigos”. Si aceptamos la premisa de que “información es poder”, ¿es
válido pensar que hay una estructura de poder entre Estados Unidos y sus
aliados que se está viendo afectada?.
El
problema principal es el espionaje hacia los aliados, no hacia los enemigos,
con quienes de alguna manera es más aceptable. No va a haber tanta afectación
porque, como bien lo dijo el gobierno de Estados Unidos, mucha de esa
inteligencia se recabó, no por los Estados Unidos, sino por los gobiernos
aliados. Ellos también espiaban a ciertas personas en sus países y compartían
la inteligencia.
Lo
que va a suceder es una redefinición de las reglas, cómo se espía, a quién se
espía y qué tipo de información se comparte entre aliados.
En
efecto, información es poder, pero dudo mucho que Estados Unidos vaya a
quedarse sin la información que tanto le importa. Se van a replantear las
reglas del juego, pero va a seguir habiendo una colaboración importante. A lo
mejor va a cambiar algo como no espiar el celular de Ángela Merkel, pero, por
ejemplo, se va a compartir información de comunidades musulmanas en los países
aliados, porque eso le importa tanto al gobierno de Gran Bretaña, de Francia,
de Alemania, como al gobierno de Estados Unidos.
Comparada con la
reacción de otros países, en especial la de Brasil (que además de cancelar el
encuentro de Dilma Rousseff con Barak Obama y denunciar el espionaje
norteamericano en la ONU, ha anunciado medidas concretas para blindarse contra
el espionaje electrónico), se dice que la respuesta de México ha sido lenta y
tibia, aunque ahora el gobierno se jacta de que, gracias a este manejo, somos
el único país que ha obtenido el compromiso verbal de Obama de hacer una
investigación al respecto. ¿Qué opina sobre esto? ¿Se ha obtenido una ventaja
real, se puede confiar en que va a haber una investigación con resultados en
Estados Unidos y, en todo caso, eso de qué le servirá a México?.
Ahí
yo tengo posiciones encontradas. Hay quien dice que la reacción de México ha
sido tibia, pero creo más bien que fue discreta. No podemos saber realmente
cuál fue la reacción a puerta cerrada.
En
ese momento pensé: “bueno, está bien no hacer de ese asunto ‘El Tema’ de la
relación bilateral, porque no le va a servir a ninguno de los dos países”. El
gobierno mexicano siempre ha sabido que se le espía y siempre se le va a
espiar, por razones muy obvias: tenemos una relación tan compleja, tan difícil,
hay tan poca confianza hacia muchas instancias del gobierno mexicano por parte
de Estados Unidos, que es algo que sucede. De todos modos, considero que sí tiene
que haber una reacción fuerte, aunque sepamos que va a seguir pasando, porque
ni modo de no tenerla. Para un país que se dice soberano, tiene que haber un
reclamo enérgico. En ese sentido, el gobierno quizá podría ser más asertivo en
su queja y no pasaría nada, porque los Estados Unidos entienden que México se
tiene que quejar.
En
cuanto a la reacción de Dilma Rousseff, hay varios aspectos que tomar en
cuenta. Uno, Brasil está mucho más lejos, tiene un margen de acción, respecto a
Estados Unidos, mucho más amplio que el de nosotros. También es una relación
compleja, pero menos que la nuestra. Y desde luego, no tiene el antecedente de
la Iniciativa Mérida, que abrió la puerta a que vinieran agencias de Estados
Unidos a hacer un tipo de labor de inteligencia que el gobierno mexicano no
podía hacer.
Imaginemos,
por ejemplo, que el gobierno mexicano hubiese cancelado una reunión con el
presidente de Estados Unidos. No lo veo plausible. Para México es tan
importante esta relación que tiene que preservarla.
En
el caso mexicano, yo creo, (y esto no lo sé, tendríamos que preguntárselo a
quienes están tomando las decisiones), sí puede haber una negociación no tan
visible. Puede haber cierto tipo de acuerdo, decir: colaboramos en labores de
inteligencia hasta este nivel y esto otro nos comprometemos a no espiarlo.
Es
decir, sí se vale recopilar inteligencia contra el crimen organizado, los
narcotraficantes, etcétera, pero hay niveles en donde el gobierno mexicano
tiene que protegerse y tiene que protestar.
Después de haber
abierto la puerta a la inteligencia norteamericana con la Iniciativa Mérida,
¿no es un poco ingenua la reacción de Calderón de sentirse indignado ahora, no
era obvio lo que podía pasar?.
Sí,
absolutamente. Creo que fue una sobre reacción. Además, él es el que sabe qué
fue lo que se permitió y lo que no. Aunque yo no diría ingenuo, creo que quiso
hacer de este tema algo importante, no lo logró afortunadamente, y creo que
realmente quien quedó en evidencia fue él.
El gobierno
norteamericano ha comentado que los problemas en la relación bilateral
México-Estados Unidos causados por las revelaciones de espionaje serán tratados
en privado por los dos gobiernos. ¿Qué sentido puede tener esto?
Pienso
que se trata de no hacer de este tema algo que pueda deteriorar la relación
bilateral. Por eso se opta por la vía privada, secreta para el público general,
como nosotros. Creo que es importante no contaminar la relación con un tema
como este, dada la complejidad de la relación bilateral y que finalmente el
gobierno mexicano ha demostrado, desde el inicio de este sexenio, que quiere
tener una posición mucho más constructiva en su relación con Estados Unidos. Yo
creo que de esta manera se puede lograr algo más que si se va directamente al
pleito.
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